sábado, 7 de diciembre de 2019

HAY QUE ACOMETER MAS ALLA DE LAS SANCIONES



HAY QUE ACOMETER MAS ALLA DE LAS SANCIONES

Por:  Lcdo. Sergio Ramos
El gobierno de los Estados Unidos ha incrementado las sanciones contra el régimen dictatorial de Cuba, no solo por las continuas violaciones a los derechos humanos que sufre el pueblo cubano de parte del régimen castrista, sino también por su constante intromisión en los países Latinoamericanos con el propósito de desestabilizar y derrocar las democracias del continente, para establecer regímenes totalitarios similares al que impera en Cuba, tal como lo ha hecho en Nicaragua y Venezuela. De hecho, en estos momentos Latinoamérica esta convulsa por la agitación castro-chavista. Las democracias de Chile, Colombia, Ecuador, entre otras están amenazadas.  En Argentina retorna el kitcherismo, un aliado del castrismo y en México el gobierno es marcadamente pro-castrista y muy sutil y lentamente, se encamina hacia el modelo venezolano. Todos ellos dirigidos por la dictadura castrista desde La Habana.
El régimen de Cuba se ha convertido en una serpiente que estrangula y envenena las libertades y el progreso de los pueblos latinoamericanos. Cuba es la cabeza de la serpiente, o se le corta o perecerá América.
Toda sanción contra la dictadura castrista procede, y es necesaria, como cuestión de legítima defensa contra la socavación e intervención expansionista del castrismo en el continente americano. Pero las sanciones por si solas, no derrocan dictaduras totalitarias, solo limitan sus capacidades.
El hecho de aplicar sanciones políticas, económicas y comerciales equivalen al acto de sitiar una fortaleza; pero si estas no se asaltan, no se derrotan, sobre todo si el grado de obstinación y agresividad para resistir de los sitiados es alto, como lo es en el caso de los gobernantes opresores del pueblo cubano. De hecho, la dictadura castrista lleva sesenta años sobreviviendo bajo sanciones de los Estados Unidos y otras menos fuertes de Europa y otros países.
La historia está llena de ejemplos de fortalezas sitiadas que prevalecieron por no ser o no poder ser asaltadas por sus sitiadores. He aquí algunos de ellos, salvando las distancias en el tiempo y las circunstancias:
En el 216 a.C. Aníbal Barca invade la península Itálica durante la Primera Guerra Púnica y tras vencer a los romanos en la Batalla de Cannas, desaprovechó el momento de su gran victoria y no asaltó y tomó la ciudad de Roma donde radicaba el centro de poder de los romanos, lo que hizo posible que Roma sobreviviese, para al final, Cartago ser invadida y destruida por los romanos.
Otro ejemplo: Entre el 27 de septiembre y el 14 de octubre de 1529 los otomanos bajo el mando de Soleiman I sitiaron a Viena, sin embargo, las tropas turcas no pudieron asaltarla y al final tuvieron que retirarse.
Entre el 18 de mayo al 11 de septiembre de 1565 los otomanos sitiaron la Isla de Malta, pero no pudieron tomarla, dando tiempo a que llegasen los refuerzos de la flota española enviada por Felipe II, rey de España. Los otomanos fueron derrotados.
En marzo de 1741 Cartagena de Indias fue sitiada por la flota inglesa, pero los ingleses no pudieron tomar sus fortalezas y Cartagena sobrevivió gracias a la obstinada defensa del almirante español Blas de Lezo.
Más reciente aún. En 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, Adolfo Hitler, asedió a Inglaterra, cercándola con su flota de submarinos y bombardeándola con constantes ataques aéreos de la Luftwaffe, pero nunca sus tropas pudieron desembarcar para tomarla; en consecuencia,  los británicos pudieron recibir la ayuda y refuerzos de los Estados Unidos y tras rechazar el asedio alemán, al final, fueron los aliados, americanos, canadienses y británicos los que invadieron a los alemanes, siendo estos últimos derrotados.
La historia nos enseña, que el efecto de asediar y no asaltar una fortaleza o país, puede tener efectos contraproducentes para los asediadores; porque en el tiempo transcurrido, en la medida este sea más largo, tiene en los atacantes un nocivo efecto desmoralizador a causa del cansancio y la frustración ante la falta de un resultado victorioso. Además, da lugar a que los sitiados puedan recibir refuerzos y ayudas de sus aliados que malogren los propósitos de los asediadores y salven a los sitiados.
Cuba ha tenido 60 años de sanciones de los Estados Unidos, sin asalto, ni medidas directamente encaminadas al derrocamiento de la tiranía castrista, con la sola excepción de aquel realizado por la heroica Brigada 2506 el 17 de abril de 1961, pero que, al ser traicionados, cuando les negaron en plena batalla los refuerzos prometidos por el presidente John F. Kennedy, causando su derrota; lo cual tuvo el nocivo efecto de que afianzó a la dictadura castrista en el poder.
Afianzamiento que fue remachado durante la Crisis de los Cohetes en octubre de 1962, por virtud del llamado Pacto Kennedy-Khuchev; donde a cambio de que Rusia desmantelara y sacara los misiles con cabezas nucleares de Cuba, los Estados Unidos, se comprometió con la extinta Unión Soviética a no permitir acciones desde territorio estadunidense, ni desde terceros países contra la dictadura castrista. Pacto sobre el cual se subrogó Rusia asumiendo la posición de la URSS tras la desaparición de esta última. Al presente, no hay nada que indique que este pacto no continúe en plena vigencia.
Hoy, el cáncer del castrismo se ha propagado por toda la América. Cuba domina a Venezuela y Nicaragua a través de gobiernos títeres. Mientras Bolivia, en estos instantes, lucha por su libertad y su democracia con gallardía y coraje.  La América Latina atraviesa por un momento muy crítico y peligroso.
Es preciso que de una vez y por todas, las naciones democráticas de América y Europa pasen de la pasividad de las sanciones, a la acción directa y acometer con  políticas y hechos contundentes a las dictaduras pro-castristas en el continente, con el propósito, expresamente dirigido, a extirpar de la América Latina, de una vez y por todas, el cáncer del totalitarismo castro-comunista.
 San Juan, Puerto Rico, a 30 de noviembre de 2019


domingo, 24 de noviembre de 2019

¿QUIEN DIO UN GOLPE DE ESTADO EN BOLIVIA?




¿QUIEN DIO UN GOLPE DE ESTADO EN BOLIVIA?
Por: Lcdo. Sergio Ramos
El pueblo de Bolivia salió a las calles enardecido por el fraude electoral que cometió Evo Morales, a quien ya anteriormente el pueblo le había negado, en un plebiscito anterior, el derecho a la reelección para un tercer mandato. Aun así, no empece al mandato del pueblo, el dictador Evo Morales se postuló. Pero al verse derrotado por el voto popular, alteró los resultados electorales a su favor. Fue la intervención de la Organización de Estados Americanos, por disposición de su secretario general Luis Almagro, quienes destaparon el fraude, lo que provocó la ira del pueblo boliviano tirándose a las calles exigiendo la salida de Evo Morales.
Una vez en las calles, la policía y los militares, se solidarizaron con el pueblo, lo que forzó al dictador pro-castrista Evo Morales a renunciar junto a todo su gabinete y exiliarse en México.
La reacción de la extrema izquierda no se hizo esperar. La propaganda pro-castrista está tratando de hacer ver aquella salida de Morales del poder como un golpe de estado. ¿Pero realmente fue un golpe de estado?  Y si lo fue, ¿Quién en verdad dio el golpe?
Veamos. En un proceso electoral democrático deben darse una serie de condiciones para su legitimidad.  Primero, la transparencia en cuanto a los procesos electorales, desde la emisión de los votos hasta su escrutinio. Segundo, la garantía de participación de todo el pueblo, respetando el pluralismo en las ideas y participación de los distintos partidos políticos. Tercero, la universalidad, que garantiza la participación en las elecciones de todos los ciudadanos del país. Cuarto, la igualdad participativa en cuanto a la equitativa accesibilidad al pueblo en general, de los distintos candidatos y partidos de las distintas corrientes de pensamiento de la sociedad para hacer llegar sus mensajes, ideas y plataformas políticas a la población.
Partamos del principio de que las elecciones es la expresión de la voluntad del pueblo, puesto que este es el soberano. Cada ciudadano tiene una participación decisionaria como componente de esa soberanía.
Por cuanto, cuando un partido o candidato altera la pureza de los procesos para su beneficio o el beneficio de sus correligionarios de partido, atenta contra la soberanía del pueblo. Ese atentado constituye un acto de ilegalidad porque violenta el orden electoral, lo que equivale a dar, solapadamente, un golpe de estado al soberano, que es el pueblo, o sea, a cada uno de los ciudadanos votantes.
Evo Morales alteró para su beneficio los resultados electorales. Cometio un fraude, con alevosa intención de continuar indefinidamente en el poder; primeramente, desobedeciendo el mandato del referéndum donde se le prohibía aspirar a un tercer mandato presidencial y en segundo lugar, al falsificar y alterar maliciosamente los resultados electorales para aparecer como ganador de la contienda electoral, cuando la realidad es que había perdido. Estos hechos  constituyen un golpe de estado al pueblo soberano. Al pueblo de Bolivia.
Las consecuentes protestas tras el fraude electoral, fueron el clamor de un pueblo exigiendo se respetará la decisión emanada de sus votos. El apoyo de la policía y los militares constituyeron, no un golpe de estado, sino el cumplimiento de la obligación legal de defender la ley y la constitución del país.
Tras la destitución del presidente usurpador, Evo Morales, el poder legislativo de Bolivia siguió el proceso contemplado en la constitución de ese país y, en consecuencia, eligió como presidenta interina de Bolivia a la vicepresidenta segunda del Senado, la senadora Jeanine Añaz; quien ahora es la legítima presidenta de Bolivia, con carácter interino, hasta que se convoquen nuevas elecciones en el término contemplado por la ley y la constitución boliviana.
En consecuencia, de parte del pueblo y los militares, no hubo golpe de estado, sino restitución del orden constitucional que fuera alterado por un golpe de estado contra la soberanía del pueblo que estaba ejecutando Evo Morales.
San Juan, Puerto Rico a 19 de noviembre de 2019


