UN ROTUNDO NO A LA FARSA
CONSTITUCIONAL
Por: Lcdo. Sergio Ramos
En algún lugar de Cuba, los designados a dedo
por el régimen castrista, encerrados en algún oculto recinto, escondidos del
pueblo, redactaron una nueva constitución cubana, para sustituir la que nos
fuera impuesta a los cubanos en 1976.
Bajo el mando del dictador Raúl Castro al
frente de la comisión expresamente creada para tales fines, prepararon un “Proyecto
de Constitución” que contiene disposiciones que, lejos de beneficiar al sufrido
pueblo, están orientadas a afianzar el control omnímodo que ejerce ilegítimamente
sobre el país, la casta gobernante que desde hace casi 60 años usurpa por la
fuerza el poder que le corresponde por derecho a los ciudadanos todos de Cuba.
Dicho proyecto fue aprobado por unanimidad por una seudo-legislatura, la
Asamblea Nacional del Poder Popular, integrada exclusivamente por personas
afines al único partido político permitido: El Partido Comunista de Cuba.
Está claro, que esa minoría usurpadora
agrupada bajo el único partido político permitido, el Partido Comunista de
Cuba, que representa escasamente el 7% de la población, pretende a través de
esta nueva constitución, perpetuar su ilegitima supremacía por sobre la del
estado cubano, desconociendo totalmente a la voluntad soberana y mayoritaria
del pueblo, o sea del 93% del pueblo cubano, que fue excluido del proceso de selección
de los representantes constituyentes, así como de la discusión y redacción de
dicho proyecto constitucional.
El objetivo de la casta gobernante es claro: Buscar
nuevas formas jurídicas que les permitan continuar indefinidamente lucrándose
ilícita y desmedidamente de las riquezas del país a costa de la explotación de
los empobrecidos trabajadores cubanos y la malversación de las arcas del país. O
lo que es lo mismo: Robarse la patria para servirse de ella.
El otro objetivo es simular ante el mundo un
nuevo ordenamiento jurídico con el cual disfrazar de “democracia” lo que en la
realidad es una despiadada dictadura totalitaria.
Las disposiciones contenidas en el llamado
“Proyecto de Constitución” están plagadas de trampas jurídicas en donde, por un
lado, alegan garantizar unos derechos al pueblo, mientras por el otro,
sutilmente, abren la puerta a su limitación y conculcación a través de dejar
que esa minoritaria casta gobernante que se auto-enviste como fuerza superior
al estado cubano, determine mediante arbitrarias leyes y/o decretos como se
otorgan, limitan, conceden, conculcan y excluyen tales derechos, haciéndolos
inoficiosos.
En resumen, todo el articulado del nuevo
proyecto de constitución, tiene el avieso propósito de imponerle al país un sistema
social, político y económico totalmente contrario al que anhela el pueblo
cubano y a aquella Cuba soñada y aspirada por el Apóstol de la Independencia José
Martí: “Con todos y para el bien de todos”.
El pueblo de cubano necesita y aspira a una
Cuba muy distinta a la que en el presente se nos impone por la fuerza y que
verdaderamente este acorde con la visión martiana de país. Y para lograrlo se
requiere producir un cambio radical que elimine el actual excluyente, nocivo,
empobrecedor y opresivo sistema político, social, y económico.
Un país fundado sobre un estado de derecho
democrático, que sea el producto de la voluntad soberana y libre de todos los
nacionales cubanos. Una nueva nación donde el ciudadano este plenamente
investido de todas sus libertades civiles y derechos fundamentales del ser
humano y sea el beneficiario de las bondades que ha de tener un país diseñado
para el progreso, el bienestar y la felicidad de todos y cada uno de sus
ciudadanos.
Una República con un sistema político
pluralista, basado en el respeto a la diversidad del libre pensamiento y
edificado a base del consenso de sus ciudadanos todos. Con una sociedad incluyente
de todos los nacionales cubanos sin distención de su posición social, origen,
raza, sexo, religión o ideas políticas. Con un sistema económico libre y
eficiente que genere riqueza para el país y para sus ciudadanos todos.
