LA LIBERTAD NO ES NEGOCIABLE
Por: Lcdo. Sergio
Ramos
A todos
sorprendió cuando afloró a la luz pública la noticia de que el gobierno de los
Estados Unidos estaba sosteniendo “conversaciones secretas” con el régimen
dictatorial castro-chavista de Venezuela. Información que fue confirmada por el
propio presidente Donald Trump y por el dictador Nicolás Maduro. La pregunta
es, ¿Qué están negociando? y ¿Por qué no está incluida la representación del
legítimo presidente constitucional encargado de Venezuela, Juan Guaidó?
Ciertamente, es muy preocupante, y nos hace recordar la aleccionadora frase de José
Martí de que “En política, lo real es lo que no se ve.”
Hay una realidad
que no podemos desconocer: En la política internacional, primariamente,
prevalecen ante todo los intereses políticos y económicos de los gobiernos.
Toda otra cuestión es secundaria; es apariencia y publicidad.
La historia está
llena de ejemplos: Hace ochenta años, dos extremos del mal, el tirano de ultra
izquierda Joseph Stalin y el tirano de ultra derecha Adolfo Hitler, llegaron a
un acuerdo en lo que se conoció como el pacto Ribentrob-Molotov por virtud del
cual la Unión Soviética y Alemania se repartían algunos países la Europa
Oriental entre estos Polonia, Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania. ¿Acaso
importaron los intereses de los pueblos de esos países? ¿Acaso consultaron con
los gobiernos de esas naciones? …Para nada. Como resultado, Polonia sufrió una
horrible opresión por parte del nazismo y los países bálticos padecieron los
sangrientos desmanes del genocida Stalin.
Otro ejemplo que
nos toca muy de cerca, más aun, que nos duele mucho a los cubanos. Hace 57
años, durante la llamada Crisis de los Cohetes en Octubre de 1962, hubo
conversaciones secretas entre el presidente John F. Kennedy y el Primer
Ministro de la USRR, Nikita Khruchev, por medio del cual los Estados Unidos
retiraría los misiles tipo Júpiter de Turquía, a cambio de que la URSS retirara
los misiles nucleares de Cuba y a su vez los Estados Unidos se comprometió a no
invadir a Cuba, ni permitir que los exilados cubanos, terceras personas y/u
otros países del continente invadiesen o atacaran militarmente a Cuba,
garantizándose así la perpetuidad de la tiranía comunista en Cuba. Nadie del
pueblo cubano, del exilio, de las guerrillas anticastrista que heroicamente
combatían en las Sierras del Escambray y en otros lugares de Cuba, ni de la
clandestinidad anti-castrista, tuvo injerencia, ni fueron consultados. Fue en
secreto, a espaldas y en perjuicio del pueblo cubano.
Su efecto ha sido
tan perjudicial, que hoy día, casi seis décadas después, el régimen castrista
sigue en el poder, esclavizando al pueblo cubano y esparciendo el maligno
cáncer del castrismo por toda América Latina. Fue el interés político de Washington
y el de Moscú lo que prevaleció por encima del derecho inalienable de un pueblo
a su libertad. Un pacto que hoy día se aduce continua en vigor, pues la
Federación Rusa asumió en sustitución, los derechos que sobre el mismo le
correspondían a la extinta Unión Soviética. A partir de ese momento, aquellos
exiliados cubanos que ayudaban a los opositores llevándole pertrechos a las
guerrillas anticastristas o que incursionaban en costas cubanas para acatar a
la dictadura, arriesgando sus vidas por la libertad de Cuba, los encarcelaban.
El desespero y la frustración, sumado al deber y la lealtad para con la patria
oprimida, llevó al Dr. José Miró Cardona, jefe político de la heroica Brigada
2506, a proclamar la llamada “guerra por los caminos del mundo”, por la cual
también, hubo y todavía quedan, presos políticos cubanos en cárceles de Estados
Unidos.
Retomando el tema
del principio: Ahora están sentados, negociando en algún oscuro cuarto, a
espaldas del pueblo venezolano, representantes de la narco-dictadura
castro-chavista y del gobierno de Estados Unidos. Unas negociaciones que
preocupan, pues podría afectar el derecho a la libertad del pueblo venezolano y
que también pudiera tener repercusiones muy negativas y nefastas para la
libertad de otros pueblos esclavizados por el expansionismo castrista como lo
son Nicaragua, Bolivia y hasta para el mismo pueblo cubano. Más aun, los
efectos de un tratado o acuerdo similar al antes indicado, que perpetúe en modo
alguno el régimen dictatorial chavista de Venezuela, pudiera representar un
serio peligro para todos los pueblos y gobiernos democráticos del continente
americano. ¡Algo que sería inmoral e impermisible! Porque la libertad de los
pueblos no es negociable.
Es preciso
demandar la transparencia sobre esas conversaciones secretas, más allá de las
meras declaraciones verbales de sus actores, sino exigir el acceso a las
minutas y documentaciones fehacientes cursadas entre ambas partes. Así como
también, exigir la presencia con voz y voto de la representación del legítimo
presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó y de la oposición venezolana en
dichas conversaciones, para garantizar que las mismas solo sean con el único objetivo de lograr la salida
inmediata del poder del dictador Nicolás Maduro y todos sus malandros,
entregándose el poder al presidente constitucional de Venezuela, Juan Guaidó.
Y con respecto al
pueblo cubano, también es hora de exigir que, oficialmente y por escrito, se
aclare la vigencia del Pacto Kennedy – Khruchev y en caso de estar todavía
vigente, exigir se derogue de inmediato, y se reconozca el derecho del pueblo
cubano y de cualquier otro pueblo bajo el yugo castro-chavista en la América
Latina, a luchar por su libertad con todos los medios a su alcance.
Son los pueblos
los únicos que tienen el genuino interés de procurar y salvaguardar la
libertad, la democracia, la paz y el bienestar, por cuanto, compete a estos
actuar solidariamente contra cualquier intento conducente a la perpetuación de
cualquier tiranía, de cualquier índole, en la América Latina.
San Juan, Puerto
Rico, 25 de agosto de 2019
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