domingo, 24 de junio de 2018

¿CONSTITUCION O IMPOSICION?



¿CONSTITUCION O IMPOSICION?
Por: Lcdo. Sergio Ramos
La dictadura cubana ha convocado a su seudo-parlamento para hacer enmiendas a la llamada Constitución Socialista de Cuba de 1976. La misma se hará bajo la dirección del General Raúl Castro, mientras que el recién seleccionado presidente Miguel Díaz Canel, fungirá de vice-presidente de dicha asamblea. Prueba fehaciente y clara de quien sigue realmente mandando en Cuba.
En la realidad, la constitución vigente en Cuba, así como las posteriores enmiendas que se le realizaran en 1992 y 2002, no responde a una legítimamente refrendada por el pueblo, debido a que todo el proceso de discusión y aprobación estuvo viciado por la ausencia de participación de las todas las tendencias opositoras del país y carente de la libre discusión de las ideas, planteamientos y propuestas. Tampoco hubo representación en aquella constituyente de otras posiciones políticas e ideológicas contrarias al oficialismo, sino que fue discutida y aprobada en una asamblea cuyos integrantes todos, respondían al único partido gobernante, el Partido Comunista de Cuba. Y para añadir más a su carácter ilegitimo, el proceso de referéndum para su aprobación estuvo viciado por la total falta transparencia, toda vez que el organismo electoral estaba absolutamente controlado por el mismo ejecutivo gobernante que redactó. 
Ante teles hechos, constituye un eufemismo hablar de la existencia de una constitución en Cuba. En realidad, es la imposición de un ordenamiento jurídico para establecer leyes conducentes a la conculcación de los derechos humanos y las libertades fundamentales del pueblo y garantizar la entronización de una casta gobernante a través de un solo minoritario partido, que advino al poder por la fuerza y que, por virtud de tal impositiva legislación, pasó ser un ilegítimo poder superior al estado cubano.
Por tales motivos, la mal llamada Constitución de Cuba y sus enmiendas posteriores, al igual que la actualmente pretendida por el régimen, es ilegítima y nula ‘ab initio’.
De hecho, la impuesta constitución contiene una serie de artículos que por sí constituyen violaciones institucionales de los derechos humanos de los ciudadanos cubanos. Entre los que más se destacan son:
El artículo 5, que otorga al Partido Comunista un rol supremo en la conducción de la vida nacional por encima del estado y del gobierno. Este establece que: “Artículo 5.- El Partido Comunista de Cuba, martiano y marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista.” (Énfasis nuestro).
Esta norma atenta contra la propia naturaleza de toda sociedad que es la pluralidad; además, viola el derecho del pueblo a elegir libremente a quienes serán sus gobernantes; e impide la representación de las otras tendencias políticas del país en el gobierno, pues excluye a los demás partidos, concediendo la exclusividad de gobernar al minoritario Partico Comunista, invistiéndole con poderes superiores al poder del estado.
La otra disposición opresiva es el Artículo 62, el cual citamos: “Ninguna de las libertades reconocidas a los ciudadanos puede ser ejercida contra lo establecido en la Constitución y las leyes, ni contra la existencia y fines del Estado socialista, ni contra la decisión del pueblo cubano de construir el socialismo y el comunismo. La infracción de este principio es punible”. (Énfasis nuestro).
Esta disposición coercitiva es por sí sola, violatoria de los derechos humanos de todos y cada uno de los ciudadanos cubanos, al prohibir y penalizar el ejercicio de sus libertades y derechos civiles que la propia constitución concede, cuando estos se ejercitan para exponer y procurar una posición distinta y/o contraria a los lineamientos y fundamentos del régimen. 
