domingo, 22 de agosto de 2010

LA SIMBOLOGIA CASTRISTA EN TIEMPOS DIFICILES



Por: Lcdo. Sergio Ramos


El viejo tirano apareció vistiendo una camisa verde olivo después de haber estado fuera de los escenarios públicos del país por varios años a causa de su grave enfermedad. Se le vió con los científicos, en el programa televisado Mesa Redonda, con los Jóvenes de la Unión de Jóvenes Comunistas, con los deportistas, visitó el Acuario e hizo manifestaciones públicas referentes a temas internacionales y nacionales. En una ceremonia aparte, colocó una corona de flores ante el monumento a José Martí en la Plaza de la Revolución y visitó la tumba de los caídos en el Ataque al Cuartel Moncada en Artemisa. Manifestó que él estaba ya “totalmente restablecido”. Habló en el seudo parlamento del país. Parecía como si estuviera en una ligera campaña electoral.

Por su parte, su hermano y tirano sustituto, asistió a los actos oficiales del 26 de Julio en Santa Clara ante la tumba del genocida Ernesto “Che” Guevara, pero se limitó a entregar “diplomas y certificados a trabajadores destacados”. Delegó el discurso principal al también octogenario vice-presidente José Ramón Machado Ventura, un personaje de recalcitrante linea dura y ortodoxa.

Otro curioso dato durante la celebración ante una oficialmente alegada asistencia de 90,000 personas, ( que a juzgar por las fotos pudo ser del orden de los 20,000 ), es que el general Raúl Castro estuvo acompañado a ambos lados por altos dignatarios del gobierno de Hugo Chavez: el Ministro de Energía Alí Rodríguez y el vice presidente de Venezuela Rafael Ramírez.

También es curioso destacar que ondearon tres banderas en las astas oficiales al lado de la tribuna principal: La cubana, la del 26 de Julio y la venezolana.

Estos hechos ocurren a pocos días de concluir las conversaciones tri-partitas entre la Iglesia Católica, el canciller español Miguel Angel Moratinos y el general Raúl Castro, las cuales trajeron como resultado la liberación-destierro de unos cincuenta presos políticos y la autorización para que las Damas de Blanco desfilaran en paz y con limitaciones, todos los domingos por la 5ta Avenida de Miramar del Municipio Playa en Ciudad Habana.

Cabe destacarse que estos hechos ocurren en un momento internamente difícil para el gobierno de Cuba, matizado por la grave escasez de alimentos fundamentales en la dieta cotidiana del cubano y por un marcado descontento entre la población, sobre todo entre la juventud, quienes no ven futuro alguno dentro de la revolución castrista.

Fidel Castro parece lanzar un mensaje subliminar que se traduce en que el presidente, Raul Castro, preside pero no gobierna. Quien dicta las pautas escenciales del país es el Comandante en Jefe. Su insistencia en que ya “esta curado” de su dolencia es un llamado de atención a sus subditos en términos de que “a que puedo volver a tomar las riendas del poder”. ¿ O acaso es un “quiero volver al poder”, si juzgamos por sus desmedidas ambiciones?

Raúl Castro ha sido el gran segundón de su hermano mayor. Siempre ha actuado con miedo a su autoridad. Sabe que su hermano es implacable y cruel para quienes le retan su autoridad. Aún a quienes han sido sus mas leales súbditos y los que le han salvado la vida, han sido asesinados por el dictador. Los casos de los Generales Ochoa y Abrahantes y del Coronel De La Guardia son una muestra clara de ello. Su repetida aparición es un mensaje a su hermano menor de que el puesto presidencial que ocupa es prestado y le pertenece a Fidel Castro.

También encierra un propósito de crear en la descontenta población el efecto atemorizante “Cid Campeador” de que el lider de la revolución sigue al mando aunque este viejo y enfermo.

