sábado, 18 de febrero de 2012

CUBA EN EL ESPEJO DE SIRIA


Raul Castro y Bashir Assad, Tiramos de la misma camada.

CUBA EN EL ESPEJO DE SIRIA
Por; Lcdo. Sergio Ramos

Impacta las imágenes macabras que nos llegan desde Siria, en donde un pueblo se ha levantado reclamando su libertad y un dictador desalmado los masacra sin piedad. Mientras la comunidad internacional permanece paralizada a causa del apoyo al régimen, que a través del veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, le otorgaron Rusia y China. Así las cosas, el tiempo pasa y Bashar Assad inunda en sangre a su pueblo.

Algo parecido hubiera sucedido en Libia de no haber sido por el efectivo apoyo político y militar y sobre todo aéreo, que brindó la Comunidad Europea. El entonces dictador Khadafi envió su ejército a masacrar sin piedad al pueblo que clamó su libertad en las calles. Gracias al eficaz respaldo de las Fuerzas Aéreas de la NATO, paralizaron y destruyeron la capacidad militar Libia y permitieron avanzar a las tropas del rebelde pueblo hasta capturar y ajusticiar al tirano y alcanzar su libertad.

Los acontecimientos nos llevan a meditar sobre su reflejo en la situación cubana. Mirado retrospectivamente, la historia nos enseña los distintos resultados cuando existe el apoyo efectivo y cuando se carece de éste. En Bahía de Cochino ( Playa Girón ), los heroicos miembros de la Brigada 2506 fueron desprovistos del prometido respaldo de la aviación estadounidense y la consecuencia fue , no solo la derrota por una fuerza muy superior en número, sino , peor aun , la consolidación del tiránico régimen de los hermanos Castro, que ya tiene mas de 50 años. La debilidad e indecisión de un presidente afianzó una tiranía comunista a 90 millas de las costas de Estados Unidos, la cual hoy hace metátesis en el continente Suramericano. Si aquel día se hubiera brindado el prometido apoyo aéreo, Castro hubiera sido una efímera figura en la historia cubana.

Analizando el efecto prospectivamente, debe ponernos a pensar las posibles reacciones del tirano ante el desarrollo de un escenario en donde el pueblo se lance masivamente a las calles. Esta claro que las reacciones entre dictadores de Túnez, Abidine Ben Ali y el de Egipto, Hosni Mubarak, fueron distintas a las de Muamar Khadafi de Libia y Bashar Assad de Siria. Los primeros no son dictadores movidos por fanáticas ideologías; los segundos pueden catalogarse como dictadores ideológicos. Es la misma diferencia que existe entre las dictaduras de Fulgencio Batista y Gerardo Machado, versus la dictadura de Fidel y Raúl Castro. En ambos casos son dictadores, ambos son asesinos, pero cuando se trata de dictaduras ideológicas están enmarcadas en una creencia fanática de destino manifiesto profesada por el propio dictador; lo que los lleva a resistir hasta su muerte y a usar los métodos represivos más crueles y sanguinarios. Así paso también en Alemania con el caso de Adolfo Hitler. Estos últimos son más difíciles de derrocar.

Adentrándonos en el escenario posible de un levantamiento popular extendido y arraigado en Cuba, y considerando el fuerte matiz ideológico que caracteriza la tiranía de los hermanos Castro, y tomando en cuanta las experiencias respecto a sus actos genocidas, de los cuales basta citar el genocidio cometido por Raúl Castro en Santiago de Cuba los primeros días de enero de 1959 y las masacres de cubanos ante el paredón de fusilamiento en la Cabaña y los crímenes en el Escambray durante la década de los sesenta cometidos por Ernesto ( Che) Guevara y Fidel Castro, nos debe llevar a concluir que la tiranía cubana no escatima, ni escatimará en derramamiento de sangre con tal que mantenerse el poder absoluto.

