domingo, 28 de febrero de 2010


CRUELDAD, HIPOCRESIA Y MENTIRA
Por: Lcdo. Sergio Ramos

Crueldad, Hipocresía y Mentira son tres de los muchos vicios que caracterizan las dictaduras.

En la medida que la dictadura es mas férrea, mayor es la magnitud en que se manifiestan estos defectos y en los regímenes totalitarios llegan a sus máximos niveles.

Recién acabamos de verlos manifestarse en Cuba tras el vil asesinato del preso de conciencia Orlando Zapata Tamayo.

Este valiente obrero de la raza negra se declaró en huelga de hambre demandando, no solo el trato humanitario a los presos políticos en Cuba, sino el respeto para los derechos humanos y reclamando la libertad y la democracia para el pueblo cubano.

La crueldad no se hizo esperar. Es la expresión perversa de la ira de aquellos que actuando desde la sin razón, recurren a la violencia contra quienes se les enfrentan con la verdad.

Los relatos de su madre, Reyna Tamayo son tétricos. Esposado y debilitado por los efectos de la abstinencia fue objeto de palizas. Los déspotas suelen creer erróneamente que los asistidos por la razón amparada en las ideas de justicia y el coraje de los decididos por un ideal justo y noble, pueden aplacarse a porrazos.

Se volvieron a equivocar. Zapata se irguió sobre los perros de presa que le acosaban y los enfrentó indoblegable con mas ahínco en su huelgario propósito.

Los esbirros cobraron la más ciega rabia y le privaron lo único que ingería: El agua. Por unos 18 días no le dieron el tan preciado líquido. Pero sus victimarios volvieron a tropezar con la fuerza de la dignidad que enviste a los héroes forjadores de libertades. El siguió firme en su huelga. El resultado fue el daño irreparable a sus riñones. Y aún así, estoico y valiente continuó firme en su propósito. Fue ya en las últimas de su debilitada vida cuando lo llevan a un hospital, segregándolo de sus familiares, sobre todo de su madre, quien no pudo hablar con él. Orlando Zapata Tamayo muere… Miento: ¡VIVE!

Vive en la conciencia del pueblo esclavizado. Vive en la memoria de sus hermanos de lucha. Vive en el ejemplo que impulsa ya a otros a seguir el camino glorioso del sacrificio por la patria, desde las cárceles y desde una casa aislada en una ciudad del centro de Cuba, donde otros cubanos se declaran en huelga de hambre retomando la antorcha de la lucha por la libertad de Cuba. Orlando Zapata vive…”porque morir por la Patria es vivir”.

Con su muerte, el mundo parece haber abierto algo los ojos y empieza a despertar de la hipnosis mendaz de la propaganda del régimen. El dictador de turno al percibir el viraje de la opinión pública “lamenta la muerte”…¿Lo lamenta? ¿Cómo se atreve? Que puede lamentar quien, a lo largo de cincuenta años y algo mas, pesan en su aval miles de muertos ejecutados por un carácter cruel, insensible e inmisericorde. ¡Hipócrita! Lo que lamentas es el efecto adverso de tu perverso error. El mundo se ha dado cuenta de que Raúl Castro – el dictador sustituto -- es un hipócrita.

El régimen acosado por la verdad que le impacta, tiene que distorcionar la realidad, como si la verdad infalible de los hechos pudiera alterarse eternamente por la ficción de una esmerada propaganda. Entonces, los opresores recurren al descrédito. Con mendaz cinismo llaman al héroe” delincuente” sin darse cuenta que el epíteto rebota contra ellos como la luz en un espejo. ¡Mentirosos!

El “delito” de Orlando Zapata Tamayo, es el mismo que cometen los patriotas que se lanzan al ruedo por hacer libres a sus pueblos. El mismo “delito” que cometió José Marti,
Simón Bolívar, Jorge Washington, José de San Martín, Antonio José de Sucre, Benito Juárez, Juan Pablo Duarte, Bernardo O’Higgins, y toda una pléyade de héroes que hicieron libres a sus pueblos. Su “delito” fue el mismo de Pedro Luís Boitel, quien hace unos cuarenta años, le precedió en el mismo camino con la misma resolución y destino fatal.

Ese “delito” se llama dignidad. Ese “delito” es patriotismo. Eso no es delito, tirano, sino deber bien cumplido que honra al patriota, ejemplifica entre los hombres de buena fe y traza caminos de lucha al pueblo esclavizado que aspira a un mejor futuro en libertad.

Orlando ha sentado pauta. Ha señalado la ruta: El camino a seguir es la rebeldía constante e incansable de todos y cada uno de los cubanos en persistente desobediencia y confrontación contra la dictadura hasta que el tirano y sus secuaces se desplomen estrepitosos de los pedestales y resurja de las cenizas de los héroes, en el fértil suelo de la patria, el sueño de Orlando Zapata de tener una patria libre de todos y para todos los cubanos.

Entonces y solo entonces los cubanos podremos disfrutar de las virtudes de la legalidad, honestidad y sinceridad que asiste a los gobiernos donde la libertad y dignidad del hombre constituyen la primera ley de la república.

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