lunes, 22 de marzo de 2010

EL RECLAMO JUSTO DE REYNA TAMAYO
Por: Lcdo. Sergio Ramos


El pasado 3 de marzo, una madre herida y angustiada por el asinato de su hijo escribió una carta abierta al dictador sustituto general Raúl Castro Ruz.

En su valiente misiva, Reyna Tamayo Danger, desmiente al dictador y a la maquinaria propagandística de la dictadura sobre los hechos y las difamaciones que sobre su hijo han esgrimido con total menosprecio a la verdad.

Erguida sobre sus lágrimas – vivo ejemplo de una Mariana Grajales --- señala en su carta como causante del asesinato de su hjjo, al mayor Filiberto Hernández Luis, jefe del penal de Kilo 8 en Camagüey.

Pide angustiada se le haga justicia y citamos:
“Que se abra un proceso investigativo sobre las causas originales de la huelga de hambre, así como también que se haga una exhumación de los restos de mi hijo donde participen un equipo de médicos internacionales para que de manera transparente quede al descubierto la verdadera razón por la que murió, teniendo en cuenta que el cuerpo y la vida de Zapata quedaron solamente en las manos de los que quisieron verlo muerto.”
Pero los tiranos son indolentes y sordos. Ahora ponen a sus ciegos aliados y discípulos, Hugo Chávez y Evo Morales, a repetir como papagayos las mentiras del régimen. Le secundan en el difamador estribillo el coro de los mercenarios, los hipnotizados y los vendidos al sátrapa, como por ejemplo, la hija del connotado genocida Ernesto “Che” Guevara, Aleida Guevara y los cantantes Williy Toledo y Miguel Bossé. Lo triste es que independientemente de que la tontería útil les embarga les haya hecho creer el libreto, con su postura, estas personas aplauden un asesinato.

La verdad es una: Asesinaron al preso de conciencia Orlando Zapata Tamayo. Y la Comunidad Europea y varias organizaciones internacionales de Derechos Humanos han condenado la barbarie.

Pero el reclamo de justicia está pendiente. Por eso hay que hacer de esta petición un clamor mundial.

La impunidad es parte del crímen que se comete y alienta y envalentona al criminal. La justicia bien aplicada frena el crimen. Por cuanto hay que añadir, para el cumplimiento fiel de la justicia, como colorario a la investigación internacional, que se abra un Tribunal Penal Internacional contra el mayor Filiberto Hernández Luís y sus cómplises.

La impunidad conque hasta ahora el régimen de Cuba ha matado, torturado, encarcelado, desterrado y perseguido a sus detractores y al pueblo cubano en general, tiene que tocar a su fin. La justicia no puede seguir siendo pisoteada, ni ignorada. Las víctimas también tienen derecho, y lo primero es que se les haga justicia.

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