El hecho de que un hombre de la vieja guardia de Fidel Castro con posiciones recalcitrantes a cualquier tipo de cambio fuese quien hiciere el discurso principal en tan importante acto para la oligarquía del poder, implica un mensaje al pueblo de que no habrá ningún cambio hacia posturas mas liberales en lo político y en lo económico mientras Fidel Castro esté con vida.

Un dato que pasó casi inadvertido, pero curioso, es que las banderas de Cuba y Venezuela estuvieran al mismo nivel en la tribuna principal y que Raúl Castro estuviera escoltado a ambos lados por el vice presidente de Venezuela y el Ministro de Energía de ese país. Esta simbología es preocupante. Hace varios años atrás (en el 2007) el entonces canciller cubano Felipe Pérez Roque anunció en el pleno de la Asambea General de las Naciones Unidas que Cuba estaba dispuesta a declinar su soberanía para formar una confederanción con Venezuela bajo el ALBA.

Ademas, Cuba acaba de firmar en esta oportunidad mas de un centenar de acuerdos que según palabras del propio Raul Castro estan encaminados a lograr una “integración económica” entre ambos países.

La integración económica es el paso previo a la integración política de ambos países. Esta sería una fusión, que de producirse, Cuba perdería su soberania nacional ante su aliado mas poderoso: Venezuela. En la praxis, Cuba advendría a ser una provincia venezolana.

Para los escépticos de tal aseveración, recordemos que pese a la retórica nacionalista que despliega la oligarquía gobernante, lo cierto es que hay antecedentes de que Fidel Castro y la cúpula gobernante menosprecian el principio de la soberanía nacional. Durante la hegemonía de la Unión Soviética, la dictadura castrista entregó, en muchos ámbitos, las riendas de su soberanía patria a Moscú. De ese modo, los Rusos controlatron nuestra política internacional y nuestra economía; modelaron a su forma las Fuerzas Armadas Cubanas; desplazaron ojivas nucleares en nuestro territorio; construyeron bases de submarinos nucleares en Cienfuegos y bases de espionaje electrónico en suelo cubano. Comprometieron a las tropas cubanas en guerras que no nos pertenecían en el continente africano y desplazó miles de soldados cubanos por otras partes del mundo.

Cuba volvió a ser soberana porque el imperio soviético se desmoronó, no por la voluntad de la oligarquía castrista. Tal y como le pasó a los pueblos conquistados por Roma cuando el Imperio Romano de Occidente cayó.

Este es el mayor peligro. La oligarquía para salvar sus poderes, privilegios y riquezas busca fusionarse a cualquiera que le ofrezca la garantía de conservarlos intactos. En este caso es Hugo Chavez, como ayer lo fue la URSS.

Vuelve a confirmarse que con los Castros no hay posibilidad de cambio, y si hubieran modificaciones en el régimen imperante, serán aquellas que produzcan la continuidad de la oligarquía gobernante en el poder y la conservación de sus riquezas y privilegios.

Aquellos cambios orientados a mayores libertades y derechos humanos para el pueblo o que conduzcan a un mayor beneficio y prosperidad para los cubanos, no son comtemplados por la cúpula del poder, específicamente, por el tirano Fidel Castro.

El cambio hacia la democracia, hacia el respeto a los derechos humanos y hacia una economía que garantice progreso y bienestar al pueblo cubano ha de venir de la lucha incesante, persistente y frotal del pueblo cubano contra sus opresores y contra los foraneos aliados políticos y económicos de la dictadura que se confabulan para mantener esclavizado a nuestro pueblo.

El mensaje subliminar de la simbología del tirano es: “Yo sigo al mando. Aquí no habrá cambios. Y estoy dispuesto a vender la patria con tal de seguir disfrutando del poder y la riqueza.”

La moraleja para el pueblo cubano es que del esclavista solo podemos esperar esclavitud y solo la rebelión del pueblo es capaz de darle la libertad al pueblo.

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