Por su parte el Artículo 3, al párrafo tercero, establece la inamovilidad e irrevocabilidad del régimen totalitario impuesto en Cuba. Este textualmente dice que: “El socialismo y el sistema político y social revolucionario establecido en esta Constitución, probado por años de heroica resistencia frente a las agresiones de todo tipo y la guerra económica de los gobiernos de la potencia imperialista más poderosa que ha existido y habiendo demostrado su capacidad de transformar el país y crear una sociedad enteramente nueva y justa, es irrevocable, y Cuba no volverá jamás al capitalismo”. (énfasis nuestro)
El contrasentido mayor de que adolece esta norma es fundarse en el falaz supuesto de la inmovilidad de los procesos evolutivos de la sociedad y de la historia, los cuales están en constante cambio. En segundo lugar, el objetivo de la norma es violatoria del derecho humano de los ciudadanos, pues pretende atar la voluntad del pueblo para favorecer el interés particular de la oligarquía gobernante, con el fin de perpetuar en el poder a éstos y a sus sucesores. Y, en tercer lugar, porque de su faz, la norma coarta el derecho del pueblo a elegir el tipo y forma de gobierno y a cambiarlo cuando entienda pertinente, lo que de por sí, viola el derecho del pueblo a su autodeterminación y soberanía.
Estos tres artículos citados, entre otras muchas otras disposiciones que contiene la magna carta del régimen totalitario, son completamente inaceptables en un ordenamiento jurídico que pretenda ser realmente una constitución que esté basada en la salvaguarda de los derechos humanos y las libertades del pueblo, así como también, en la forja de una sociedad inclusiva de todas las tendencias políticas, sociales y económicas del país.
Por cuanto, esto nos lleva a concluir que bajo las actuales disposiciones violatorias de los derechos humanos y libertades fundamentales del pueblo cubano que contiene la magna norma impositiva del régimen, sumada a la total carencia de verdadera representación y participación en libertad y plenitud de derechos de las distintas vertientes del pensamiento del pueblo cubano, como sociedad plural que es, y unida a la ausencia de mecanismos imparciales y transparentes en los procesos electorales que garanticen su libre refrendación por el voto libre y universal de todo el pueblo, tales pretendidas enmiendas a la ilegitima constitución, serán realizadas más con finalidades cosméticas y acomodaticias de la casta gobernante, que para abrir la sociedad cubana a la libertad, la democracia y al respeto pleno de los derechos humanos, por lo que constituirán otra inaceptable imposición de la dictadura.
En consecuencia, el pueblo cubano está entrampado en otro teatral capricho de la dictadura, para llevarlo a una farsa de referéndum, que tiene como propósito continuar bloqueando cualquier salida real hacia un futuro verdaderamente libre y próspero para el pueblo. Porque al fin de cuentas, de prevalecer los votos por ‘si’, tendría el efecto de  avalar la dictadura y la entronización de la casta en el poder; y, si por el contrario, prevalece el voto por el ‘no’, implicaría dejar en pie en todos sus términos y condiciones, un ilegítimo embeleco jurídico que ellos osadamente llaman constitución, el cual, además de institucionalizar la opresión que sufren los ciudadanos y dejar en el poder a la oligarquía comunista, contraviene los mejores intereses y aspiraciones de libertad, paz, progreso y bienestar del pueblo cubano.

