domingo, 15 de julio de 2012

DEPORTISTAS ESCLAVOS

DEPORTISTAS ESCLAVOS Por; Lcdo. Sergio Ramos Cuba reconoce públicamente la frecuente ‘deserción’ de sus jugadores cada vez que salen el exterior a participar de eventos deportivos internacionales. Ha reconocido que “es una derrota” para el deporte cubano. Pero la pregunta que debieran hacerse es ¿Por qué se quedan los jugadores cubanos y los de otros países no? ¿Por qué ‘desertan’ los jugadores cubanos y los de Panamá, Francia, Argentina, Japón o Kenya no se escapan de sus delegaciones? Y lo más curioso aun es que a los deportistas cubanos, sobretodo a los de baseball, basketball y boxeo, el estado cubano les otorga una serie de privilegios materiales que el ciudadano común no tiene. Pero aun así, esos excelentes deportistas, en todas las ramas del deporte, escapan de sus delegaciones a la primera oportunidad. Lo que Granma no se atreve a decir es que el problema esta en el país, no en el deportista. Obviamente, algo anda mal en Cuba cuando eso ocurre. Pues es una situación recurrente que se remonta a la década de los sesenta y continua hoy a mas de cinco décadas después. La génesis del problema incomprensible para el régimen es que los deportistas cubanos disfrutan de muchos privilegios, pero carecen del más esencial elemento que necesita todo ser humano: La Libertad. Los regímenes totalitarios, sean de derecha o de izquierda, laicos o religiosos, marcados como el de Cuba, por una recalcitrante ideología impuesta, tienden a tratar de demostrar una superioridad que no tienen. Uno de los instrumentos que utilizan para ello es el deporte. De ese modo, crean escuelas deportivas donde imponen una férrea disciplina a sus estudiantes y en donde desde niños son reclutados aquellos que tienen habilidades deportivas, para someterlos a una intensa enseñanza y entrenamiento del deporte. A nivel primario hasta pre-universitario se desarrollaron las escuelas llamadas Escuelas de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) y a nivel universitario el Instituto Superior de Cultura Física Manual Fajardo. Aparte de la indiscutible excelencia en la preparación de los atletas desde el punto de vista deportivo, estas escuelas adolecen de su falta de escrúpulos ante el respeto a la dignidad y los derechos humanos de los deportistas, a quienes imponen un régimen disciplinario espartano que va mas allá de lo que debe ser la disciplina deportiva. Esos seres humanos, dejan de ser dueños de si, para ser objetos propagandísticos del estado totalitario. Implica que los atletas están a merced de servir siempre al Estado. Que no pueden contratar y ser contratados por quienes libremente ellos determinen, y además, son obligarlos a pensar y a expresarse a tenor con los postulados ideológicos y políticos del régimen. El que se sale de esa línea, o más bien, de esa virtual cerca de alambres, es purgado, castigado y desposeído de sus privilegios. Además, los atletas son sometidos fuertes a presiones para que obtengan las preciadas medallas y trofeos que necesita el estado totalitario para probar la ‘superioridad del régimen’ que ha creado un ‘hombre nuevo, superior, perfecto e invencible”. Nada nuevo, remontándonos a la historia podemos recordar, como durante las Olimpiadas de Berlín en 1936, la Alemania Nazi de Adolfo Hitler utilizó el deporte para mostrar la ‘superioridad de la raza aria”, de ese nuevo hombre perfecto, digno de los dioses germanos de acreedores de entrar al Valhala. Esa misma utilización del deportista-objeto del estado, la adoptó la Unión Soviética. Durante toda su existencia hasta su caída en 1989, la URSS utilizó a sus atletas para probar que había creado un “hombre nuevo” y superior, originado en las comunas, nacido del proletariado, capaz de arrasar con las decadentes huestes de atletas capitalistas. Y de igual modo, los países sometidos bajo el Bloque Soviético o Campo Socialista, imitaron a la metrópolis. Cuba, convertida en su colonia caribeña, no se quedo atrás en copiarlos. Hoy día esa finalidad de demostrar a ese supuesto ‘hombre superior’ creado por la fusta del estado totalitario, lo podemos observar en Corea del Norte. Un sistema sanguinario