sábado, 22 de septiembre de 2018

LUCHEMOS POR UNA SOCIEDAD PROSPERA, JUSTA Y LIBRE



LUCHEMOS POR UNA SOCIEDAD PROSPERA, JUSTA Y LIBRE
Por: Lcdo. Sergio Ramos

Tras casi 60 años de dictadura castrista en Cuba dista mucho de poseer una sociedad próspera, justa y libre. Lejos de verse el progreso, se destaca la destrucción, el deterioro, la corrupción, pobreza y la miseria.  En vez de alzar el nivel y la calidad de vida del pueblo, el ciudadano se empobrece cada día más, mientras en Cuba se mantiene inamovible un sistema de privilegios en donde la alta cúpula gobernante, entronizada en el poder desde hace seis décadas, se ha transformado en una rancia y hermética casta, que vive a costa del sudor y la explotación de los trabajadores, quienes perciben salarios de miseria que apenas les da para el sostenimiento de sí y de su familia. Mientras, por el contrario, la corrupta oligarquía gobernante acumula jugosas fortunas a escondidas del pueblo, muchas de ellas guardadas en paraísos fiscales alrededor del mundo.

Por otro lado, el régimen, lejos de darle prioridad a políticas orientadas al desarrollo y el progreso económico del ciudadano, favorece al extranjero a cambio de que comparta sus jugosas ganancias con los altos jerarcas de la oligarquía que usurpa el poder, dejando al pueblo excluido del progreso y de la adquisición de riquezas que realcen su bienestar y su progreso. La dictadura castrista discrimina masivamente contra los ciudadanos, toda vez que se le impide a los cubanos participar en negocios con extranjeros, así como el desarrollar libremente empresas agrícolas, comerciales e industriales. A esto añádase que cada vez que por conveniencia de la cúpula gobernante se abre un pequeño espacio a la empresa privada o cuentapropista, esta es truncada, limitada, y hasta eliminada tan pronto los cuentapropistas empiezan a adquirir riqueza. La razón es simple: la riqueza genera poder y la casta gobernante quiere acaparar el poder de modo absoluto para ellos, por tanto, acaparan y monopolizan para sí, la riqueza que le corresponde al pueblo.

El pueblo está excluido de los más elementales derechos, que son básicos para que pueda alcanzar su bienestar y progreso. Tanto la Constitución de 1976 vigente, como el actual Proyecto de Constitución que recién pretenden imponerle al pueblo, en nada contribuyen para que el ciudadano salga del actual estado de explotación y miseria por parte del régimen, ni tampoco elimina el corrupto sistema que facilita el acaparamiento de riquezas en manos de la casta gobernante.

El Título II del susodicho Proyecto de Constitución mantiene el poder de acaparar de la propiedad de bienes de producción en manos del estado y determina, como cuestión secundaria y subordinada a la potestad de acaparamiento de propiedad por parte del estado, una la limitada y precaria permisividad de propiedad privada que en nada fomenta, ni contribuye al desarrollo económico de los ciudadanos cubanos, ni al desarrollo económico sostenido del país.

Bajo este pretendido continuismo del actual modelo económico, dejan la puerta abierta a la continuidad del enriquecimiento ilícito de la corrupta cúpula gobernante y de la grave situación de opresión, explotación, pobreza y escases en que tienen sumido al pueblo cubano desde hace seis décadas.   

El camino para lograr una sociedad más próspera y justa empieza por la Libertad. Sin libertad no puede haber bienestar ni progreso para el pueblo. Hace falta la libertad y la garantía plena de los derechos civiles y humanos; como también se requiere el respeto pleno a los derechos económicos de propiedad privada de bienes de consumo y de producción para todo el pueblo, sin excepción. Hace falta una sociedad libre y abierta en lo político, en lo social y en lo económico. Una sociedad en donde el poder político, social y económico no este concentrado y enraizado en el grupito de los altos jerarcas del poder que nos desgobiernan desde hace seis décadas.

No se trata de que solo algunos privilegiados progresen, sino que todos los ciudadanos cubanos progresen. Pero para que pueda progresar todo el pueblo de Cuba, se necesita que la tenencia del poder político sea democráticamente plural y participativo de todos los sectores del pensamiento político, social y económico del país. Para que entonces, bajo una nueva visión y ordenamiento jurídico enmarcado en la sociedad plural y democrática y por virtud del consenso de todos los ciudadanos cubanos, erradicar el vicio que el presente régimen tiene de emitir leyes, decretos y determinaciones restrictivas conque un aberrante estado pretende restringir y restringe las libertades económicas, sociales y políticas del ciudadano, imponiéndole constantemente camisas de fuerzas que limitan, obstruyen y estrangulan la gran capacidad que tiene nuestro pueblo para progresar.  Leyes perversas y draconianas que han de ser sustituidas por otras que verdaderamente garanticen la libertad, el progreso, la riqueza y el bienestar de todos los ciudadanos cubanos.

