sábado, 1 de mayo de 2010
* Un gobierno que otorgue las garantías y el respeto pleno a los derechos humanos.
La libertad se empieza alcanzar por el respeto pleno a los derecho humanos, según se contempla en la Carta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Para eso se require instaurar una conciencia popular, arraigada con firmeza, de tolerancia y respeto para con el prójimo.
Debemos forjar la cultura del respeto mutuo como medio para establecer el ambiente de paz que el país tanto necesita, sin la cual las libertades quedan en precario. Ni el fanatismo intolerante y hostil que emana del discurso promotor del odio, que solo resulta en la violencia y opresión contra los que piensan y son distintos; ni el exclusivismo de poder y de partidismo, que solo accarrean despotismo y privilegios; ni tampoco el amordazamiento y monopolio de la palabra que solo nos trae desinformación e ignorancia, pueden tener cabida en una sociedad civil libre.
Tolerancia para es la base del respeto y no es unilateral, sino mutuo, de unos a otros.
Parte de la base del mutuo respeto a las distintas y hasta opuestas ideas y creencias, gustos y preferencias, de los otros. Del respeto a ser, creer, pensar y expresar. Del respeto a trasladarse y reunirse. Del respeto sagrado al derecho ajeno. El derecho a vivir, que es vivir libre y en paz.
Este es el parámetro básico para la convivencia pacífica en el marco del respeto pleno a los derechos humanos. Este marco, llevado al derecho sustantivo, debe estar firmemente garantizado por cualquier constitución que el pueblo libremente decida promulgarse democráticamente en un futuro, como base para la forjación de un nuevo orden para Cuba donde verdaderamente “ La Ley primera de la República sea la dignidad plena del hombre” como señalara José Martí
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