sábado, 16 de noviembre de 2019

LOS 500 AÑOS DE LA HABANA: NO HAY NADA QUE CELEBRAR



LOS 500 AÑOS DE LA HABANA: NO HAY NADA QUE CELEBRAR
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Se conmemoran los 500 años de la fundación de la ciudad de San Cristóbal de La Habana.   Hace cinco siglos, entonces el gobernador de Cuba, Diego Velázquez, trasladó la ciudad del sur de la isla, en las inmediaciones del rio Mayabeque, a la costa norte en las inmediaciones de la bahía que lleva su nombre, el 16 de noviembre de 1519. La Habana sustituyó como capital de Cuba a Santiago de Cuba, el 14 de febrero de 1553. Debido a su estratégica posición geográfica. Durante la conquista, fue el centro de reunión de la flota española, de donde estas emprendían su ruta desde y hacia las demás colonias de España en América. Su importancia estratégica la hizo presa de los ataques de piratas y corsarios, teniendo esta que ser amurallada y fortificada. Y del mismo modo, fue asediada y tomada por los ingleses el 5 de junio de 1762, bajo cuyo dominio estuvo hasta el 10 de febrero de 1763, volviendo a las manos de España por virtud del tratado de paz firmado con Inglaterra en Paris.
La Habana está repleta de historias. De venturas y desventuras. La Habana fue testigo de la libertad de Cuba un 20 de mayo de 1902, cuando se izó por primera vez la gloriosa bandera de la estrella solitaria en el Castillo de El Morro, instaurándose así la República de Cuba. Como también lo fue, hace sesenta años, del día en que un tirano, se puso el disfraz de libertador, entrando en La Habana y bajo el engaño y la mentira, se robó la libertad de un pueblo apropiándose del país, para hacer de Cuba su feudo, esclavizando a todos los cubanos.
Seis décadas después La Habana sigue siendo una ciudad esclava, dominada por un régimen dictatorial y totalitario controlado por una minoritaria casta, entronizada en el poder ilegítimamente por la fuerza.
La Habana sigue teniendo un glamur muy peculiar, que se percibe en sus calles y edificaciones coloniales y en su litoral, con el malecón, su catedral y sus fortalezas coloniales a la entrada de la bahía. Un encanto que atrae y enamora al visitante. Pero detrás de ese glamur, se esconde una triste y horrenda realidad que el régimen trata de ocultar, enmascarando tras sus encantos, el sufrimiento de todo un pueblo.
Un pueblo habanero al que detrás de sus viejas fachadas se les desploman los techos de sus casas. O viven en el hacinamiento a causa de la grave escases de vivienda. Un pueblo habanero que, al igual que todos los cubanos de la isla, tienen que hacer largas colas para adquirir un poco de comida, de combustible y de artículos de primera necesidad. Un pueblo habanero discriminado por la alta cúpula que se regodea de lujos y placeres en sus suntuosas mansiones del reparto Siboney, arrebatadas a sus legítimos dueños por la tiranía.  Un pueblo habanero cuyos trabajadores son explotados por el estado en control de la cúpula privilegiada, teniendo que trabajar por salarios de miseria, y a los cuales se les venden productos en monedas distintas a la que perciben por su sueldo, pues tienen que pagarle al estado en divisas extrajeras.  Un pueblo habanero cuyas familias están separadas por el océano a causa del éxodo que la pobreza y la opresión han generado por sesenta años. O más triste aun, que llora al pasar por el malecón habanero ante el recuerdo de sus hijos, madres, familiares o amigos que sucumbieron en las aguas del Estrecho de la Florida buscando en tierras extrañas, la libertad que se le niega en su amada Habana.
Una Habana que detrás de las fortalezas coloniales esconden la historia de horrendas escenas de dolor de un presidio político inhumano e injusto por demás y el recuerdo de un macabro paredón, todavía vivo en la ley, donde tantos habaneros y cubanos de toda la isla fueron asesinados por pensar diferente a los opresores del pueblo; por reclamar la libertad que les arrebataban. Una Habana en donde todavía continua tras, los cuarteles y en los centros del poder policiaco, las detenciones arbitrarias y las torturas a quienes reclaman la libertad. En donde a las mujeres se les golpea y encarcela por salir a la calle vestidas de blanco, clavel en mano, a una misa, para pedir por la libertad de los presos políticos y el respeto a los derechos humanos.
A esa Habana, cuyo 500 aniversario pretende el régimen dictatorial festejar con bombos y platillos, ocultándole al mundo la tragedia de los habaneros tras una máscara glamorosa que produce el casco histórico, los hoteles de lujo solo para extranjeros y los pintorescos lugares turísticos.  
Tras esos cantos de sirena, allá van a festejar los reyes de España, dignatarios de gobiernos extranjeros, artistas famosos, y turistas exaltados por la publicidad de los medios de comunicación y las agencias de viaje. Visitantes que, con culposa indolencia o negligente ignorancia, se ponen una venda en los ojos para no ver, tapones en los oídos para no oír, y mordazas en la boca para no hablar, del dolor y la injusticia que padece todo un pueblo.
Sin embargo, tras la máscara, la realidad de La Habana es de dolor. Hay un pueblo habanero, que junto al de toda Cuba, sufre y llora. Por eso, en La Habana, no hay nada que celebrar.  
San Juan, Puerto Rico a 9 de noviembre de 2019