Cuba no necesita enmiendas cosméticas, ni farsas electoreras, sino un cambio real y profundo hacia un verdadero estado de derecho verdaderamente democrático, inclusivo y justo.
Lo que hace falta es exigir y procurar un cambio radical del sistema, a través de la salida del poder de todos los actuales opresores, para así poder convocar a una verdadera asamblea constituyente del pueblo cubano, en donde estén verdaderamente representadas todas las tendencias del pensamiento político, social y económico de la nación y cuyo producto constitucional se someta a referéndum a través del voto de los cubanos todos, dentro y fuera del país, de modo que sea una votación verdaderamente universal, libre y transparente de todo el pueblo cubano. Solo así Cuba tendrá una verdadera y legítima constitución. Lo demás es una inaceptable imposición.
San Juan, Puerto Rico a 6 de junio de 2018



sábado, 2 de junio de 2018

DOS PUEBLOS CONTRA UN MISMO ENEMIGO



DOS PUEBLOS CONTRA UN MISMO ENEMIGO
Por: Lcdo. Sergio Ramos
El hecho de que las pasadas farsas electorales realizadas en Cuba y en Venezuela se efectuaran en los días conmemorativos de la independencia del uno con el otro: El 19 de abril, día de la independencia de Venezuela, fueron las de Cuba; mientras que el 20 de mayo, día de la independencia de Cuba, fueron las de Venezuela. No es casualidad, sino premeditada causalidad. Es prueba de un claro mensaje de cuan profundamente entrelazadas están las dictaduras de Raúl Castro y su títere Manuel Díaz Canel y la de Nicolás Maduro.
Ambos son parte de un mismo perverso engendro que conforman un eje político-económico-militar, que tiene como finalidad primaria, la imposición del totalitarismo castro-chavista en ambos países y su esparcimiento por toda Latinoamérica, como ya lo ha hecho en los casos de Nicaragua y de Bolivia y la cual, actualmente amenaza seriamente y con inminencia a México y a Colombia. Un cáncer político que ha hecho metástasis por todo el hemisferio occidental como consecuencia del craso error de no haber extirpado la tiranía castrista a tiempo, cuando esta era todavía débil y estaba surgiendo.
Es harto conocido que la dictadura de Nicolás Maduro, a pesar de la económica por la que atraviesa Venezuela, envía sustancial ayuda económica y energética a la dictadura castrista para sufragar la opresión al pueblo cubano. Del mismo modo, es evidente como la dictadura de los Castro envía tropas y armas a la dictadura chavista para oprimir al pueblo venezolano.
También es de conocimiento mundial como en el plano internacional los regímenes dictatoriales de Cuba y Venezuela se apoyan y ayudan mutuamente. Como también es conocido que ambos regímenes están unidos en el perverso propósito de expandir el totalitarismo castro-chavista por toda la América Latina, desmantelando las democracias de este hemisferio.
Los dos tiranos conforman un mismo nocivo entramado de poder. Ambos son el mismo enemigo de la libertad de Cuba y de Venezuela.
Los dos pueblos, el cubano y el venezolano, se confrontan contra un mismo enemigo que los oprime, los empobrece, los hambrea, los persigue, los encarcela y los mata para que sobre los hombros de sus explotados ciudadanos asentarse una tiranía regida por una exclusivista casta de gobernantes que cada día se enriquecen más a costa de la explotación de sus ciudadanos.
En consecuencia, tanto para los cubanos como para los venezolanos, el enemigo es el mismo, es uno: el castro-chavismo. Por tal razón, se hace imperativo que las oposiciones democráticas de dichos pueblos, dentro y fuera de ambos países, cierren filas contra la tiranía opresora, para poder derrotar a los tiranos y reestablecer la verdadera libertad y democracia en Cuba y en Venezuela.
Esto implica cerrar juntos filas para solidarizarnos el uno con el otro, apoyarnos y ayudarnos en las tareas libertarias mutuamente, coordinar esfuerzos, trabajos y acciones encaminadas a la erradicación de ambas tiranías.
De hecho, un paso en esta dirección se está dando en Puerto Rico a través de la Alianza Cubano Venezolano por la Democracia. Los exiliados cubanos y venezolanos en la Isla del Encanto, ya  están trabajando juntos en pos la libertad y la democracia para ambos pueblos y han producido un pacto, que se ha dado a llamar el Pacto de San Juan, que en síntesis se comprometen ambos a apoyarse y ayudarse y a coordinar esfuerzos mutuamente hasta lograr la liberación de ambos pueblos, con el compromiso de que el primero que se libere continuará ayudando y luchando hasta que se libere el otro del yugo opresor y se restablezca la verdadera democracia.
Y es que donde quiera que exista un lugar donde residan exiliados cubanos y venezolanos, debemos juntarnos para luchar contra el enemigo común. Del mismo modo, también las oposiciones en el interior de ambos países para apoyarnos y así, confrontar con mayor fuerza y efectividad a las tiranías de La Habana y de Caracas.
Juntos tendremos la fuerza necesaria para terminar de raíz el totalitarismo comunista del castro-chavismo y frenar el avance de las fuerzas anti-democráticas. Juntos tendremos el poder para devolverle la libertad, la paz, el progreso y la democracia a los pueblos de Cuba y Venezuela y salvar la América Latina de la expansión del totalitarismo castro-chavista.
San Juan, Puerto Rico a 25 de mayo de 2018.