lunes, 2 de enero de 2012
CAMBIOS FRIVOLOS
CAMBIOS FRIVOLOS
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Durante los años 2010 y 2011 el régimen totalitario marxista leninista de Cuba anunció y puso en práctica varios cambios económicos. Tales medida fueron motivadas por la grave crisis económica que atraviesa el país, sumado al malestar social que la misma crea en la población. La cúpula gobernante sintió los temores de una explosión social que pudiera estimularse en el país a causa del efecto dominó que pudiera acarrear la llamada Primavera Árabe.
Desde hace varios años la alta jerarquía del régimen estudiaba la viabilidad de aplicar el modelo chino o el, aun mas restringido modelo vietnamés, una copia del primero. La fundamental motivación de la dictadura es buscar una formula de sobre vivencia para la oligarquía gobernante y sus herederos.
Entre las medidas tomadas están el otorgar títulos de usufructos a los campesinos para cultivar tierras ociosas, preservando la titularidad de estas en manos del estado. Los productos, sin embargo, quedan controlados en precios y distribución por el estado, aunque se permite la venta libre a cadenas hoteleras.
Permitir el cuantapropismo, o trabajo por cuenta propia, para un sin numero de labores que van desde el zapatero hasta cafeterías. Los cuentapropistas quedan sujetos a fuertes fiscalizaciones por el Estado, y obligados a efectuar la compra de sus materias primas al gobierno a los precios que este fije. También impone altos impuestos y arbitrios que tienen como resultado la asfixia del incipiente comerciante. Añade impuestos onerosos por la contratación de empleados, cuyo número a su vez, esta limitado.
Otra medida fue permitir el traspaso de automóviles viejos de años correspondientes a los comienzos de la Revolución, pero limita al cubano la adquisición de vehículos de motor nuevos.
El régimen ha permitido la venta de propiedades inmuebles, específicamente, casas para vivienda. Pero impone altas restricciones y limitaciones al mercado de bienes raíces, sumándose la falta de un competente y adecuado registro de la propiedad, inexistente desde hace más de cincuenta años.
Todas estas tibias medidas económicas en nada contribuyen a resolver los problemas económicos del país. El carácter restrictivo que contienen todas ellas, lejos de fomentar el progreso de aquellos emprendedores cubanos, los estrangula, dejándolos en la misma miseria y hasta quebrándolos antes de empezar.
Además, la restricción en medio de un ambiente de corrupción generalizada, fomenta el incremento del soborno y el favoritismo con sus serios efectos nocivos en el desarrollo social de la población.
Por otro lado, el usual inmovilismo estatal, y la mala práctica de la usual falta de estabilidad de las políticas internas liberalizadoras que por siempre ha tenido este régimen, auguran una insana precariedad. El recuerdo en los ’80 de los mercados libre campesinos y su decapitación para privar de la adquisición de poder económico a los campesinos, o la persecución y cierre de los Paladares a principios de este siglo denotan un patrón muy restrictivo en sus políticas económicas muy arraigado en el régimen: El no permitir jamás que el pueblo adquiera poder económico. Solo son acreedores del enriquecimiento los bendecidos de la oligarquía gobernante y los extranjeros.
La tibieza en la aplicación de las medidas y sus severas limitaciones destapa ese temor al enriquecimiento poblacional y predice su temporalidad.
Como parte de las medidas tomadas, no están contempladas las posibilidades de un cambio político, sobre todo para abrir el espectro político a nuevos sectores del país que se oponen y disienten del actual gobierno, de sus fundamentos ideológicos y de sus políticas.
Cuando observamos el comportamiento del régimen en materia de Derechos Humanos y de aperturas políticas, vemos un serio retroceso que aporta al criterio de que tales políticas son pasajeras y sin intención de producir un cambio real, sea económico como político en el país.
El reporte producido por la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, nos indica que para el mes de Noviembre de 2011, la dictadura encarceló, en un período de 11 meses de enero a noviembre del 2011, un total de 3,327 opositores. Mientras que para el mismo período de once meses para el año 2010 privó de libertad 1,774 , es decir 1,551 detenidos mas que en el 2010, cuya cifra total hasta diciembre fue 2,074, los que significa un claro recrudecimiento de la represión por la dictadura.
Un ejemplo claro de ese aferramiento al inmovilismo político nos los deja ver la reciente conducta de la dictadura, nada menos que el día de los Derechos Humanos. Por un lado desplegó un abusivo acto de repudio realizado por turbas castristas frente a la casa donde se reunían las Damas de Blanco para conmemorar tan importante día internacional. Lo segundo fue la miedosa conducta del régimen ante la visita de la Flotilla de exiliados ante las costas de Cuba para lanzar a 12.5 millas, en aguas internacionales, fuegos artificiales que serían vistos en el Malecón de La Habana. La dictadura impidió el paso de los ciudadanos. ¿Por que unos inofensivos fuegos artificiales les asuntan tanto? Aparte de este síntoma de debilidad del régimen, denota también su total ausencia de voluntad de cambio.
Con tales patrones de conducta, es fácil deducir que la alta cúpula del poder en Cuba no tiene la menor intención de implementar cambios reales y serios que conduzcan a una apertura económica y política en el país.
El mensaje es claro: La dictadura pretende seguir siendo dictadura y los que gobiernan quieren seguir gobernando. Los mal habidos ricos oligarcas seguirán haciéndose mas ricos a costa del pueblo esclavo. Y el pueblo seguirá pobre y oprimido
En conclusión, esos cambios, nada cambian y las opciones para cambiar realmente el sistema político, social y económico de Cuba, solo están en manos del pueblo cubano por las mismas vías que lo lograron los pueblos de Libia y de Túnez. Lo demás es puro cuento y melodías.
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