sábado, 19 de octubre de 2019

MAS DE LO MISMO CON Y POR LOS MISMOS



MAS DE LO MISMO CON Y POR LOS MISMOS
Por: Lcdo. Sergio Ramos
La dictadura hace alarde de lo que dieron a llamar “la elección” de Manuel Díaz Canel como presidente del país, en un proceso donde la mono-partidista Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), controlado y conformado enteramente por miembros del Partido Comunista, siguió las directrices, que, sobre el particular, les dio el verdadero mandatario de Cuba, el tirano Raúl Castro.
En realidad, ha sido la designación de un testaferro del dictador con el evidente propósito de garantizar la permanencia en el poder de la casta gobernante y con ello sus intereses y sus desmedidos privilegios.
Al tiempo que ocurría el teatral espectáculo en la ANPP, el pueblo continuaba sufriendo su ya larga agonía.
 Las escaseces de productos alimenticios continúan agravándose, hambreando cada día mas al pueblo, mientras la alta cúpula gobernante tiene acceso ilimitado a exquisiteces alimenticias insospechadas para el cubano de pie.
La falta de combustible agudiza seriamente la crisis de la transportación del pueblo cubano, afectando su movilidad y su acceso a los suministros del diario vivir, al igual que genera un impacto negativo en los servicios de energía eléctrica. Empero, la alta cúpula gobernante posee acceso irrestricto al combustible y a la electricidad y se pueden transportar en sus lujosos automóviles y pasear en sus yates de recreo.
La crisis de la vivienda sigue empeorando por días, afectando a millones de cubanos que ven como se les deterioran y desploman sus viviendas por falta de materiales para su mantenimiento o por la imposibilidad de hacerse de una nueva vivienda. En cambio, los altos jerarcas del régimen viven en mal-habidas mansiones lujosas.
La falta de medicinas está afectando seriamente a la salud del pueblo. Los hospitales a donde puede recurrir el pueblo cubano adolecen de la debida asepsia, equipamiento y medicinas. Sin embargo, la dictadura mantiene facilidades hospitalarias exclusivas para la alta cúpula gobernante equipadas con los más modernos equipos y todo tipo de medicamentos.
En cuanto a la educación para el pueblo, el régimen se preocupa más del adoctrinamiento político de los estudiantes que de mejorar la calidad educativa y proveerse de maestros con mejores cualificaciones profesionales. Empero, sabido es que existen escuelas especiales para los hijos de los altos jerarcas donde cuentan con los materiales didácticos y facilidades que no tienen las demás escuelas.
Al pueblo se le impide su desarrollo y bienestar económico. La dictadura les paga a los empleados de salarios de miseria. Carentes de la adecuada y digna remuneración que le permita una vida digna y decorosa para el trabajador y su familia. Además, a los cubanos emprendedores, se les restringe e impide desarrollar sus propios negocios (sean industriales, comerciales, de servicios o agrícolas) y percibir las ganancias de sus empresas. Mientras que los altos jerarcas de la cúpula y sus familiares se lucran a costa del sudor y la explotación de los trabajadores cubanos a quienes tienen esclavizados. Más aun, los altos jerarcas del gobierno poseen millonarias cuentas de banco en paraísos fiscales alrededor del mundo y negocios e inversiones, no solo con el capital extranjero que invierte en Cuba, sino en otros países.
El pueblo cubano en general padece las constantes limitaciones a su libertad de locomoción dentro del país y hacia al exterior. Mientras en Cuba, a muchos opositores se les “regula” la libertad de movimiento, tanto dentro de la isla, como para viajar al extranjero. Sin embargo, la alta cúpula gobernante y sus familiares, viajan irrestrictos alrededor del mundo hospedándose en lujosos hoteles y disfrutando de exquisitos placeres.
El pueblo sufre los constantes rigores de una fuerte represión. Mientras la dictadura anunciaba su “elección”, a las Damas de Blanco se les golpeaba y detenía en las calles de Cuba. A José Daniel Ferrer, presidente de UNPACU, se le mantiene detenido sin saberse con certeza el lugar. A los periodistas independientes se les persigue para silenciar sus denuncias de las atrocidades que a diario comete el régimen. A los opositores pacíficos se les hostiga, se les persigue, se les detiene y se les discrimina por ejercer pacíficamente el derecho humano de la libertad de expresión y de reunión.
El montaje teatral para designar al susodicho testaferro de la casta gobernante es una repetición más de los enmascaramientos para tapar y justificar su ilegitimidad y usurpación del poder. En síntesis, nada ha cambiado, es más de lo mismo, con y por los mismos.
La usurpación del poder y la sistemática violación de los derechos humanos y las libertades del pueblo cubano es una constante en su diario vivir que se viene repitiendo día tras día desde hace sesenta años.
Está claro que la minoritaria casta está usurpando el poder, que solo le pertenece por derecho natural al pueblo cubano. La cúpula gobernante no tiene ninguna intención de devolvérselo a los ciudadanos de Cuba, lo cual implica que jamás dejarán las riendas del poder por las buenas, por lo que, salvando las distancias en el tiempo y las diferentes circunstancias, para los cubanos puedan volver a ser verdaderamente libres en Cuba hace falta un nuevo Grito de Yara.
San Juan, Puerto Rico a 12 de octubre de 2019


sábado, 21 de septiembre de 2019

DESENTRAÑANDO UN GRAN FRACASO



DESENTRAÑANDO UN GRAN FRACASO

Por: Lcdo. Sergio Ramos

De nuevo adviene al país un nuevo “periodo especial”, o lo que en el buen sentido las ciencias económicas llamaríamos una depresión. Para anunciarlo, la alta cúpula de la dictadura montó otro acostumbrado espectáculo mediático en donde la marioneta en jefe Miguel Díaz Canel, dio a conocer una larga lista de productos faltantes, alegadamente provocados por una seria escases de combustible que limita el transporte de las materias primas, los alimentos y demás productos a las fábricas y al consumidor, siendo, como es de costumbre, el más afectado: El pueblo cubano.
Y tras su anuncio, no podía faltar el demagógico justificante, echando la culpa de todos esos males al gobierno americano o como dirían los guajiros, “la culpa la tiene el totí”. Nada nuevo, al pueblo se le atiborró, además de las malas noticias, de mentiras tras mentiras.
La realidad de esta nueva depresión económica es otra. Esta crisis, como las anteriores, se debe a un mal intrínseco del modelo socio-político-económico imperante en Cuba.  El sistema económico, político y social impuesto en Cuba por la dictadura castrista es uno copiado del antiguo modelo comunista de planificación central y de absoluto control social por parte de una minoría, al igual del que imperó en la otrora Unión Soviética. Un modelo caracterizado por la división del pueblo en dos marcadas clases sociales: La minoritaria de los privilegiados del poder y la mayoritaria del oprimido y empobrecido pueblo.
La ausencia de libertad para divulgar las ideas, para crear empresas y beneficiarse del fruto de trabajo empresarial, para promover el mercadeo de productos entre la población y al mercado internacional, así como las serias limitaciones para que el consumidor pueda acceder libremente a los productos, sumado al salario de miseria que reciben de los trabadores, genera la ausencia de esa motivación natural que requiere el ser humano para emprender y desarrollarse en el ámbito de la economía y crea cúmulo de obstáculos e impedimentos que degeneran en un sistémico bloqueo interno al desarrollo y al crecimiento económico, tanto individual y empresarial, como nacional.
El contraproducente efecto del modelo de planificación centralizada y control estatizado, es la improductividad. La cual causa la pobreza y el subdesarrollo. Y estas a su vez fomentan en la población la búsqueda de escapes como la corrupción, las economías subterráneas y la fuga de talentos humanos hacia otros países.
La ausencia de libertades económicas --- en conjunción con la falta de libertades ciudadanas y la inmovilidad social ---- genera la desmotivación en los trabajadores para producir, así como desincentiva a los individuos para crear negocios e innovar en materia de agrícola, comercial e industrial, generando el estancamiento y hasta el decrecimiento económico, haciendo que el sistema económico nacional se torne totalmente ineficiente e improductivo. La consecuencia final, es el empobrecimiento del país y más aún, del ciudadano común, mientras que su economía se mantiene estancada en una perenne recesión.  
Como consecuencia del empobrecimiento nacional generado por la improductividad del sistema económico, el país se ve obligado a depender de otras poderosas naciones para el sostenimiento cotidiano de la población. Así, a lo largo de las seis décadas de comunismo en Cuba, hemos visto que el país ha sido siempre un subordinado y dependiente político y económico de otras naciones.
Desde que el tirano Castro, impuso el sistema totalitario comunista y entregó la soberanía de Cuba a la URSS, hasta el desplome del llamado campo socialista a finales de la década de los ochenta, Moscú controló nuestra economía y nuestra política, siendo Cuba un país dependiente política y económicamente, de dicha potencia mundial. Una vez desapareció la Unión Soviética, el país entró en una seria crisis económica (primer periodo especial) o sea en su primera gran depresión.
Con el posterior advenimiento del chavismo en Venezuela, la dictadura cubana pasó la factura de sus apoyos a cambio del petróleo venezolano; pero con el transcurso del tiempo, en la medida que la dictadura de Nicolás Maduro se arrimaba al modelo comunista, la economía venezolana entró en crisis a causa del mismo mal que achaca intrínsecamente ese modelo económico: improductividad, y recesión económica permanente.  Y actualmente, a causa del desplome económico en Venezuela, a la dictadura de maduro se le ha hecho imposible abastecer las necesidades de combustible de Cuba, por lo cual estalla la actual depresión de la economía cubana.
En el presente, tras las paredes del Consejo de Estado, la minoritaria casta gobernante busca desesperadamente un nuevo sustentador en China y en Rusia, a cambio de entregar una vez más la soberanía del país. Todo con el egoísta propósito de la casta gobernante de mantenerse ostentando el poder absoluto para continuar su enriquecimiento, subyugando y explotando al pueblo cubano.
Cuba es un país con potencial de crecimiento, pero bajo las actuales condiciones es imposible que alcance su desarrollo económico, porque el sistémico bloqueo interno de la cúpula en el poder lo impide.
Para lograr el progreso y el desarrollo económico en Cuba, será necesario un cambio total y radical de las estructuras políticas, sociales y económicas del país, hacia un modelo  de democrática pluralidad política, donde estén garantizadas plenamente los derechos humanos y políticos para todos los ciudadanos, con una sociedad abierta e inclusiva de todos los cubanos y una economía de libre mercado con amplia accesibilidad, tanto para el empresario como para el consumidor, y en donde cada trabajador tenga un salario digno que le garantice el sustento de sí y de su familia y su bienestar económico y social.
O como decía José Martí; “Cuando un pueblo fuerte da de comer a otro, se hace servir de él. El que quiera ser libre, sea libre en negocios” de ahí que también nos dijera que “Los pueblos de hombres prósperos y laboriosos, son los únicos verdaderamente libres” 
San Juan, Puerto Rico a 15 de septiembre de 2019


