domingo, 22 de agosto de 2010

SOLIDARIDAD CON REYNA TAMAYO




En días recientes Reyna Tamayo, madre del opositor y mártir de la libertad de Cuba Orlando Zapata, trató de visitar la tumba de su hijo en Banes para honrar su memoria.

Abusiva y cobardemante, un nutrido contingente de la PNR y del Departamento de la Seguridad del Estado pusieron una barrera de militares en el camino impidiéndole el paso.

Reyna Tamayo, acompañada de varias Damas de Blanco, trató infructuosamente de pasar la barrera de corpulentos esbirros de la dictadura.

He ahí la cobaría y vileza de la dictadura, enviar militares para que una madre enlutada no visite la tumba de su hijo asesinado. Esto viola el derecho a la libertad de locomoción, que es un derecho humano garantizado por la Carta de Derechos del Hombre de las Naciones Unidas.

Este acto, también muestra la debilidad de la dictadura. Le tienen miedo a que una madre visite la tumba del hijo que ellos mismos, los esbirros de la dictadura, asesinaron.

Un país fuerte con un gobierno sólido, asistido por la razón y la población, no tiene de que preocuparse porque una anciana visite la tumba del hijo en un cementerio situado en un remoto pueblo del interior del país.

Pero los dictadores estan muy preocupados; muy atemorizados. Le tienen pánico a que la memoria del mártir Orlando Zapata Tamayo, infunda en la conciencia de los cubanos el coraje y la rebeldía contra el oprobio y clame masivamente por la libertad que le tienen conculcada hace más de cinco décadas.

Le tienen miedo a que con Orlando Zapata resurja aquel sublime aliento de coraje en el pueblo que en el pasado forjaron los Estudiantes de Medicina asesinados por los opresores españoles durante la colonia. O se desate aquella ira popular que se provocó con el asesinato Rafael Trejo, y que levantó al pueblo contra el dictador Gerardo Machado en 1933. O que resurja aquella rebeldía que desató entre el pueblo el asesinato del líder estudiantil Jose Antonio Echavarría durante la dictadura de Fulgencio Batista.

Los mártires levantan a los pueblos dormidos y subyugados. El tirano sabe que Zapata vive en el alma del pueblo cubano y es su ejemplo a seguir. Saben que con Reyna Zapata va a la tumba de Orlando, junto con la lágrima de una madre, el clamor de justicia de un pueblo que quiere ser, y será, libre.

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