NO MAS DEPORTACIONES
HACIA LA OPRESION
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Cada vez más observamos cómo están aumentando la frecuencia los vuelos
desde Estados Unidos hacia Cuba trasladando cubanos deportados por el simple
hecho de intentar llegar o haber entrado irregularmente a dicho país en busca
de asilo político y libertad. Algunas de estas deportaciones han sido tan dramáticas
como el padre que fue deportado dejando atrás solo a su hijo de 10 años, o al
padre que no pudo ver a su hija recién nacida. O la angustia de la madre al ver
el retorno forzado de su único hijo al su país de origen donde impera la
opresión bajo un régimen tiránico.
Hay que distinguir entre deportar a un ser humano a un país, quizás pobre,
pero con libertades y respeto a los derechos humanos y deportar a un país donde
impera una cruenta tiranía totalitaria. Este último es el caso de las
dictaduras existentes en Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Deportar hacia dictaduras a seres humanos que arriban a un país en busca de
asilo y libertad, para que vuelvan a estar sometidos a la esclavitud y la
opresión es un acto de crueldad y de cooperación con las fuerzas represivas del
país recipiente del deportado y, por tanto, una violación de los derechos
humanos del deportado que fue devuelto a un régimen de opresión.
Si bien es cierto que la entrada ilegal a un país es un acto que conlleva
la deportación, existe en el derecho internacional suscrito por la gran mayoría
de las naciones, incluyendo los Estados Unidos, el derecho de asilo al
perseguido que huye en busca de libertad. Así lo establece claramente el
artículo 14 de la Carta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que
expresamente dice: “En caso
de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él,
en cualquier, en cualquier país”
En el caso particular de los Estados Unidos, su propia Declaración de
Independencia el 4 de julio de 1776, reconoce y garantiza la libertad a los
seres humanos en el país: “Sostenemos como evidentes estas
verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su
Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad
y la búsqueda de la felicidad;”
La actual administración que rige los destinos de los Estados Unidos tiene
pleno conocimiento de la crítica situación respecto a la falta de respeto a los
derechos humanos de los ciudadanos que existe en Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Luego tales deportaciones son hechas con conocimiento del impacto violatorio
que tendrá en las libertades y los derechos humanos de los deportados a esos
países.
Los informes sobre los Derechos Humanos que publica periódicamente el Departamento
de Estado de los Estados Unidos (Country Reports on Human Rights),
consistentemente han estado señalado las múltiples violaciones de derechos
humanos que son cometidas por los regímenes tiránicos de Cuba, Nicaragua, y
Venezuela, por cuanto, cada deportado es un acto a sabiendas de que se devuelve
un ser humano a la opresión.
De hecho, las noticias han reportado el abuso, maltrato y discrimen que
están sufriendo muchos de los que ya han sido deportados a dichos países
latinoamericanos por parte de los agentes represores de esas dictaduras.
Por lo que la acción de deportar un ser humano hacia un país donde las
libertades y derechos humanos son conculcadas a sus ciudadanos como norma
cotidiana constituye un acto similar a los que desempeñaban los “rancheadores” en el tiempo de la
esclavitud. Los “rancheadores” eran
aquellas personas que durante la esclavitud en los siglos XVII, XVIII y parte
del XIX, perseguían a los esclavos cimarrones (los esclavos fugitivos) para
devolvérselos a sus amos. En otras, palabras, deportar a un ser humano a una
tiranía es convertirse en colaborador de los represores del pueblo.
Es triste que un país de libertades, advenga por inconciencia y negligencia
de sus más altos funcionarios en “rancheadores”
de las más atroces tiranías del continente devolviendo seres humanos a la
esclavitud y la opresión, en vez de darles asilo y respaldo a los que escapan
de las dictaduras para que puedan vivir en un país con libertad.
“Errar es de
humanos…rectificar es de sabios” según decía el poeta británico Alexander
Pope. El gobierno de los Estados Unidos debe rectificar su política migratoria
respecto a los cubanos, nicaragüenses y venezolanos que huyen de las crueles
tiranías castro-comunistas y parar las deportaciones y propiciar un remedio
migratorio que les otorgue refugio y asilo con la garantía de vivir con
libertad en este país.
Del mismo modo, los exiliados cubanos, nicaragüenses y venezolanos en los
Estados Unidos, muchos de los cuales ya han adquirido la ciudadanía americana y
por tanto el derecho al voto, deben unir sus fuerzas para protestar y exigir de
la legislatura y el ejecutivo en Washington que detengan tales deportaciones de
sus compatriotas hacia países con opresivos gobiernos dictatoriales y penalizar
con el voto en contra a los gobernantes que fomentan y ejecutan tales actos de
inhumanidad.
San Juan, Puerto Rico, 23 de julio de 2023
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