miércoles, 28 de agosto de 2019

LA LIBERTAD NO ES NEGOCIABLE



LA LIBERTAD NO ES NEGOCIABLE

Por: Lcdo. Sergio Ramos

A todos sorprendió cuando afloró a la luz pública la noticia de que el gobierno de los Estados Unidos estaba sosteniendo “conversaciones secretas” con el régimen dictatorial castro-chavista de Venezuela. Información que fue confirmada por el propio presidente Donald Trump y por el dictador Nicolás Maduro. La pregunta es, ¿Qué están negociando? y ¿Por qué no está incluida la representación del legítimo presidente constitucional encargado de Venezuela, Juan Guaidó? Ciertamente, es muy preocupante, y nos hace recordar la aleccionadora frase de José Martí de que “En política, lo real es lo que no se ve.”
Hay una realidad que no podemos desconocer: En la política internacional, primariamente, prevalecen ante todo los intereses políticos y económicos de los gobiernos. Toda otra cuestión es secundaria; es apariencia y publicidad.
La historia está llena de ejemplos: Hace ochenta años, dos extremos del mal, el tirano de ultra izquierda Joseph Stalin y el tirano de ultra derecha Adolfo Hitler, llegaron a un acuerdo en lo que se conoció como el pacto Ribentrob-Molotov por virtud del cual la Unión Soviética y Alemania se repartían algunos países la Europa Oriental entre estos Polonia, Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania. ¿Acaso importaron los intereses de los pueblos de esos países? ¿Acaso consultaron con los gobiernos de esas naciones? …Para nada. Como resultado, Polonia sufrió una horrible opresión por parte del nazismo y los países bálticos padecieron los sangrientos desmanes del genocida Stalin.
Otro ejemplo que nos toca muy de cerca, más aun, que nos duele mucho a los cubanos. Hace 57 años, durante la llamada Crisis de los Cohetes en Octubre de 1962, hubo conversaciones secretas entre el presidente John F. Kennedy y el Primer Ministro de la USRR, Nikita Khruchev, por medio del cual los Estados Unidos retiraría los misiles tipo Júpiter de Turquía, a cambio de que la URSS retirara los misiles nucleares de Cuba y a su vez los Estados Unidos se comprometió a no invadir a Cuba, ni permitir que los exilados cubanos, terceras personas y/u otros países del continente invadiesen o atacaran militarmente a Cuba, garantizándose así la perpetuidad de la tiranía comunista en Cuba. Nadie del pueblo cubano, del exilio, de las guerrillas anticastrista que heroicamente combatían en las Sierras del Escambray y en otros lugares de Cuba, ni de la clandestinidad anti-castrista, tuvo injerencia, ni fueron consultados. Fue en secreto, a espaldas y en perjuicio del pueblo cubano.
Su efecto ha sido tan perjudicial, que hoy día, casi seis décadas después, el régimen castrista sigue en el poder, esclavizando al pueblo cubano y esparciendo el maligno cáncer del castrismo por toda América Latina. Fue el interés político de Washington y el de Moscú lo que prevaleció por encima del derecho inalienable de un pueblo a su libertad. Un pacto que hoy día se aduce continua en vigor, pues la Federación Rusa asumió en sustitución, los derechos que sobre el mismo le correspondían a la extinta Unión Soviética. A partir de ese momento, aquellos exiliados cubanos que ayudaban a los opositores llevándole pertrechos a las guerrillas anticastristas o que incursionaban en costas cubanas para acatar a la dictadura, arriesgando sus vidas por la libertad de Cuba, los encarcelaban. El desespero y la frustración, sumado al deber y la lealtad para con la patria oprimida, llevó al Dr. José Miró Cardona, jefe político de la heroica Brigada 2506, a proclamar la llamada “guerra por los caminos del mundo”, por la cual también, hubo y todavía quedan, presos políticos cubanos en cárceles de Estados Unidos.
Retomando el tema del principio: Ahora están sentados, negociando en algún oscuro cuarto, a espaldas del pueblo venezolano, representantes de la narco-dictadura castro-chavista y del gobierno de Estados Unidos. Unas negociaciones que preocupan, pues podría afectar el derecho a la libertad del pueblo venezolano y que también pudiera tener repercusiones muy negativas y nefastas para la libertad de otros pueblos esclavizados por el expansionismo castrista como lo son Nicaragua, Bolivia y hasta para el mismo pueblo cubano. Más aun, los efectos de un tratado o acuerdo similar al antes indicado, que perpetúe en modo alguno el régimen dictatorial chavista de Venezuela, pudiera representar un serio peligro para todos los pueblos y gobiernos democráticos del continente americano. ¡Algo que sería inmoral e impermisible! Porque la libertad de los pueblos no es negociable.
Es preciso demandar la transparencia sobre esas conversaciones secretas, más allá de las meras declaraciones verbales de sus actores, sino exigir el acceso a las minutas y documentaciones fehacientes cursadas entre ambas partes. Así como también, exigir la presencia con voz y voto de la representación del legítimo presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó y de la oposición venezolana en dichas conversaciones, para garantizar que las mismas solo sean con el único objetivo de lograr la salida inmediata del poder del dictador Nicolás Maduro y todos sus malandros, entregándose el poder al presidente constitucional de Venezuela, Juan Guaidó.
Y con respecto al pueblo cubano, también es hora de exigir que, oficialmente y por escrito, se aclare la vigencia del Pacto Kennedy – Khruchev y en caso de estar todavía vigente, exigir se derogue de inmediato, y se reconozca el derecho del pueblo cubano y de cualquier otro pueblo bajo el yugo castro-chavista en la América Latina, a luchar por su libertad con todos los medios a su alcance.
Son los pueblos los únicos que tienen el genuino interés de procurar y salvaguardar la libertad, la democracia, la paz y el bienestar, por cuanto, compete a estos actuar solidariamente contra cualquier intento conducente a la perpetuación de cualquier tiranía, de cualquier índole, en la América Latina.
San Juan, Puerto Rico, 25 de agosto de 2019




