domingo, 26 de junio de 2022

LOS PUEBLOS NO ESCARMIENTAN EN CABEZA AJENA


 

LOS PUEBLOS NO ESCARMIENTAN EN CABEZA AJENA

Por: Lcdo. Sergio Ramos

 

Recientemente hemos visto el triunfo electoral del exguerrillero izquierdista Gustavo Petro en Colombia, lo que augura un serio peligro para las libertades del pueblo colombiano toda vez de que existe la posibilidad de que este pudiera optar por seguir una política de radicalización como la que tomara Hugo Chávez y el actual dictador Nicolás Maduro en de Venezuela. Como también el recién electo Petro pudiera optar por las posturas moderadas como las de Gabriel Boric en Chile o de Pedro Castillo en Perú

Actualmente en Latinoamérica estamos ante un preocupante giro político hacia la izquierda a través de los procesos electorales. Así vemos en estos últimos tiempos, además del reciente presidente electo de Colombia, el triunfo de Gabriel Boric en Chile, Alberto Fernández en Argentina, Luis Arce en Bolivia, Pedro Castillo en Perú, Xiomara Castro en Honduras, Andrés Manuel López Obrador en México. A esto añádase las dictaduras totalitarias tradicionales del castrismo de Miguel Díaz Canel en Cuba, Nicolás Maduro en Venezuela y Daniel Ortega en Nicaragua.

En algunos casos como  en Venezuela y Nicaragua, los comunistas, una vez asumido el poder se radicalizaron para imponer una tiranía totalitaria de izquierda y en otros casos han mantenido, por circunstancias y conveniencias particulares, una postura moderada dentro de sus respectivos marcos izquierdistas, pero todos entrelazados formando un preocupante frente común de las izquierdas en el continente americano, pues nada quita que en un momento dado cualquiera de esos países pudiera optar por iniciar un proceso de radicalización hacia el totalitarismo comunista.

Cabe entonces preguntarnos ¿Cómo es posible que, teniendo ante sí las macabras experiencias de los desastres socio-económicos y las violaciones de las libertades y los derechos humanos en Cuba, Venezuela y Nicaragua, los pueblos de esos países latinoamericanos no hayan reflexionado y aprendido la lección, y se lanzasen a votar por los simpatizantes y promotores del totalitarismo castrista en Latinoamérica?

Son varios los factores que llevan a los pueblos a votar por los solapados enemigos de la democracia.

Primeramente, el populismo de las izquierdas en donde estos suelen presentarse como redentores de los pueblos con fantasiosas promesas incumplibles, alegadamente destinadas a acabar con los males que aquejan a sus respectivas poblaciones. Una de ellas es la pobreza, que es un mal que aqueja a muchos pueblos latinoamericanos. A esto, añádase la incultura que abunda sobretodo, entre las clases más pobres de los países Latino América.

Otro elemento es la corrupción de ciertos los gobernantes de centro y de derecha que perjudica enormemente la imagen y el sentido de la sociedad democrática, ya que genera en los pueblos la perdida de fe sus gobernantes y en las instituciones democráticas. La corrupción es el virus mortal que enferma la democracia, y no debe dársele el menor respiro, ni la más mínima tolerancia, atajándose este mal de raíz.

Prometiendo eliminar estos males con fantasiosos discursos populistas las izquierdas pro-castristas, desde los tiempos de Chávez, han adoptado por disfrazarse de demócratas para confundir a los pueblos y capturar el voto de los incautos de modo de acceder al poder para una vez allí, empezar a socavar los cimientos de la democracia e implantar el totalitarismo izquierdista.

 De ese modo, una de las primeras cosas que suelen hacer es cambiar la constitución para acomodar las leyes a sus despóticos propósitos y una vez afianzados en el poder, proceden a eliminar de una u otra forma a los que se le oponen, bien con el presidio político o forzándolos hacia el destierro al hacerles imposible la vida en sus respectivos países y en ocasiones, hasta dándoles muerte.  Eso es exactamente lo que paso en Cuba, Venezuela y Nicaragua, cada cual dentro de sus peculiares diferencias en el tiempo, espacio y circunstancia.

Pero los pueblos no perciben eso, ni creen que el mal que aqueja a otros pueblos, aun siendo vecinos, les pudieran pasar a ellos. Y es que la triste realidad es que los pueblos no escarmientan en cabeza ajena. 

A los pueblos hay que concientizarlos en los valores de la democracia y en los efectos malignos y perversos de sus enemigos, como lo es el totalitarismo comunista y sus maquiavélicos disfraces de falsos profetas. Mientras que simultáneamente, la democracia debe enfocarse en fomentar en promover, proteger y defender las libertades y derechos de los pueblos, así como fomentar el bienestar social y económico de sus pueblos y al mismo tiempo, ha de cerrarle firmemente el paso a quienes maquiavélicamente utilizan sus virtudes para destruirla, bien para sus beneficios particulares o para sus fines político- ideológicos anti-democráticos.

Los pueblos tienen el derecho inalienable a defender sus libertades, sus derechos humanos y su democracia contra aquellos que pretenden destruirla.

 

San Juan, Puerto Rico a 25 de junio de 2022

 

 


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