domingo, 29 de mayo de 2011

LA REPUBLICA INCLUSIVA



LA REPUBLICA INCLUSIVA
Por: Lcdo. Sergio Ramos


Acaba de pasar el mes de mayo. Un mes agitado por los acontecimientos que sacudieron al mundo y a Cuba. Un mes en embarga fechas históricas importantes para los cubanos:
El 1ro de mayo, el 19 de mayo y el 20 de mayo.

Mientras el mundo se maravillaba de la suntuosidad y el lujo de la boda del Príncipe de Inglaterra, la beatificación del Papa Juan Pablo II por el Vaticano y al otro lado del planeta caía abatido por las balas justicieras el mas sanguinario terrorista de la historia contemporánea, Osama Bin Laden, en Cuba, ese microcosmo querido y aislado del mundo, apenas llegaron esas noticias de modo distorsionado por la seudo-prensa del Estado totalitarista.

Solo se “celebró” el Día Internacional del Trabajo con un desfile masivo en donde fue llevado bajo presiones a la mayoría de los trabajadores para proyectar la imagen de apoyo popular al gobierno y sus medidas laborales recién tomadas. Se realizó una maquiavélica distorsión de tan importante día para los trabajadores.

¿Que obrero va ha estar de acuerdo con despidos masivos del orden del millón de personas? Pero en Cuba hubo silencio total.

El desempleo fue lo que llevó, entre otras cosas, a la calle a los egipcios y a los tunecinos, derrocando a sus gobiernos dictatoriales. Pero en Cuba el Día del Trabajo se transformó en el día de los esclavos. La gran mayoría desfilaron porque saben de las represalias laborales que le significaría no asistir al llamado del dictador sustituto. No ha habido ninguna protesta por los despidos. Y si la hay, esta presente para el ciudadano el riesgo que padeció en este mes de mayo Juan Wilfredo Soto García. Un simple ciudadano opositor que fue muerto a palos por la policía de la dictadura en Santa Clara por pensar distinto en alta voz.

Con ese crímen sobre sus hombros, ignoró el dictador, el aniversario de la Muerte del Apóstol José Martí (19 de mayo) y la Instauración de la República de Cuba (20de mayo). Dos fechas pasadas totalmente por alto en la Cuba tiranizada por los hermanos Castro.

Sus violentos actos represivos contra quienes piensan diferente al dictador, contradice el espíritu del Apóstol de la Independencia de Cuba, José Martí que aspiraba a que “la ley de la republica sea el culto sagrado a la dignidad plena del hombre” y atenta al propósito con que fue diseñada la República de Cuba, que tanto sacrificio costó a los mambises para lograrla. La Cuba martiana “con todos y para el bien de todos” ha sido transformada en una Cuba de algunos y para el bien de los pocos que ilegítimamente se la apropian.

Lo que la dictadura ha transformado al país en la finca privada de algunos. Se ha creado un estado exclusivo, para beneficio de los pocos y en detrimento de los muchos.

La patria pertenece a todo el pueblo cubano. A todo aquel que forma parte de la nación cubana, sin importar donde se encuentre. Y esa es la visión de patria que debe imperar. Es esa una meta para forjar una Nueva República de Cuba que deje atrás todo vestigio del presente ignominioso que vive nuestro pueblo; y para que los defectos del ayer se los corrija, y las virtudes todas se sostengan para el beneficio y progreso de todos los cubanos.

Todos tenemos derecho a la patria y la patria necesita de todos. Pero para lograr este fin sublime, se necesita el respeto sagrado por los derechos humanos de todos los nacionales cubanos y la inclusión libre y plena de los cubanos en la vida nacional.

La patria se hace con las opiniones de todos, y todos tienen derecho a expresarlas libremente. La patria se construye con todos y todos tienen derecho a participar de sus logros y bondades. La República tiene que ser inclusiva.

El concepto de inclusión plena tiene que respetar la diversidad de las ideas y el derecho de cada nacional a participar y a estar representado en todas las esferas de la vida política, social y económica de la República. Las sociedades son plurales y la pluralidad dentro del respeto y la tolerancia, concede la paz y hace libre a las naciones.

