LOS PUEBLOS NO
ESCARMIENTAN EN CABEZA AJENA
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Recientemente hemos visto el triunfo electoral del exguerrillero
izquierdista Gustavo Petro en Colombia, lo que augura un serio peligro para las
libertades del pueblo colombiano toda vez de que existe la posibilidad de que
este pudiera optar por seguir una política de radicalización como la que tomara
Hugo Chávez y el actual dictador Nicolás Maduro en de Venezuela. Como también
el recién electo Petro pudiera optar por las posturas moderadas como las de Gabriel
Boric en Chile o de Pedro Castillo en Perú
Actualmente en Latinoamérica estamos ante un preocupante giro político
hacia la izquierda a través de los procesos electorales. Así vemos en estos
últimos tiempos, además del reciente presidente electo de Colombia, el triunfo
de Gabriel Boric en Chile, Alberto Fernández en Argentina, Luis Arce en
Bolivia, Pedro Castillo en Perú, Xiomara Castro en Honduras, Andrés Manuel López
Obrador en México. A esto añádase las dictaduras totalitarias tradicionales del
castrismo de Miguel Díaz Canel en Cuba, Nicolás Maduro en Venezuela y Daniel
Ortega en Nicaragua.
En algunos casos como en Venezuela y
Nicaragua, los comunistas, una vez asumido el poder se radicalizaron para
imponer una tiranía totalitaria de izquierda y en otros casos han mantenido,
por circunstancias y conveniencias particulares, una postura moderada dentro de
sus respectivos marcos izquierdistas, pero todos entrelazados formando un
preocupante frente común de las izquierdas en el continente americano, pues
nada quita que en un momento dado cualquiera de esos países pudiera optar por iniciar
un proceso de radicalización hacia el totalitarismo comunista.
Cabe entonces preguntarnos ¿Cómo es posible que, teniendo ante sí las
macabras experiencias de los desastres socio-económicos y las violaciones de
las libertades y los derechos humanos en Cuba, Venezuela y Nicaragua, los
pueblos de esos países latinoamericanos no hayan reflexionado y aprendido la lección,
y se lanzasen a votar por los simpatizantes y promotores del totalitarismo
castrista en Latinoamérica?
Son varios los factores que llevan a los pueblos a votar por los solapados
enemigos de la democracia.
Primeramente, el populismo de las izquierdas en donde estos suelen
presentarse como redentores de los pueblos con fantasiosas promesas
incumplibles, alegadamente destinadas a acabar con los males que aquejan a sus
respectivas poblaciones. Una de ellas es la pobreza, que es un mal que aqueja a
muchos pueblos latinoamericanos. A esto, añádase la incultura que abunda
sobretodo, entre las clases más pobres de los países Latino América.
Otro elemento es la corrupción de ciertos los gobernantes de centro y de
derecha que perjudica enormemente la imagen y el sentido de la sociedad
democrática, ya que genera en los pueblos la perdida de fe sus gobernantes y en
las instituciones democráticas. La corrupción es el virus mortal que enferma la
democracia, y no debe dársele el menor respiro, ni la más mínima tolerancia,
atajándose este mal de raíz.
Prometiendo eliminar estos males con fantasiosos discursos populistas las
izquierdas pro-castristas, desde los tiempos de Chávez, han adoptado por
disfrazarse de demócratas para confundir a los pueblos y capturar el voto de
los incautos de modo de acceder al poder para una vez allí, empezar a socavar
los cimientos de la democracia e implantar el totalitarismo izquierdista.
De ese modo, una de las primeras
cosas que suelen hacer es cambiar la constitución para acomodar las leyes a sus
despóticos propósitos y una vez afianzados en el poder, proceden a eliminar de
una u otra forma a los que se le oponen, bien con el presidio político o forzándolos
hacia el destierro al hacerles imposible la vida en sus respectivos países y en
ocasiones, hasta dándoles muerte. Eso es
exactamente lo que paso en Cuba, Venezuela y Nicaragua, cada cual dentro de sus
peculiares diferencias en el tiempo, espacio y circunstancia.
Pero los pueblos no perciben eso, ni creen que el mal que aqueja a otros
pueblos, aun siendo vecinos, les pudieran pasar a ellos. Y es que la triste realidad
es que los pueblos no escarmientan en cabeza ajena.
A los pueblos hay que concientizarlos en los valores de la democracia y en
los efectos malignos y perversos de sus enemigos, como lo es el totalitarismo
comunista y sus maquiavélicos disfraces de falsos profetas. Mientras que
simultáneamente, la democracia debe enfocarse en fomentar en promover, proteger
y defender las libertades y derechos de los pueblos, así como fomentar el
bienestar social y económico de sus pueblos y al mismo tiempo, ha de cerrarle
firmemente el paso a quienes maquiavélicamente utilizan sus virtudes para
destruirla, bien para sus beneficios particulares o para sus fines político-
ideológicos anti-democráticos.
Los pueblos tienen el derecho inalienable a defender sus libertades, sus
derechos humanos y su democracia contra aquellos que pretenden destruirla.
San Juan, Puerto Rico a 25 de junio de 2022
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