DE LA MISERIA AL
PROGRESO
Por: Lcdo. Sergio Ramos
El pueblo de Cuba se ahoga cada día más en la escasez de alimentos y
artículos de primera necesidad, mientras vive encerrado en un hermético
ambiente represivo impuesto por la dictadura totalitaria castrista. Situación
recientemente agravada por la crisis económica y las asfixiantes medidas
económicas relativas los cambios monetarios y al aumento exorbitante de los
alimentos, medicamentos y productos de primera necesidad.
Una miseria provocada con la perversa intención de mantener el control dictatorial
sobre al pueblo, al tiempo que la minoritaria cúpula gobernante se enriquece
cada día más a costa de la explotación de los trabajadores cubanos.
El régimen está diseñado para que, en el fondo, nadie tenga nada y si
alguien posee, es en última instancia propiedad del estado para disfrute de la
minoritaria cúpula gobernante.
Por lo que antes de que se pueda proceder con una reforma de la economía,
se necesita como requisito ‘sine qua non’ un cambio total y completo del sistema
político de gobierno y sus gobernantes.
La economía cubana es un fracaso sostenido. La improductividad
es un problema intrínseco del sistema comunista, pues el ser humano por
naturaleza, que no se siente verdaderamente dueño de los bienes de producción,
ni tampoco recibe los beneficios que como supuesto “titular” le corresponde, o
que, siendo empleado, percibe un sueldo miserable e insuficiente para su
sustento y el de su familia, le produce un efecto desmoralizante, provocando que
trabaje con desgano y desaliento, haciéndolo improductivo. Ese es el caso del
trabajador cubano, obligado a producir para el estado, sin recibir un salario
justo, ni beneficio cierto y adecuado, sin ninguna posibilidad de alcanzar un
futuro de bienestar y progreso en su patria.
El sentido de la pertenencia sobre los medios de
producción y el disfrute del fruto del trabajo, digna y justamente remunerado,
es la base y el estímulo a la productividad y al progreso.
Dicho esto, tenemos que partir de la base de que Cuba
necesita un cambio radical y total del modelo económico de planificación
centralizada y propiedad estatal, por uno de libre mercado y propiedad privada
de los medios de producción y de consumo.
La propiedad privada que debe ser reconocida como derecho
universal y aplicado de modo inclusivo y accesible a todos los ciudadanos,
eliminándose el discriminatorio exclusivismo que ostenta la cúpula gobernante
para acceder a las riquezas y a la tenencia de los medios de producción y
consumo.
Visto lo antes indicado por cada sector económico tenemos
que:
En la agricultura. Como elemento básico para la
alimentación de todos los ciudadanos, cada agricultor que cultiva la tierra
debe ser propietario de la tierra que cultiva, con libre derecho a cultivar lo
que entienda pertinente y a disponer de sus cosechas, así como también para
acceder libremente a los mercados y venderlos a los consumidores.
Del mismo modo, en cuanto al sector comercial, hay que
garantizar el libre comercio de los productos y servicios, bajo un régimen de
libre mercado en donde tanto el comerciante como los consumidores tengan libre
acceso a los productos.
Cuba debe encaminarse al desarrollo de la industria; un
sector económico que también ha de estar en manos privadas, con libre acceso a
los mercados nacionales e internacionales para los productos fabricados en el
país, así como también para la adquisición de las materias prima para la
manufactura. La industria puede ser una fuente importante de empleos e
ingresos, por lo que debe implementarse un desarrollo industrial sostenido y
balanceado en todo el país, a través de la atracción de capital nacional e
internacional, por medio de exención contributiva basada en la creación de
empleos, al tiempo que se garantizan salarios justos y adecuados para los
trabajadores.
Tanto la industria, como la agricultura y el comercio,
requieren del desarrollo de una infraestructura adecuada. En Cuba la
incompetencia del gobierno ha descuidado el desarrollo del sistema
infraestructural del país. Gran parte del comienzo del camino hacia el progreso
nacional comienza por la rehabilitación y modernización de las
infraestructuras.
El sistema eléctrico es ineficiente e inadecuado, los
apagones están a la orden del día, por lo que habría que modernizar toda la red
nacional eléctrica del país a los fines de atemperarla a las necesidades de la
demanda de los ciudadanos y de los sectores económicos del país en concordancia
con un programa integral de desarrollo económico para el país.
Los sistemas de agua potable y alcantarillados son
anticuados y defectuosos, lo que implica la imperiosa necesidad de reparar y
modernizar los sistemas de agua potable y de alcantarillados en todo el país.
Los sistemas de carreteras y calles están en pésimo
estado y no son adecuados para servir al desarrollo económico del país, por lo
que hay que implementar un plan vial de reparación y construcción vial a nivel
nacional.
La trasportación pública en el país es ineficiente. Lo
cual demanda una reforma completa de los sistemas de transportación, tanto
urbano como inter-urbano, el cual debe abrirse para que sean operados tanto por
empresas públicas como privadas, como también bajo la operación de alianzas
público-privadas.