y opresivo que convierte al hombre en robot. Pero contradictoriamente, los ‘hombres nuevos’ del deporte necesitan guardianes a su alrededor porque sino escapan del ‘paraíso del proletariado’. Es curioso que cuando los jugadores cubanos salen a competir al extranjero, sus delegaciones, del mismo modo que hacían los Soviéticos, son agrandadas por agentes de la policía política de la Seguridad del Estado, disfrazados de dirigentes, deportistas de banco, auxiliares de carga bate, custodio de pelotas, y demás coberturas a veces risibles. Pero todo con el propósito de que sus esclavos deportivos no se les escapen a la libertad, o no hagan contacto con otras personas extrañas que les infecten sus inmaculados cerebros llenos de las ideas revolucionarias infundidas por el creador de los “hombres nuevos”. Un caso clásico y vergonzoso sucedió durante el Mundial de Pelota celebrado en Puerto Rico en el 2009. La delegación cubana vino dirigida por el hijo del tirano Fidel Castro, Dr. Antonio Castro Soto. Los Atletas fueron encerrados y aislados en sus habitaciones en un hotel de lujo de San Juan, en donde el gobierno cubano rento un piso completo y cuando el personal de limpieza llegaba a realizar sus labores, eran sacados del lugar para que no tuvieran contacto con ellos. Tenían que dormir con las puertas de la habitación abierta. Se les prohibía ver televisión, hablar con terceras personas o salir solos sin un agente de la policía política al lado. El gobierno de Cuba contrató una compañía privada de guardias de seguridad para que los ayudara en la vigilancia de los atletas. Tristemente, este abuso se hizo con la anuencia de los organizadores del evento, de las federaciones deportivas y de personalidades del deporte de la Isla. Un acto que constituyó un delito tipificado por el Código Penal de Puerto Rico: Restricción de la Libertad (Artículos 167 y 168) y peor aun, fue una clara violación de los derechos humanos de los jugadores. Esta violación de los derechos humanos, en igual o en menor grado, se ha repetido siempre en Puerto Rico y en otros países de mundo, y demuestra que Cuba tiene deportistas-esclavos, como los tuvo la Alemania Nazi y la URSS. Es esa falta de libertad y de respeto a los mas elementales derechos humanos sobre los jugadores y sobre el pueblo de Cuba en general, la razón fundamental del porque los jugadores cubanos se escapan de sus delegaciones en busca de la libertad que estado totalitario, el hacedor del ‘hombre nuevo’, no les respeta. Esa es también es la respuesta del porque jugadores de los demás equipos deportivos, inclusive de países pobres y tercermundistas, no escapan de sus delegaciones. Reitero que los jugadores cubanos, escapan, no desertan, porque el esclavo que rompe sus cadenas no deserta de la opresión, sino escapa a la libertad, tal y como lo hacían los cimarrones en los Siglos XVII, XVIII y XIX. Esa escapada constante tras más de cinco décadas, es el mal fundamental que contesta en verdad la pregunta que Granma no tiene el valor de responder. Y es que el ser humano busca instintivamente su libertad, aun cuando nunca la haya conocido. Se acercan ahora las Olimpiadas de Londres. Y deberían preguntarse los promotores, organizadores y federaciones deportivas, que es mas importante, el deporte o la dignidad humana. El hecho de permitir que se les coarte la libertad de movimiento y expresión a un grupo de deportistas, y que los agentes de las policías políticas de una dictadura vigilen coarten la libertad a los deportistas, denigra al ser humano y al deporte. Aquellos que toleran callados y que permiten semejante violación de los derechos humanos de los jugadores, trastrocan el orden de los factores, colocando el espectáculo deportivo sobre la dignidad del hombre, y convierten el estadio en coliseos de esclavos gladiadores romanos, mucho más civilizados y elegantes, pero no menos indigno e infame. Y Cuba volverá a competir, pero su delegación irá acompañada del mal intrínseco que acarrea el deporte en el estado totalitario: Usar y explotar deportistas esclavos mientras que sus jugadores seguirán escapando a la libertad.

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