domingo, 4 de agosto de 2019

LA CORRUPCION: ENFERMEDAD QUE ATACA A LA DEMOCRACIA


LA CORRUPCION: ENFERMEDAD QUE ATACA A LA DEMOCRACIA
Por: Lcdo. Sergio Ramos
La democracia fue definida por Abraham Lincoln como “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Un sistema de gobierno basado en la voluntad de los ciudadanos todos, manifestada a través de los procesos electorales plurales, limpios y transparentes. Es un modelo de gobernanza regido por el principio de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.
La democracia se funda en un estado derecho que garantiza a los ciudadanos los derechos humanos y civiles, y en donde coexisten, en diversidad y respeto, las opiniones de todos. Es un sistema que se asienta en la tolerancia, así como en la honestidad en quienes el pueblo deposita su confianza, mediante el voto, para que los gobierne.
En la democracia, la fe del pueblo en las instituciones y en quienes las dirigen es fundamental para su estabilidad. La credibilidad de los ciudadanos en las instituciones y sus gobernantes es vital para su funcionamiento adecuado.
En la medida que la honestidad de los gobernantes sea mayor y que los principios e instituciones sean más sólidos, mayor será el nivel de buen funcionamiento, sobrevivencia y estabilidad del sistema democrático.
Sin embargo, como con las enfermedades a los humanos, hay males que atacan a la democracia y erosionan sus cimientos, llegando a provocar, a causa de su debilitamiento, hasta su derrumbe y destrucción por las fuerzas anti-democráticas que conspiran pera tomar del poder con el fin de ejercerlo autocrática y dictatorialmente.
Uno de esos males es la corrupción. Cuando los gobernantes incurren en actos de corrupción usando sus funciones públicas con el fin de lucrarse o para conceder favoritismos o el uso de influencias para sus fines personales, erosionan los pilares de la democracia y debilitan sus instituciones, esparciendo entre la población su más nocivo efecto, que es mermar la credibilidad de los ciudadanos en sus instituciones y sus gobernantes.
Un desencanto que, en la medida de su gravedad y con el transcurrir del tiempo, fomenta el descontento popular, que en muchas ocasiones provoca una explosión social cuyos desenlaces finales suelen ser peligrosamente inciertos e impredecibles, pues tras estos estallidos sociales, también suelen esconderse aquellos elementos anti-democráticos que accionan con agendas privadas, muy lejos y contrarias a las aspiraciones y reclamos autóctonos del pueblo.
Amparados en el malestar general, surgen los populistas que esgrimen, como canto de sirenas, las promesas y deseos que gustaría escuchar a la población, para luego, una vez en el poder, imponer una dictadura férrea, --- sea de derecha o de izquierda --- conculcando todas las libertades y derechos del pueblo y al final,  se convierten en los mayores abusadores y corruptos del poder, pero sin que ya nadie que los señale, critique o procese judicialmente por sus desmanes y latrocinios, porque el poder absoluto robado al pueblo, los convierte en impunes.
La historia está llena de ejemplos:
En la Cuba republicana, los gobiernos de aquel entonces cayeron en la corrupción y el favoritismo político, creando en la población un desencanto en las instituciones democráticas , factor que utilizó, primero el dictador Fulgencio Batista para dar un golpe de estado que rompió el orden constitucional del país  y facilitando el pretexto, para que posteriormente, el inescrupuloso populista y  tirano Fidel Castro, engañando al pueblo con su demagogia, tomara el poder e impusiera una cruel tiranía totalitaria comunista.
En Venezuela la corrupción de los gobernantes democráticos abrió la puerta para que el dictador Hugo Chávez intentara dar un golpe de estado y luego de su amnistía, se lanzó al ruedo político con su demagógico populismo e impuso una dictadura pro-castrista, cuyos nocivos efectos seguimos viendo con la continuidad del dictador Nicolás Maduro.
Los cierto es que aquellos que subieron al poder prometiendo erradicación de la corrupción, una vez se entronizan, resultan ser más corruptos que los desplazados que les antecedieron en el poder.
Tanto en el caso de Cuba como el de Venezuela, la corrupción los arropa, solo que, a diferencia de la democracia, el pueblo no puede manifestar libremente su descontento, quedando impune el latrocinio y el enriquecimiento ilícito de los gobernantes.
Los hechos hablan por sí solos: A Fidel Castro, en vida, a mediados de los noventa, se le encontró en bancos en Suiza una fortuna de $1,900 millones de dólares y tras su muerte su herencia se estima en $900 millones de dólares. A Raúl Castro se le estima una fortuna de más de $500 millones de dólares guardada en paraísos fiscales. En el caso de Venezuela a Hugo Chávez se le estimaron $3,600 millones de dólares, ahora en manos de su hija María Gabriela Chávez. A Nicolás Maduro se calcula que tiene $953 millones de dólares, solamente en el Banco del Vaticano, según recientemente fueron descubiertos y el número dos del chavismo, Diosdado Cabello posee una mal habida fortuna estimada en $3,500 millones de dólares. Tanto en el caso de Cuba como en el de Venezuela, se trata de fortunas amasadas por el robo a las arcas públicas de dichos países.
Todos estos dictadores, escondieron sus perversas intenciones tras su demagogia populista y manipularon para su beneficio, los sentimientos, las aspiraciones y malestares de sus respectivos pueblos, para hacerse con el poder; y una vez lo tomaron, aferraron a este, y ahora, con total impunidad, están haciéndose cada día más ricos, a costa de la esclavización y empobrecimiento de sus respectivos pueblos.
De todos es sabido que el mal de la corrupción ha golpeado --- y golpea --- a las democracias latinoamericanas. Sin embargo, aunque ninguna sociedad está exenta de padecer eventos de corrupción, las democracias con instituciones sólidas, en donde los ciudadanos poseen arraigados valores de la honestidad y la honradez, sobreviven a este mal. De ahí la necesidad de que los países tomen medidas severas contra este mal endémico, para la salvaguarda del sistema democrático en el continente.
Por eso a la democracia hay que habilitarla de mecanismos legales e institucionales fuertes e independientes que velen, castiguen e impidan con todo rigor y severidad los actos de corrupción. La democracia, como sistema, tiene derecho a defenderse de los males que le acechan.
San Juan, Puerto Rico a 04 de agosto de 2019



domingo, 14 de julio de 2019

VICTIMAS DEL REMOLCADOR 13 DE MARZO

UN HORRENDO  CRIMEN SIN CASTIGO 
EXIGIMOS JUSTICIA

SALARIOS DIGNOS, NO MIGAJAS



SALARIOS DIGNOS, NO MIGAJAS
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Con bombos y platillos el régimen castrista ha anunciado aumentos de sueldo para los trabajadores estatales y las pensiones a los jubilados. El sueldo medio del cubano será de 871 pesos nacionales al mes, lo que representan al cambio actual de 24 pesos por dólar, unos $36.29 US dólares mensuales; mientras que el promedio de las pensiones subirá a 500 pesos nacionales al mes que implican $20.83 US dólares mensuales.  Esta medida abarcará a 3,067,000 trabajadores del sector estatal y 1,281,523 pensionados.
Obviamente, como dice el refranero “¿A quién le amarga un dulce?”, pero resulta que tales aumentos son todavía extremadamente bajos, inadecuados e insuficientes para el sostenimiento de modo digno y adecuado de los trabajadores y sus familias.
Para empezar, según un estudio comparativo del salario en América Latina, Cuba, aun con dicho aumento, sigue estando en el penúltimo lugar en la escala salarial latinoamericana, solo por encima de Venezuela (otro país que sigue los desastrosos pasos económicos de Cuba y cuyo salario medio actual de $6 US dólares mensuales), y por debajo de Haití, un país tradicionalmente paupérrimo. (En Haití el salario medio en dólares es de $70 US Dólares mensuales).
La insuficiencia salarial se destaca cuando tales salarios y pensiones los confrontamos con los altos precios la canasta básica de los consumidores cubanos. Así, por ejemplo, vemos que el litro de aceite cuesta $3 pesos nacionales. Un huevo vales $4 pesos nacionales. El arroz cuesta $5 pesos nacionales la libra. Los tomates a $8 pesos nacionales la libra. La malanga está a $10 pesos nacionales la libra. La Yuca a $4 pesos nacionales los frijoles a $20 pesos nacionales. La libra el boniato a $3.50 pesos nacionales. La libra de carne de puerco se cotiza a $57.50 la libra.
A estos precios hay que añadir la ineficacia del sistema en proveer los artículos alimentarios básicos, lo que genera la existencia de un mercado paralelo de bolsa negra; con el agravante de que muchas veces, el Estado vende esos productos en divisa o pesos convertibles (CUC), haciéndolos inaccesibles para los trabajadores cubanos y sus familias. En resumen, que para empezar medianamente a satisfacer sus necesidades adecuadamente, se estima que una familia cubana necesita ganar por lo menos, el equivalente a $86.41 US dólares mensuales (2,73.84 pesos nacionales), pero su salario promedio solo llega a $36 US dólares. Y mucho peor es la situación para los pensionados que solo reciben el equivalente a $20 US dólares mensuales.
El trabajador cubano necesita un salario digno, no migajas concedidas por el estado totalitario para justificar con treatrizaciones populistas su ineficiencia intrínseca y la explotación de los trabajadores por el régimen. En realidad, al régimen nunca le ha interesado sacar de la pobreza a los trabajadores cubanos, pues esta es parte del rejuego de control social y dominio del Estado totalitario sobre los ciudadanos. En este sentido la dictadura castrista ha venido violando sistemáticamente un derecho humano de los trabajadores cubanos contenido en el Artículo 23 inciso 3 de la Carta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que establece que: 3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.” 
El régimen cubano no tuvo para nada en cuenta las precarias condiciones económicas y las necesidades de los trabajadores cubanos y sus familias, lo cual viola el Convenio relativo a la fijación de salarios mínimos Número 131 de 1970 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que en su Artículo 3 establece que: “Entre los elementos que deben tenerse en cuenta para determinar el nivel de los salarios mínimos deberían incluirse, en la medida en que sea posible y apropiado, de acuerdo con la práctica y las condiciones nacionales, los siguientes: (a) las necesidades de los trabajadores y de sus familias habida cuenta del nivel general de salarios en el país, del costo de vida, de las prestaciones de seguridad social y del nivel de vida relativo de otros grupos sociales; (b) los factores económicos, incluidos los requerimientos del desarrollo económico, los niveles de productividad y la conveniencia de alcanzar y mantener un alto nivel de empleo.”
Detrás de las medidas salariales del régimen hay otro propósito muy alejado al de proveer el bienestar a los trabajadores. Actualmente en Cuba hay un malestar de fondo con las condiciones sociales y económicas que padece la población y que eventualmente puede llevar a explosiones sociales que pudieran afectar la estabilidad de la casta gobernante. Ante tal temor, la dictadura optó por amainar la situación con un raquítico aumento de salarios mínimos.
Pero lo cierto es que las condiciones de escases y pobreza continúan, pues el problema radica en un mal intrínseco del sistema político, social y económico imperante en el país. Luego el camino a la reivindicación de los trabajadores cubanos empieza por el cambio radical del sistema político, social y económico. Pues Cuba necesita ser un país de trabajadores libres, respetados plenamente en sus derechos humanos y laborales, que devenguen salarios adecuados y justos, que les permitan una vida digna para sí y sus familias. Pero para lograrlo hay que primero cambiar el sistema.
Insisto, el mal de Cuba es de naturaleza sistémica y mientras este no cambie totalmente y de raíz, continuaran los males y el sufrimiento del pueblo.
San Juan, Puerto Rico a 12 de Julio de 2019.