La lucha sin previsión, ni planificación es suicida. Debe preverse y estar preparado siempre para enfrentar los posibles escenarios que puedan acontecer en el desarrollo de la lucha. Tampoco un pueblo que pelea por su libertad frente a este tipo de dictadores ideológicos se puede cazar con un método de lucha en particular. Se debe estar dispuesto a usar aquel método que les requieran el desarrollo cambiante de las circunstancias. Ni pacifico, ni bélico; sino dispuestos a adoptar aquel tipo de lucha que se demande acorde al desarrollo de la lucha en cada momento preciso.

Si nos basamos en el historial de la dictadura castrista, debemos deducir que ante una manifestación popular extendida y sostenida en Cuba, la dictadura usará primero sus brigadas de respuesta rápida y sus tropas anti-motines, pero si estas no logran aplacar la situación, entonces al igual que en Siria, habríamos de esperar --- y hay que estar preparados para --- la reacción militar violenta y despiadada como pasó el Libia o pasa en Siria.

En tal último caso, de la comunidad internacional de hoy día podemos esperar reacciones diversas e imprecisas. Si tomamos en consideración los intereses que China tiene en Cuba, así como la reacción Rusa ante Siria, no es de dudar que estos dos países puedan usar su veto y sus influencias diplomáticas para entorpecer los esfuerzos de apoyo internacional al pueblo cubano.

De Latino América no debe descartarse la probabilidad que ciertos países del ALBA, sobretodo los mas marxistamente idealizados y radicalizados como Venezuela y quizás Bolivia, Nicaragua y Ecuador, envíen tropas de apoyo al dictado; y seguramente, todos usarán sus oficios diplomáticos para bloquear cualquier intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA) u otros organismos y alianzas internacionales a favor del pueblo cubano.

La Comunidad Europea, divida entre las posturas verticales y las lenificadas con el régimen cubano, no pasara de emitir condenas y sanciones diplomáticas, sin otro efecto sustancial en el desarrollo ulterior de los acontecimientos.

La actitud de los Estados Unidos dependerá del tipo de presidente que este rigiendo la Casa Blanca en ese momento. Si es tipo Ronald Reagan o Dwight D. Eisenhower o si es tipo John F. Kennedy o Jimmy Carter. De los primeros, quizás, pudiera esperarse un apoyo efectivo; de los segundos solo retórica política y acciones diplomáticas tibias y hasta nuevas traiciones por acción u omisión.

Reconocemos que el reto de lograr la libertad patria es grande, pero el hecho de que existan obstáculos, dificultades y peligros para alcanzar la liberación del pueblo no es excusa para eludir el deber de procurar romper las cadenas de la opresión, pues la esclavitud denigra y solo libertad dignifica al hombre.

Tenemos que estar concientes de que la confrontación con la dictadura es inevitable en el proceso para lograr la libertad total del pueblo cubano. La intensidad y características de ese choque fuerzas, dependerá de los acontecimientos y las circunstancias que se vayan produciendo a medida que la lucha de desarrolle.

También, en base a las experiencias anteriores, los cubanos tenemos que asumir el control del proceso libertario y no depositarlo en terceros foráneos, que a la larga solo responderán a sus intereses particulares y no a los autóctonos de nuestro pueblo.

La libertad depende de nosotros los cubanos todos, pues solo el pueblo que tome el control de su destino puede salvarse de la opresión y la dependencia. Luego el pueblo cubano solo debe confiar y depender, en primer término, de los cubanos. Las demás alianzas son, vienen y van por añadiduras circunstanciales.

Ya sabemos que los dictadores ideológicos solo salen del poder por la fuerza que ejerza el pueblo que se resuelva a pagar el alto precio de la libertad. Nosotros como pueblo, tenemos que adoptar firmemente esa resolución si queremos sacudirnos el yugo opresor y definitivamente, ser libres e independientes. Y para lograr ese empeño debemos estar preparados para afrontar la reacción desalmada y violenta de la tiranía castrista.

Por tanto, el jugador de ajedrez, debemos tener pensadas tres jugadas adelantes. De aquí que, es hora de trazar, de modo realista, estrategias, planes alternativos de lucha y hacer los preparativos necesarios que nos permitan afrontar los diversos escenarios que pudieran advenirnos en el curso y desarrollo de la gesta de liberación de nuestra patria.

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