SALARIOS
DIGNOS, NO MIGAJAS
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Con bombos y platillos el régimen castrista
ha anunciado aumentos de sueldo para los trabajadores estatales y las pensiones
a los jubilados. El sueldo medio del cubano será de 871 pesos nacionales al
mes, lo que representan al cambio actual de 24 pesos por dólar, unos $36.29 US
dólares mensuales; mientras que el promedio de las pensiones subirá a 500 pesos
nacionales al mes que implican $20.83 US dólares mensuales. Esta medida abarcará a 3,067,000 trabajadores
del sector estatal y 1,281,523 pensionados.
Obviamente, como dice el refranero “¿A quién
le amarga un dulce?”, pero resulta que tales aumentos son todavía
extremadamente bajos, inadecuados e insuficientes para el sostenimiento de modo
digno y adecuado de los trabajadores y sus familias.
Para empezar, según un estudio comparativo del
salario en América Latina, Cuba, aun con dicho aumento, sigue estando en el
penúltimo lugar en la escala salarial latinoamericana, solo por encima de
Venezuela (otro país que sigue los desastrosos pasos económicos de Cuba y cuyo
salario medio actual de $6 US dólares mensuales), y por debajo de Haití, un
país tradicionalmente paupérrimo. (En Haití el salario medio en dólares es de
$70 US Dólares mensuales).
La insuficiencia salarial se destaca cuando
tales salarios y pensiones los confrontamos con los altos precios la canasta
básica de los consumidores cubanos. Así, por ejemplo, vemos que el litro de
aceite cuesta $3 pesos nacionales. Un huevo vales $4 pesos nacionales. El arroz
cuesta $5 pesos nacionales la libra. Los tomates a $8 pesos nacionales la
libra. La malanga está a $10 pesos nacionales la libra. La Yuca a $4 pesos
nacionales los frijoles a $20 pesos nacionales. La libra el boniato a $3.50
pesos nacionales. La libra de carne de puerco se cotiza a $57.50 la libra.
A estos precios hay que añadir la
ineficacia del sistema en proveer los artículos alimentarios básicos, lo que
genera la existencia de un mercado paralelo de bolsa negra; con el agravante de
que muchas veces, el Estado vende esos productos en divisa o pesos convertibles
(CUC), haciéndolos inaccesibles para los trabajadores cubanos y sus familias.
En resumen, que para empezar medianamente a satisfacer sus necesidades
adecuadamente, se estima que una familia cubana necesita ganar por lo menos, el
equivalente a $86.41 US dólares mensuales (2,73.84 pesos nacionales), pero su
salario promedio solo llega a $36 US dólares. Y mucho peor es la situación para
los pensionados que solo reciben el equivalente a $20 US dólares mensuales.
El
trabajador cubano necesita un salario digno, no migajas concedidas por el estado totalitario para justificar con
treatrizaciones populistas su ineficiencia intrínseca y la explotación de los
trabajadores por el régimen. En realidad, al régimen nunca le ha interesado sacar de la pobreza a los trabajadores
cubanos, pues esta es parte del rejuego de control social y dominio del Estado
totalitario sobre los ciudadanos. En este sentido la dictadura castrista ha
venido violando sistemáticamente un derecho humano de los trabajadores cubanos
contenido en el Artículo 23 inciso 3 de la Carta de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas que establece que: “3. Toda persona que trabaja tiene
derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como
a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será
completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección
social.”
El régimen cubano no tuvo para nada en
cuenta las precarias condiciones económicas y las necesidades de los
trabajadores cubanos y sus familias, lo cual viola el Convenio relativo a la
fijación de salarios mínimos Número 131 de 1970 de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) que en su Artículo 3 establece que: “Entre los elementos que deben tenerse en cuenta para
determinar el nivel de los salarios mínimos deberían incluirse, en la medida en
que sea posible y apropiado, de acuerdo con la práctica y las condiciones nacionales,
los siguientes: (a) las necesidades de los trabajadores y de sus familias
habida cuenta del nivel general de salarios en el país, del costo de vida, de
las prestaciones de seguridad social y del nivel de vida relativo de otros
grupos sociales; (b) los factores económicos, incluidos los requerimientos del
desarrollo económico, los niveles de productividad y la conveniencia de
alcanzar y mantener un alto nivel de empleo.”
Detrás de las
medidas salariales del régimen hay otro propósito muy alejado al de proveer el
bienestar a los trabajadores. Actualmente en Cuba hay un malestar de fondo con
las condiciones sociales y económicas que padece la población y que
eventualmente puede llevar a explosiones sociales que pudieran afectar la
estabilidad de la casta gobernante. Ante tal temor, la dictadura optó por
amainar la situación con un raquítico aumento de salarios mínimos.
Pero lo cierto es
que las condiciones de escases y pobreza continúan, pues el problema radica en
un mal intrínseco del sistema político, social y económico imperante en el
país. Luego el camino a la reivindicación de los trabajadores cubanos empieza
por el cambio radical del sistema político, social y económico. Pues Cuba
necesita ser un país de trabajadores libres, respetados plenamente en sus
derechos humanos y laborales, que devenguen salarios adecuados y justos, que
les permitan una vida digna para sí y sus familias. Pero para lograrlo hay que
primero cambiar el sistema.
Insisto, el mal
de Cuba es de naturaleza sistémica y mientras este no cambie totalmente y de
raíz, continuaran los males y el sufrimiento del pueblo.
San Juan, Puerto
Rico a 12 de Julio de 2019.
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