domingo, 26 de enero de 2025

UN NUEVO GOBIERNO EN WASHINGTON: ENTRE EL ACIERTO Y LAS PREOCUPANTES INCERTIDUMBRES

 


UN NUEVO GOBIERNO EN WASHINGTON: ENTRE EL ACIERTO Y LAS PREOCUPANTES INCERTIDUMBRES

Por: Lcdo. Sergio Ramos

Una nueva administración ha comenzado en los Estados Unidos. Donald Trump recién ha tomado posesión como presidente y de inmediato ha dictado múltiples órdenes ejecutivas para revertir disposiciones de la administración anterior y para iniciar la aplicación de las políticas públicas que intenta ejecutar durante su mandato, así como también, la designación de su gabinete, entre los cuales recién nominó al cubano-americano, el ex senador Marcos Rubio como Secretario de Estado.

De acuerdo a la posición conservadora del nuevo presidente, se espera adopte una política más fuerte y restrictiva en contra de las dictaduras castro-comunistas en la América Latina, como son las de Bolivia, Cuba, Nicaragua, y Venezuela.

De hecho, una de las medidas que muy acertadamente tomó, revirtiendo las dictadas por la administración anterior, fue la de volver a incluir a Cuba y su régimen dictatorial en la lista de países promotores del terrorismo y reactivar la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton, más conocida como la Ley del Embargo contra Cuba. Unas apropiadas medidas toda vez que es sabido y probado que el régimen de Cuba ha promovido, promueve, entrena y apertrecha a las guerrillas y organizaciones terroristas de izquierda en todo el continente americano y otras partes del mundo.

Toda medida dirigida a frenar y sancionar a las dictaduras castro-comunistas del continente Latinoamericano son aportes importantes para procurar la libertad de los pueblos oprimidos por los regímenes procastristas. Aunque, claro está, la historia y la experiencia nos enseñan que las sanciones por sí solas no tumban las dictaduras totalitarias, solo las limitan y debilitan. Por lo que las sanciones deben ser tomadas como medidas accesorias en respaldo a las acciones directas encaminadas al derrocamiento de las dictaduras para lograr la libertad de los pueblos. Por lo que a esas tiranías (Específicamente las de Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela) hay que erradicarlas por medio de la acción directa y frontal de los pueblos oprimidos, encaminadas a su total derrocamiento, con el apoyo efectivo y participativo de los gobiernos democráticos comprometidos con la lucha por la libertad y la democracia.

Las políticas y acciones que posteriormente sean desarrolladas por esta administración contra las dictaduras pro-castristas en Latinoamérica, se sabrán en el curso de los próximos cuatro años, luego está por verse.  

Pero hay también otros aspectos preocupantes para muchos ciudadanos de los países oprimidos por el castrismo que han arribado a los Estados Unidos en busca refugio y libertad.

Entre las medidas tomadas por la nueva incumbencia de la Casa Blanca están las que tienen que ver con la inmigración. A solo horas de asumir su mandato el presidente Donald Trump dictó varias órdenes ejecutivas para implementar la deportación inmediata y masiva de las personas que han entrado ilegalmente a los Estados Unidos, empezando por priorizar las de aquellos que inmigrantes ilegales que han cometido delitos, continuando por las demás personas que han entrado o están ilegalmente a los Estados Unidos.

Lo preocupante de estas medidas migratorias es que la masificación acompañada de la actuación expedita facilita y propende a la comisión del error, la arbitrariedad y la injusticia.

Uno de los aspectos preocupantes es que estas medidas se implementen en contra ciudadanos de países dominados por regímenes dictatoriales, como lo son los de Cuba, Bolivia, Nicaragua y Venezuela, o por países inmersos en caos socio-político a causa del desgobierno y el control de país por mafias criminales como está ocurriendo hoy día en Haití.

Deportar a los cubanos, bolivianos, nicaragüenses y venezolanos que escaparon de la opresión huyendo de sus respectivos países en busca de libertad, constituiría una grave injusticia y violación al derecho humano de refugio y asilo que contempla el articulo 14 la Carta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. La deportación de dichos ciudadanos es devolver a seres humanos a la esclavizaste opresión. Un acto que se asemejaría a los otrora cazadores de esclavos en el Siglo XIX que capturaban a los esclavos fugitivos y los devolvían a sus amos para que fueran castigados y torturados a latigazos y sometidos nuevamente a la esclavitud. Por lo que tales deportaciones constituirían, en gran medida, una cooperación con la represión y con los aparatos de represivos y de seguridad de los estados dictatoriales de dichos países.

En el caso particular de Haití, deportarlos sería ponerlos de nuevo a dichos ciudadanos a merced de las mafias criminales.