sábado, 6 de julio de 2019

VIVIENDA DIGNA Y SEGURA ES UN DERECHO



VIVIENDA DIGNA Y SEGURA ES UN DERECHO
Por: Lcdo. Sergio Ramos

Duele ver el triste espectáculo de familias cubanas durmiendo en portales por miedo al desplome de ruinosas viviendas. Son muchas los miles de familias cubanas que residen hacinados en inseguras edificaciones, con riesgo para sus vidas por causa de derrumbes.
Según estadísticas oficiales para 2018 se calcula que en país hay 9,823 cuarterías y unas 84,452 viviendas en estado precario. Además, hay 854 edificios residenciales en estado crítico, todo lo cual se estima que afecta unas 849,753 personas. A ello cabe añadirse el déficit de un millón de   viviendas, lo cual afecta a 2.5 millones de habitantes en todo el país.
Este no es solo este el único gran problema que día a día padece el pueblo cubano. Añádase la falta de alimentos y medicinas, las condiciones insalubres de los hospitales, la mala calidad del transporte público, entre otros muchos.  
Se trata de un mal endémico cuya raíz está en la ineficiencia intrínseca del impuesto sistema económico, político y social que ha arruinado al país tras 60 años de dictadura comunista, y el cual se caracteriza por el centralismo totalitario, el clasismo y la privilegiación.
El improductivo sistema económico genera los escases de los materiales necesarios para la construcción de nuevas viviendas y la reparación y el mantenimiento adecuado de las existentes. A su vez, el control del Estado en la distribución y venta de aquellos limitados materiales que éste pone a disposición del público, son vendidos a precios exorbitantes en divisas o moneda convertible (CUC), inaccesibles para el salario de los ciudadanos, lo cual genera la existencia de un mercado negro basado en la corrupción y el robo.
Esto súmesele el problema generado por el enfoque clasista de privilegios en favor de aquellas personas incondicionalmente comprometidas con la dictadura, a los cuales el Estado les otorga viviendas, alimentación y servicios médicos en detrimento de las personas más necesitadas y las cuales son otorgadas en mayor calidad y cantidad en cuanto mayor sea la jerarquía dentro de las estructuras políticas del Estado.
En el fondo, el régimen cubano no puede, ni le interesa, resolver el serio problema de la vivienda que sufre el pueblo, pues la pobreza es parte del control social que el estado totalitario ejerce sobre el ciudadano.
Así pues, el Estado cubano viola institucionalmente un derecho humano contenido en el artículo 25, inciso 1, de la Carta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que establece que: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial a la alimentación, el vestido, la vivienda…” (énfasis nuestro)
En otras palabras, todos los seres humanos tienen derecho a una vivienda digna y segura. Un derecho que sistemáticamente el régimen le ha conculcado al pueblo cubano durante décadas.
Bajo las actuales condiciones, resulta imposible la solución del serio problema habitacional que padece el pueblo cubano. Se trata de un problema sistémico. O sea, que es causa de una economía centralizada, ineficiente e improductiva, dentro de una sociedad dominada por una casta privilegiada, exclusivista y minoritaria que ostenta el dominio absoluto de un estado dictatorial y totalitario.
Para dar solución de este mal y a muchos otros que padece el pueblo cubano, se requiere la sustitución de la economía centralizada o en cualquier forma dirigida y controlada directa o indirectamente por el estado, por un sistema económico que abra el país al libre empresarismo y mercado para todo el pueblo sin distinciones. Esa libertad empresarial hará incentivar la productividad y acrecentar la economía, al tiempo que incrementará el empleo y elevará el salario de los trabajadores, por ende, el nivel de vida de la población; y consecuencia, se incrementará la producción de los materiales de construcción y provocará su abaratamiento en el libre mercado, garantizando su accesibilidad al pueblo para la reparación de sus viviendas y la construcción y/o adquisición de otras nuevas. Por otro lado, la libertad de empresarismo generará la apertura del mercado financiero, lo que permitirá la adquisición de préstamos para los inversionistas desarrolladores de viviendas y para los ciudadanos en general que deseen adquirir una vivienda nueva, lo que hará accesibles la adquisición de viviendas seguras y dignas con verdaderos y plenos títulos de propiedad.
Luego la solución del grave problema de la vivienda, y demás escases y penurias que sufren los ciudadanos cubanos, empieza por el cambio total y profundo del sistema político, social y económico imperante en el país. Un cambio enmarcado dentro de un sistema inclusivo y participativo de todos los cubanos basado en el democrático pluralismo político, la justicia social, y la libertad empresarial y de mercado.
San Juan, Puerto Rico a 4 de julio de 2019.


lunes, 24 de junio de 2019

EL GENOCIDIO COMO POLITICA DE ESTADO






EL GENOCIDIO COMO POLITICA DE ESTADO
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Una de las características de los regímenes comunistas es su indolencia hacia la vida de las personas, sobre todo, respecto a aquellos que disienten o se les oponen. Una crueldad que ocultan tras la máscara de supuestos defensores de los pobres y reivindicadores del proletariado, cuando en realidad solo sirven a sus intereses y ambiciones desmedidas de poder y riqueza de una nueva clase que se apropia de los derechos y el poder que le corresponde al pueblo. Para ellos, no hay moral ni principios, sino que “el fin justifica los medios”, como sentenciara Vladimir Lenin. El fin supremo del comunista es el poder absoluto, y para conseguirlo todo está justificado: Mentir, usurpar, robar, esclavizar, matar….
Hace treinta años el pueblo chino se concentró masivamente en la Plaza de Tianamen para reclamar libertad y el respeto a los derechos humanos. La respuesta no se hizo esperar. La dictadura china envío los tanques para dispersar a los manifestantes, sin embargo, los primeros en llegar se paralizaron ante el valor de los manifestantes. A lo cual el régimen entonces envío otras tropas las cuales masacraron a los manifestantes. Se calcula en unas 10,000 personas asesinadas por las fuerzas de seguridad del régimen chino durante aquellas protestas.
Nada nuevo en la historia de la China comunista. Al fundador de ese régimen, el dictador Mao Tse Tung, se le calcula haber asesinado unos 45 millones de chinos.
Se trata de una macabra política de estado aplicada por los dictadores totalitarios siguiendo la perversa metodología para el sometimiento y esclavización de los pueblos diseñada por Vladimir Lenin y perfeccionada por Josef Stalin en la URSS. A este último se le estima haber matado unos 23 millones de seres humanos.
En Corea del Norte, el fundador de régimen comunista en ese país, Kim il Sung, se le calculan un total de 1.6 millones de asesinatos.  Otro tanto asesinó su hijo y sucesor Kim Jong-il y otros más, su nieto y actual dictador Kim Jong-il.
En Camboya, el régimen del sanguinario Soloth Sar, más conocido como, Pol Pot se le estima haber asesinado unos 2 millones de personas.
En Rumanía el dictador comunista Nicolás Ceaucescu se le calcula haber asesinado unas 80,000 personas.
Las dictaduras totalitarias, más allá de su corte político, se caracterizan por la total inclemencia ante la vida, sobre todo de quieres se les oponen o molestan a sus ambiciosos fines de apoderarse del poder absoluto. Así también vimos como Hitler asesinó 6 millones de judíos en lo que históricamente se le conoce como el Holocausto. Sin embargo, los regímenes comunistas de Stalin y de Mao Tese Tung, por si solos, cada uno de ellos por separado, mataron muchas más personas.
Hoy en la América Latina tenemos tres dictaduras comunistas que están aplicando las políticas de exterminio contra opositores: La dictadura castrista en Cuba, la dictadura de Ortega en Nicaragua, y la dictadura de Maduro en Venezuela.
Al presente la dictadura comunista de Cuba se le calcula haber asesinado 7,365 personas. Por su parte, el régimen de Nicaragua se le estima unos 561 opositores asesinados durante las recientes protestas. Y al dictador Nicolás Maduro en Venezuela se le estiman unos 726 asesinatos de opositores.
Todas estas dictaduras comunistas tienen algo en común: El total menosprecio por la vida de los seres humanos. Un macabro reflejo del carácter inhumano y despiadado los sistemas comunistas. No en balde el papa Pío XII definió al sistema comunista como “Intrínsecamente perverso”
Se trata de regímenes que tienen como política de estado el genocidio contra sus adversarios, y que usan indiscriminadamente la violencia para perpetuarse en el poder. Tales gobiernos no deben tener cabida en el concierto de las naciones civilizadas. Son regímenes que no salen por las buenas.
San Juan, Puerto Rico, 9 de junio de 2019.