El sistema de telefonía está en manos del estado a través
de la concesión monopólica que este ha otorgado a la empresa ETECSA, la cual se
ha convertido en un colaborador del Ministerio del Interior en la represión de
los opositores y de los ciudadanos en general, al violar la privacidad de las
conversaciones de los ciudadanos para facilitárselas a las agencias represivas
del estado, violando los derechos humanos de los ciudadanos a la privacidad y a
la libertad de expresión. ETCSA debe desaparecer y abrir el mercado de la
telefonía e internet a las empresas privadas bajo un código de salvaguarda al
derecho de privacidad, al libre acceso a la información y a la libertad de
expresión de los ciudadanos cubanos. Los sistemas de comunicación en el país
requieren además de su modernización a los fines de que sirvan de apoyo al
desarrollo económico del país y al bienestar de los ciudadanos cubanos.
Los sistemas de infraestructura (luz, agua,
transportación, telefonía e internet) podrían hacerse más eficientes con la
participación de empresas privadas, así como también mediante alianzas
público-privadas.
La libre contratación de los trabajadores por parte de
las empresas ha de estar garantizada, respetando y garantizando los derechos
laborales fundamentales de los trabajadores, según establece la Organización
Internacional del Trabajo (OIT). Cada trabajador debe recibir un salario justo,
digno y adecuado que alcance para garantizarle una vida decorosa, de progreso y
bienestar, para él y su familia.
Del mismo modo, el desarrollo económico del país no puede
ser ahogado por la avaricia contributiva del estado. Hoy día el régimen
castrista impone altísimas tasas de impuestos a los limitados sectores del cuentapropismo
y los pequeños agricultores como mecanismo para bloquear todo desarrollo de la
empresa privada. Política abusiva que
solo trae la improductividad y el incremento de la pobreza y la carestía de
productos alimentarios y necesarios para la vida cotidiana de los ciudadanos.
Los impuestos sobre las propiedades, las empresas, las
ventas y los ingresos de los ciudadanos deben ser pautados al mínimo
imprescindible para el funcionamiento del gobierno y su cuantía máxima ha de
ser baja y razonable, limitada por la constitución para evitar que el estado
ahogue el progreso de la economía y el bienestar de los ciudadanos.
Por su parte la burocracia gubernamental debe ser
reducida al mínimo y ha de funcionar con la mayor eficiencia en beneficio del
ciudadano, manteniendo una amplia transparencia en sus procesos y operaciones.
Verdaderamente se trata de un arduo camino hacia el
progreso que tomará varios años y que también requiere de cuantiosas
inversiones en el sector público como en el privado. Pero se trata de un camino
a recorrer que es ineludible para sacar al pueblo cubano de la miseria y para que
tenga una vida mejor, plena de libertad bienestar y progreso.
Sin embargo, no se puede desconocer que lo político está
ligado a lo económico, luego para lograr el gran cambio de salir de la miseria
para alcanzar el bienestar y el progreso de todo el pueblo cubano se requieren
cambios políticos radicales que descarten y eliminen el actual modelo político
dictatorial y totalitario. Es requisito ‘sine qua non’ salir de la dictadura
para forjar la democracia y el respeto a los derechos humanos a los ciudadanos
todos. Es preciso erradicar el monopartidismo y abrir el país al pluralismo
político para forjar en Cuba una sociedad inclusiva. Del mismo modo, se ha de
acabar con la censura, la coacción y la represión, garantizándole a todos los
ciudadanos, sin distinción, los derechos humanos y libertades civiles. Al mismo
tiempo que se ha despojar al país del actual estado de capricho y arbitrariedad
que impone la oligarquía que hoy usurpa el poder que le corresponde al pueblo,
sustituyéndola por un estado de derecho asentado sobre bases democráticas, en
donde los puestos electivos tengan un límite de tiempo específico por
disposición constitucional.
En otras palabras, hay que salir del centralismo
totalitario de la economía, la sociedad y la política para adentrar y forjar el
país dentro del democrático modelo del pluralismo social, político y económico
con una economía de libre mercado y de accesibilidad a las oportunidades para todos
los ciudadanos cubanos. Y una vez logrado el desarrollo económico el país
tendrá los recursos para que el pueblo tenga mejores escuelas y educación,
mejores hospitales y servicios de salud, mejores y dignas viviendas. O sea,
mejor calidad de vida para todos los cubanos.
Se trata de un camino arduo, pero no imposible. Despojarse
del “anti-patria o muerte” para que todos los cubanos podamos tener, como dice
la canción, “Patria y Vida” con libertad y democracia.
El camino para sacar al país de la miseria y la escasez
empieza por erradicar de raíz al dictatorial régimen castrista, que es el gran
obstructor del progreso del pueblo, como ineludible e indispensable paso,
previo a la construcción de la inclusiva patria martiana “Con todos y para el
bien de todos”
San Juan, Puerto Rico a 21 de febrero de 2021