Pero para ello, se requiere la previa
erradicación total del régimen opresor. Y una vez erradicado el actual régimen dictatorial y totalitario,
se ha de proceder a forjar un nuevo orden político, social y económico. Un
nuevo estado de derecho democrático asentado en una verdadera y legítima
Constitución cuyos constituyentes emanen del voto libre, secreto y plural de los
nacionales cubanos, en elecciones libres y transparentes. Una constitución
nueva donde en su asamblea constituyente estén representadas todas las
tendencias del pensamiento político del país, así como también, todos los
sectores sociales y económicos. Una constituyente transparente, donde el debate
sea abierto, ampliamente participativo del pueblo y de conocimiento público.
Donde las determinaciones sean el resultado del libre consenso de los
constituyentes todos. Y en donde el texto final sea refrendado por todos los
ciudadanos cubanos a través de las urnas, en un proceso honesto, limpio y
transparente, por el voto universal y secreto supervisado por organismos internacionales
imparciales.
Definitivamente, la actual constitución
comunista de Cuba, así como la farsa del proyecto constitucional pretendido por
la dictadura castrista, en nada satisfacen con esos requisitos básicos para
aprobar y legitimar una nueva constitución. Por lo tanto, es ilegítima ‘ab initio’.
Ya es hora de empezar a producir el gran
cambio hacia la libertad y la democracia. Hacia la patria libre de todos, con
todos y para el bien todos. Es hora de despojarse del sumiso miedo y dejar de
callar y mentir para adoptar la rebeldía que nos conduzca al pleno logro de
nuestras aspiraciones de forjar un país mejor para todos. Es hora de gritar las
verdades y exigir nuestros derechos.
Recientemente, el distinguido opositor y
colega abogado Dr. Rene Gómez Manzano ha propuesto decirle un rotundo NO a la imposición del actual régimen
opresivo y su ilegítima constitución comunista y sus pretendidas disposiciones
nocivas a la libertad y los derechos humanos del pueblo cubano, cuando estas
sean llevadas a votación en un referéndum, de dudosa transparencia y
legitimidad, con la que pretende la dictadura enmascarar su ilegalidad.
La campaña por el Voto NO, que está avalada por el Encuentro Nacional Cubano, coalición
que agrupa a decenas de organizaciones opositoras de dentro y fuera del país,
constituye un llamado al pueblo a manifestar su inconformidad, descontento y
malestar con un sistema que solo le ha traído luto, miserias e injusticias a
granel.
Un voto por el NO es el comienzo de la expresión del repudio del pueblo a la
dictadura. Un contundente NO que
debe manifestarse más allá de las urnas, sino también en la expresión del
grafiti pintado en las calles como exhortación popular de rechazo --- de
retundo NO--- a los despóticos y
corruptos jerarcas del régimen que nos han desgobernados por casi seis décadas.
El voto por el NO es una exigencia que debe abarcar también expresión de la
rebeldía y el descontento popular, tales como el grito del NO del oprimido pueblo en el silencio de las noches, en medio del
tumulto de las calles, en las largas esperas de las colas por los escases
provocada por el régimen, como una manifestación de protesta contra la opresión
y la pobreza que padece el pueblo a causa de la explotación de parte de los
privilegiados oligarcas que se enriquecen desde las cumbres del poder que
usurpan.
Un voto por el NO para protestar por la separación de la familia cubana, dispersa
por el mundo a causa de la falta de libertades y futuro en su suelo patrio. Un
voto por el NO para repudiar la
exclusión, el discrimen y la persecución contra los que disienten del gobierno.
Un voto por NO para condenar las injusticias, los asesinatos del régimen, el
presidio político, las golpizas y torturas. Para reclamar se respeten los
derechos humanos y decir las verdades.
Un voto por el NO para
condenar los crímenes de lesa humanidad y las muertes de nuestros hijos en
guerras ajenas a los cuales fueron llevados para satisfacer las ambiciones
expansionistas de potencias foráneas.
Un voto NO
para empezar abrir las puertas del cambio hacia la libertad.
San Juan, Puerto Rico a 3 de septiembre de
2018
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