domingo, 5 de mayo de 2019

NO MAS IMPUNIDAD


NO MAS IMPUNIDAD

Por: Lcdo. Sergio Ramos
Los regímenes totalitarios de Cuba, Venezuela y Nicaragua se han caracterizado por la constante violación de los derechos humanos de sus respectivos pueblos, así como también por la comisión de numerosos crímenes de lesa humanidad sobre la población que se les opone.
En Cuba desde los comienzos de la toma por poder por el régimen castrista hace 60 años sido muchos los crímenes de lesa humanidad empezando por las decenas de ejecuciones extra-judiciales ordenadas por el dictador Raúl Castro en Santiago de Cuba los primeros días de enero de 1959, pasando por las ejecuciones de opositores en la fortaleza de la Cabaña bajo el mando del genocida Ernesto (Che) Guevara y por órdenes del tirano Fidel Castro y su hermano Raúl Castro. En la década de los sesenta, durante la lucha de las guerrillas anti-castristas en las Sierras de El Escambray y otros lugares del país se fusiló sin juicio a cientos de cubanos que apoyaban las guerrillas pro-democracia. Más tarde, en los setenta y ochenta, cuando Cuba se involucró en las guerras en varios países de África, (Angola, Somalia, Etiopia, Eritrea, etc.) tropas cubanas cometieron serios crimines de lesa humanidad contra los habitantes de dichos países. En la década de los noventa la dictadura castrista cometió uno de los más horribles crímenes al hundir el remolcador “13 de marzo” asesinando a niños, hombre, mujeres y ancianos, con un total de 42 víctimas.  Añádase el hecho de cientos de precarias embarcaciones y balsas con cubanos que huían de la dictadura castrista que fueron asesinados por la Marina de Guerra de Cuba. También señalar el cobarde derribo de las Avionetas civiles de los Hermanos al Rescate en espacio aéreo internacional por aviones de combate de la Fuerza Aérea cubana por órdenes expresas y directas del dictador Raúl Castro; hecho acaecido mientras trataban de rescatar a los balseros cubanos que salían del país en busca de libertad en otras tierras. Y más recientemente aun, ya en el Siglo XXI los asesinatos de opositores pacíficos tales como Osvaldo Paya Sardiñas, Orlando Zapata Tamayo, Berta Soler, entre otros. Añádase los miles de cubanos que han sido torturados por el Departamento de la Seguridad del Estado en la tenebrosa Villa Marista en La Habana, en El Castillito en Santiago de Cuba y otras dependencias de la policía política castrista.
En Venezuela la dictadura pro-castrista de Nicolás Maduro ha cometido serios crimines de lesa humanidad, asesinando a los estudiantes y venezolanos en general que protestaban pacíficamente reclamando el respeto de los derechos humanos y restauración de la democracia en el país. También están los serias torturas y asesinatos cometidos por el SEBIN contra los opositores venezolanos como lo es el caso del Fernando Albán. También cabe destacar el asesinato de Oscar Pérez y sus colaboradores que fueron asesinados por las fuerzas de la Guardia Nacional Bolivariana; y el asesinato durante una manifestación opositora del violinista Armando Cañizares Carrillo por tocar con su violín el Himno Nacional de Venezuela durante las protestas. Cabe destacar el asesinato de 25 indígenas perteneciente a las tribus de los Pemones en la frontera con Brasil. Y en días recientes, cuando el mundo vio como las tanquetas chavistas embestían a los pacíficos opositores que protestaban en las calles asesinando a los valientes jóvenes venezolanos.
En Nicaragua, donde la dictadura pro-castrista de Daniel Ortega también ha cometido serios crímenes de lesa humanidad, de los cual hay que destacar que en las últimas protestas pacíficas de opositores que reclaman la democracia para ese país y en el periodo de un año a la fecha, las fuerzas gubernamentales han asesinado unos 545 opositores, de ellos unos 23 niños. Entre los opositores podríamos mencionar el asesinato por las fuerzas gubernamentales de Pedro Mondragón en Nueva Segovia, y del Profesor Carlos López en Masaya o el dramático crimen del incendio de la vivienda de un opositor en donde murieron calcinados 8 personas entre ellos el jefe de la familia Oscar Velázquez Pavón y sus dos hijos menores de edad de ocho meses y de dos años. También hay que añadir los cientos de detenidos y torturados por esa dictadura.
En los tres casos sería interminable la lista víctimas y de crímenes de lesa humanidad cometidos por las mencionadas dictaduras.
La dictadura de los hermanos Castro lleva 60 años, la de Maduro y su antecesor Hugo Chávez lleva 20 años y la de Daniel Ortega desde hace 12 años, todas ellas asesinando, torturando y encarcelando impunemente a sus respectivos pueblos.
¡La impunidad de los crímenes de lasa humanidad es inaceptable.! Es hora ya de que se les aplique a los responsables y co-autores de dichas dictaduras el Estatuto de Roma de 1998, más conocido como el estatuto de la Corte penal Internacional que establece como delitos los crímenes de genocidio y los de lesa humanidad (Artículos 5, 6 y 7).
En repetidas ocasiones los opositores de Cuba, Venezuela y Nicaragua han solicitado que los dictadores Raúl Castro, Nicolás Maduro y Daniel Ortega sean procesados por sus genocidios, crímenes y violaciones de derechos humanos ante ese alto organismo judicial internacional.
De hecho, ha habido manifestaciones recientes de los presidentes de Colombia, Iván Duque y de Chile, Salvador Pineda en cuanto a la posibilidad llevar ante la Corte Penal Internacional al dictador Nicolás Maduro, lo cual es justo y necesario, pero ha de incluirse a Raúl Castro y Daniel Ortega. Así también,  requerir se adhieran a este reclamo de justicia todos los presidentes democráticos de Latino América. 
Se trata de un clamor de justicia que debe ser oído y puesto en práctica a la mayor brevedad posible.  Es imperativo, someter ante dicho organismo judicial internacional a los Dictadores Raúl Castro, Nicolás Maduro y Daniel Ortega para que se haga justicia y no prevalezca la impunidad.
San Juan, Puerto Rico a 4 de mayo de 2019