Es opresivo e injusto que en Cuba solo tengan derechos a participar en la vida política del país aquellos que piensen igual al dictador y a la dominante oligarquía del poder.

Es detrimental y marginante el hecho de que en Cuba solo puedan invertir los extranjeros, mientras a los cubanos, estén dentro o fuera del país, se les prohíba. Pero resulta que a la patria se la apropiaron ilegalmente y la dominan para su beneficio y enriquecimiento de unos pocos.

La patria, tiene que potenciar primero los derechos del pueblo nacional, quienes son sus verdaderos dueños y después a los extranjeros. Y no se entienda que se rechaza al que viene a ayudarla para hacer progresar al país, que siempre es conveniente y necesario, pero que sea sin detrimento al derecho primario de los ciudadanos de Cuba.

Hasta ahora, todo es para el estado y el estado es solo para servir a los que lo controlan. Esta aberración tiene que erradicarse. El estado es para servir en beneficio todos los nacionales del país; y esta misión solo es posible cuando el estado esta controlado por la voluntad libre de todas las tendencias de pensamiento nacional, resultado de elecciones periódicas, libres, limpias, transparentes y plurales. La inclusión plena ha de incluir siempre a las minorías como parte del gobierno del estado.

El estado es fuente de poder. Emana de sí un poder que mal usado resulta nocivo; y el poder, como la droga, envicia, por cuanto debe ser distribuido, temporalizado, segregado y otorgado diluídamente, de modo que nadie pueda abrogarse tanto poder como para imponer su capricho y arbitrariedad, controlando para sí los órganos del estado.

La República inclusiva tiene que estar basado en el estado de derecho. Fundado en leyes justas asentadas sobre una constitución generosa y garantizadora de los derechos humanos y las libertades plenas del hombre, que vele y asegure la participación plena, real y constante de las minorías y mayorías en todos los organismos e instituciones del país. La ley ha de ser igual para todos y los fueros y privilegios tienen que estar ausentes.

La exclusión y marginación ha sido la génesis de la pobreza y el retroceso que ha dado el país en cincuenta años de destrucción. Y la experiencia nos enseña que los países mas próperos resultan ser los países que mas libertades tienen y mas participación dan a sus ciudadanos en los asuntos públicos.Y es que la libertad genera progreso.

Nuestra mayor esperanza, radica en la fuerza productiva de sus nacionales, pero para que esta pueda contar con el desarrollo y vigor necesario para convertir la miseria en progreso, ha de abrir completamente la libertad económica total a todos sus nacionales, de modo tal que sea libre el emprender la empresa que se desee, sin trabas, ni abusos, ni impuestos onerosos por el estado. Solo así, el pueblo cubano recobrará el progreso perdido y se labrara el bienestar para que todos puedan vivir en un país con calidad de vida.

Pero en Cuba, como secuela de esa ciudadanía de segunda que le implantaron al cubano, se discrimina al nacional, infunde descontento, genera desaliento, forjan desesperanzas y fomenta la miseria.

Es ofensivo a la dignidad de los cubanos que la dictadura exija a sus nacionales visas y permisos de entrada al país y se discrimine sobre que cubano entra o sale del territorio nacional. Entrar o salir del país es un derechos inalienable de sus ciudadanos por lo que debe ser la libre entrada y salida de cualquier cubano, sea para vivir o para pasear. En Cuba tienen que caber todos los cubanos.

La inclusión plena, conlleva participación real del todos los nacionales cubanos sin excepción. Implica que las todas minorías tienen derecho a tener representación y participación apropiada en todos los niveles y ramas del gobierno. Un país se ha de gobernar de consenso, con la opinión de todos sus ciudadanos y no por el capricho de un solo hombre o por un solo grupo de personas. La patria tiene que ser la obra perenne de todos de sus nacionales.

La inclusividad va más allá de la política. Abarca a toda la sociedad. La vida social y cultural del país, tiene que abrirse a todos sus nacionales, sin importar sus creencias o su condición social. La libre diversidad ayuda al crecimiento de las naciones.

La Nueva República de Cuba tiene que ser inclusiva y para lograrlo debe nacer, forjarse, vivir y crecer como obra común de todos los nacionales cubanos y esto solo se logra cuando el país incluye por igual en su seno, a todos sus hijos.

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