Es por tal razón, que en el caso de los ciudadanos de Cuba, Bolivia, Haití, Nicaragua y Venezuela que entraron y se encuentran ilegalmente en los Estados Unidos, y son personas limpias de delitos y de actos previos de represión, se les conceda a todos, un estatus migratorio estable de protección y refugio en este país, honrando así esencia de esta nación americana y su constitución, que es la garantía de libertad y respeto de los derechos humanos para todos.

San Juan, Puerto Rico a 25 de enero de 2025

 

 

 


domingo, 12 de enero de 2025

CON LA REBELION EMPIEZA LA SOLUCION AL MAL DE LA OPRESION

 


CON LA REBELION EMPIEZA LA SOLUCION AL MAL DE LA OPRESION

 

Por: Lcdo. Sergio Ramos

 

Cerca de 8,500 actos d protesta se registraron en Cuba para el 2024 según los informes del ‘Observatorio Cubano’. Un hecho que evidencia el incremento del descontento en el pueblo cubano contra el régimen castrista.

 

Una serie de factores que afectan la vida cotidiana de los cubanos contribuyen a que el malestar popular continúe aumentando día por día. El pueblo sufre una seria escases de alimentos, de falta de medicinas y la carencia de productos de primera necesidad; así como también, la falta de combustible, lo que provoca la crítica deficiencia en el transporte y, además, a nivel infraestructural, las fallas en la producción de energía eléctrica, ocasionan frecuentes y prolongados apagones que afectan el diario vivir de los ciudadanos y además, afecta el servicio de agua potable a la población.

 

A esos males cotidianos que sufre el pueblo cubano, hay que añadir la falta de libertad y las constantes violaciones de los derechos humanos a los ciudadanos por parte del régimen dictatorial imperante y el discrimen institucional contra el ciudadano común que el régimen tiene arraigado en el país,  en donde los miembros de la minoritaria casta que usurpa el poder, viven rodeados de lujos y ostentación a costa de la explotación del pueblo oprimido, habitando en lujosas mansiones, abastecidas de abundantes y suculentos alimentos, transportándose el lujosos vehículos de motor, paseando en fastuosos yates, y  poseyendo millonarias cuentas bancarias en paraísos fiscales con los dineros robados al fisco del país.

 

En contraste, el pueblo cubano carece de viviendas adecuadas, teniendo muchas veces que habitar en ruinosas viviendas que colocan en riesgo la vida de ellos y sus familias ante el latente peligro de derrumbes. Sufren las escaseces de alimentos y medicinas, padeciendo hambre y necesidades.

 

Además, los trabajadores cubanos sufren la explotación del mono-patrono estatal. El estado totalitario les paga salarios de miseria que muchas veces no les alcanza para sufragar los altos precios de los escasos alimentos y medicinas, sumiéndolos así en la pobreza extrema.

 

Pero, sobre todo, la mayor de las carencias que sufre el pueblo es la falta de libertad.

 

Ese malestar social que sufre el pueblo continuará en incremento en el 2025, pues las perspectivas económicas y sociales del país proyectan un aumento en el deterioro social y en las escaseces de alimentos, medicinas, bienes y servicios básicos para el pueblo.

 

Pero, por otro lado, ese incremento en el malestar del pueblo augura un aumento de las protestas en Cuba, no en pese la represión despiadada del régimen tiránico.

 

Si analizamos la historia, nos percataremos que la mayoría de los pueblos oprimidos que se han liberado de la opresión lo han hecho a través de la rebelión. Empezando por la Revolución Francesa entre 1789 a 1799, la Revolución Americana que dio lugar a los Estados Unidos de América entre 1775 a 1783, la lucha de independencia de los países latinoamericanos, incluyendo en Cuba, durante el siglo XIX. Y durante siglo XX la libertad de los pueblos de Polonia, Checoeslovaquia, Rumania y otros más, fueron a través de la rebelión de dichos los pueblos lanzados a los campos y calles en contra sus opresores.

En cada uno de estos casos los métodos de lucha, las tácticas y estrategias utilizadas en la lucha son variadas, pues esos factores los determinan las circunstancias que imperan en un país determinado en los momentos en que se produce la rebelión popular.

He ahí, por donde empieza la solución del mal de la opresión: en la rebelión de todo el pueblo contra la tiranía opresora. Una rebelión que progresivamente debe desarrollarse de modo frecuente, extendida y simultánea en distintas partes del país, hasta abarcar todo el territorio nacional, y contando con el respaldo efectivo de los exiliados cubanos en todas partes del mundo.

 

De hecho, nuestro Apóstol José Martí nos ilustra que “Los hombres que ceden no son los que hacen los pueblos, sino los que se rebelan “. Una solución enmarcada en un derecho que nos señala la ruta a seguir, como bien nos dijera Simón Bolívar: “Cuando la tiranía se hace ley, la rebelión es un derecho”. El ejercicio del derecho de rebelión por los pueblos oprimidos, como lo está el pueblo cubano, he ahí la solución para lograr la libertad de Cuba.

 

San Juan, Puerto Rico, 10 de enero de 2025