miércoles, 10 de abril de 2019

CONCENTRACION DE PODER VERSUS SEPARACION DE PODERES



CONCENTRACION DE PODER VERSUS SEPARACION DE PODERES
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Toda dictadura se caracteriza por la concentración desmedida del poder en una sola persona o en un grupo reducido de personas que conforman parte de una oligarquía. Cuando esto sucede el pueblo es, en mayor o menor grado, excluido del poder y sujeto a los dictámenes, injusticias y abusos por parte de quien o quienes lo gobiernan. Entonces la soberanía deja de recaer sobre los ciudadanos y es acaparada por el dictador y/o por la minoría gobernante.
Los padres de la democracia moderna alertaron sobre los peligros que conlleva la acumulación desmedida de poder.  James Madison en “El Federalista Núm. 47” argumentaba que “la acumulación de poderes legislativos, ejecutivos y judiciales, en las mismas manos, sean estos de uno, pocos o muchos, hereditarias, autonombradas o electivas, puede decirse con exactitud que constituye la definición de tiranía.” Por su parte, Charles Louis Montesquieu planteaba que “todo hombre que tiene poder se inclina a abusar del mismo; él va hasta que encuentra límites.” 
Ahora en este mes de abril de 2019 el régimen castrista pondrá en vigor una nueva constitución de Cuba, cuya elaboración, discusión, aprobación y su posterior refrendación no cumplió con los requerimientos de un proceso equitativo, limpio, transparente y verdaderamente participativo de los ciudadanos cubanos. Por cuanto, reviste un carácter de muy dudosa legitimidad.
Una de las características de este impositivo ordenamiento es la ausencia de la separación de poderes en cuanto al ejecutivo, el legislativo y el judicial. En este aspecto persiste la concentración desmedida de poder en manos la oligarquía gobernante, al igual que lo disponía la anterior constitución castrista de 1976, según enmendada.
Una acumulación de poder que se agudiza al otorgar un estatus de supremacía nacional al minoritario Partido Comunista de Cuba según el artículo 5 al éste disponer que: “El Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista, marxista, y leninista, vanguardia organizada de la nación…, es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y el Estado.(Énfasis nuestro).
De acuerdo a lo dispuesto en esa constitución, dicho partido minoritario ejerce ese poder supremo a través del instrumento de poder de la oligarquía, que es la llamada Asamblea Nacional del Poder Popular según el artículo 102, el cual dispone que: “La Asamblea Nacional del Poder Popular es el órgano supremo del poder del estado…”.  Como puede verse, la constitución que ahora la dictadura nos impone, habla de órganos del estado”. Muy distinto a la democrática Constitución de 1940 que establece “poderes separados del estado cubano. Artículo 118 de la Constitución de 1940 que dice: “El Estado ejerce sus funciones por medio de Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial…”
Ello implica que la otorgada concentración de poderes en manos de la oligarquía del PCC y en quienes dirigen dicho minoritario partido, instituye y afianza la existente dictadura en el país como cuestión jurídica.
Como solución a la concentración de poderes en manos de una o varias personas, Montesquieu, en su obra “El Espíritu de las Leyes” planteaba que “Para que no pueda abusar del poder hace falta que, por disposición de las cosas, el poder detenga al poder.”  De ahí la importancia de la separación de los poderes del estado en tres poderes separados e independientes, a saber, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y hay quienes añaden la necesidad de un cuarto poder en el poder Fiscalizador, que Simón Bolívar lo planteaba como el “Poder Moral” y que, en cierta medida, la Constitución Cubana de 1940 (Articulo 266) hace un amago hacia ese cuarto poder al instituir con poderes fiscales el llamado Tribunal de Cuentas.
Con la separación de poderes se crea una limitación del poder a quienes lo ostentan, generando un balance de poderes y un sistema de pesos y contrapesos, entre el ejecutivo, el legislativo y el judicial, independientes unos de otros, limitándose y fiscalizándose unos a otros, de forma tal que impidan la concentración de los poderes del estado en una o pocas manos, eliminándose el abuso y uso indebido del poder que el acaparamiento de los poderes del estado acarrea.
Mirando prospectivamente, es preciso que tales principios de separación e independencia de poderes, estén bien institucionalizados y expresamente definidos en la ley suprema del país, a fin de evitar caer nuevamente en la concentración de poderes, típica de los gobiernos dictatoriales. De ahí la importancia de que este principio sea un requisito imprescindible para la solidez y consolidación de un estado de derecho democrático en la Cuba del futuro. Algo que en el presente está totalmente ausente en el ordenamiento jurídico del país.
En resumen, la separación e independencia de los poderes del estado han de ser condición “sine qua non” en cualquier futura constitución democrática que el pueblo cubano libremente refrende tras la caída de la tiranía castrista.
San Juan, Puerto Rico a 31 de marzo de 2018



sábado, 30 de marzo de 2019

EL CAMINO HACIA LA PROSPERIDAD DE TODO UN PUEBLO



EL CAMINO HACIA LA PROSPERIDAD DE TODO UN PUEBLO
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Tras seis décadas de dictadura castro-comunista, el régimen no ha podido desarrollar una economía productiva y autosuficiente capaz de levantar el nivel de vida de los ciudadanos cubanos y garantizar su prosperidad y bienestar.
De hecho, todavía hoy día la economía de Cuba no cesa de hundirse en su constante estado involutivo y, de hecho, actualmente, a 60 años del advenimiento de la tiranía castrista, el país atraviesa por una seria crisis alimentaria. Escases de productos y alimentos que, en mayor o menor grado, nunca ha dejado de existir y prueba irrefutable de ello, es que el régimen no ha podido eliminar la libreta de racionamiento y mantiene un restrictivo control de acceso a los productos para los ciudadanos. La pobreza es una constante en la sociedad cubana.  Un hecho que demuestra de forma irrebatible la total ineficiencia y fracaso del sistema económico estatizado imperante en Cuba.
Agudiza este mal el hecho innegable de la privilegiación en cuanto a la adquisición de los productos en favor de la alta cúpula gobernante, compuesta por una minoría, agrupada bajo el Partido Comunista de Cuba (PCC), que controla absolutamente el poder, conformando una casta inamovible y hermética con poderes omnímodos sobre toda la sociedad.
En Cuba impera un modelo bi-clasista compuesto por la minoritaria clase alta del políticamente monopólico Partido Comunista de Cuba y una mayoritaria clase baja integrada por el empobrecido, explotado y oprimido pueblo trabajador.
Históricamente está probado que el sistema marxista-leninista de control económico estatal solo genera pobreza, injusticias sociales y desigualdades. Los ejemplos pululan. En China vivió décadas de empobrecimiento, hasta que el partido comunista tuvo que desechar el modelo de estatización y abrirse a un formato más apegado a la economía de mercado, en una mutación que se asemeja más al modelo de estado corporativo del fascismo.  En Rusia, de igual manera, tras décadas de fracasos económicos, se despojaron de la economía estatizada y adoptaron el modelo de la economía de libre mercado. Ninguno de los países de la Europa del Este, tras desplomarse la URSS, continuó con el modelo centralizado de la economía comunista, sino que abrieron sus economías al libre mercado y todos, en mayor o menor grado, florecieron desde el punto de vista económico.
En el reverso de esa historia, hoy día estamos observando como Venezuela, un país bendecido por extraordinarios recursos naturales, además de poseer grandes reservas de petróleo, se hunde en la pobreza, la miseria y las escaseces crónicas de alimentos y medicinas, por pretender buscar el control estatizado de la economía.
Está probado: El comunismo económicamente NO funciona, pues solo empobrece a los pueblos hundiéndolos en la más atroz miseria, a costa de generar severas injusticias, tales como la privilegiacion económica en favor de las minorías que ostentan el poder.
El pueblo de Cuba tiene que sacudirse el modelo comunista y abrir el país a una economía de mercado libre, amplia y participativa de todo el pueblo, con plena libertad para la generación y tenencia de libertad empresarial, con plenas garantías a la propiedad privada, tanto de los bienes de consumo, como los de producción.
En otras palabras, se requiere que el campesino sea propietario en pleno y total derecho de la tierra y que tenga garantizado su derecho a producir y acceder libremente a los mercados para vender sus productos y recibir las ganancias de su gestión agrícola y disponer de ella según el disponga.
Se requiere que se les garantice a todos los ciudadanos el derecho a invertir, a emprender y poseer en pleno derecho la propiedad de su negocio o industria, sin asfixiantes impuestos onerosos y excesivos, con total libertad para acceder plenamente al mercado y a percibir y disfrutar libremente del fruto de sus ganancias.
El estado no debe estrangular a las empresas, sean agrícolas, industriales, de comercio o de servicio imponiendo impuestos onerosos y extrangulantes que coartan el desarrollo de la economía de mercado. Así como tampoco, deben estar sometidas a regulaciones en extremo limitantes que coartan el desarrollo y la operación de las empresas. Por el contrario, debe estimularlas e incentivarlas.
Del mismo modo, el pueblo debe tener derecho a acceder libremente a los mercados de bienes y servicios para satisfacer sus necesidades, adquiriendo los productos y servicios que entienda necesita y desee, y cuyos productos sean vendidos en la única moneda nacional; la misma en que gana su salario y a precios accesibles a su bolsillo.
Más aun, los trabajadores no deben estar sujetos a salarios de miseria, sino han tener un salario razonable y digno que verdaderamente les sirva para su sustento y el de su familia y para poseer una vida de bienestar y prosperidad. 
Empero, como condición ‘sine qua non’ para lograr esa libertad de mercado, que abra las puertas del progreso y el bienestar de todo el pueblo cubano, se requiere primero sacar radicalmente del poder a la anti-popular casta gobernante del Partido Comunista de Cuba y establecer bajo un nuevo estado de derecho, un sistema social, económico y políticamente pluralista, democrático y de respeto pleno a los derechos humanos ya las libertades ciudadanas. Porque de ese modo, abriendo el país a la democratización, al respeto de los derechos humanos y al libre acceso a la economía de mercado, es la forma de forjar una economía prospera y participativa, donde nunca falte el pan en la mesa de ningún cubano y estén cubiertas todas sus necesidades dentro de un sano y amplio marco de libertad política, social y económica.
 Esto nos abrirá las puertas para poder forjar un país como nos lo planteó José Martí: “Con todos y para el bien de todos”.
San Juan, Puerto Rico a 23 de marzo de 2019