Se trata de en el disfrute pleno de los derechos civiles y humanos, todos los ciudadanos cubanos   tengan garantizados los medios legales para abrirse paso en la construcción de una nueva era de paz y prosperidad para el país. No se trata de que solo algunos privilegiados progresen, sino que todos los ciudadanos cubanos progresen.

Cuba requiere un clima de respeto al derecho ajeno y al pensamiento de los demás, por distinto y opuesto que sea al nuestro. Porque del libre fluir de las ideas es que ha surgido y surge el avance tecnológico, cultural y social del ser humano.

Para progresar se necesita un gobierno democrático que cuente con la participación de todos y con todos; y no de regímenes que fomentan enquistamientos ‘ad perpetuan’ de minoritarias castas gobernantes en el poder, agrupadas bajo el monopartidismo que le otorga una constitución excluyente con la vigente de hoy el pretendido proyecto constitucional de marras.

Para el progreso sostenido del país se requiere reestructuración y apertura. Reestructuración profunda y radical del estado cubano por parte del único y verdadero dueño del poder: El pueblo de Cuba. Apertura plena, para que todos los cubanos, sin excepción, participen, en el marco del respeto y la tolerancia, en la construcción y desarrollo de una libre, nueva e inclusiva sociedad civil.

Se necesita abrir el país a la libre iniciativa y motivación de progreso. La iniciativa requiere como fundamento la libertad de expresar, de actuar, de emprender, de hacer, en lo político, en lo cultural, en lo social y en lo económico. El dirigismo centralizado desde arriba, y el mega control del estado en todas las actividades del quehacer humano, tiene como resultado el nocivo efecto paralizante del desarrollo y solo restringe y conculca las libertades ciudadanas, entronizando en el poder a las oligarquías que lo controlan.  El ejemplo claro es la Cuba que vivimos.

Motivación es el estímulo, la gasolina para emprender cualquier actividad humana. El ser humano necesita sentirse gratificado por su trabajo y ver que el fruto de su sudor le rinde un provecho tangible. Que lo que gana el trabajador le da para adquirir, no solo los productos y alimentos de primera necesidad, sino las cosas que le hacen su vida feliz, satisfactoria y agradable para sí y para su familia. Esto es la calidad de vida.

El ciudadano ha de tener la libertad de disponer de sus bienes y de sus dineros bien habidos. Que pueda tener satisfechas sus necesidades básicas y adquirir aquellos bienes que realzan su calidad de vida, como por ejemplo: adquirir una casa propia, comprar muebles, viajar, comprar la ropa que le gusta, poseer enceres, poseer un auto y equipos electrónicos, leer el libro que desee, etc. En una palabra: Tener la libertad de adquirir y disponer de la propiedad de bienes de consumo y de producción.

Dice un refrán castellano que “El ojo del amo engorda el caballo”. Allí donde la iniciativa está motivada por la posesión y el disfrute del fruto del trabajo y la creatividad, se alcanza el bienestar y el progreso.  Esto debe fomentarse para todo el pueblo, y no para algunos privilegiados.

Entonces: Empecemos por decirle, votarle y apuntarle un contundente NO a la farsa constitucional de la oligarquía castrista, y en consecuencia, todos los cubanos de buena fe, pongámonos de pie y luchemos juntos para extirpar el cáncer del castrismo que agobia a nuestra patria para que así, juntos todos los cubanos, construyamos un país en que todo el pueblo de Cuba tenga y disfrute de una sociedad próspera, justa y libre.

San Juan Puerto Rico, a 15 de septiembre de 2018



domingo, 9 de septiembre de 2018

UN ROTUNDO NO A LA FARSA CONSTITUCIONAL



UN ROTUNDO NO A LA FARSA CONSTITUCIONAL
Por: Lcdo. Sergio Ramos
En algún lugar de Cuba, los designados a dedo por el régimen castrista, encerrados en algún oculto recinto, escondidos del pueblo, redactaron una nueva constitución cubana, para sustituir la que nos fuera impuesta a los cubanos en 1976.
Bajo el mando del dictador Raúl Castro al frente de la comisión expresamente creada para tales fines, prepararon un “Proyecto de Constitución” que contiene disposiciones que, lejos de beneficiar al sufrido pueblo, están orientadas a afianzar el control omnímodo que ejerce ilegítimamente sobre el país, la casta gobernante que desde hace casi 60 años usurpa por la fuerza el poder que le corresponde por derecho a los ciudadanos todos de Cuba. Dicho proyecto fue aprobado por unanimidad por una seudo-legislatura, la Asamblea Nacional del Poder Popular, integrada exclusivamente por personas afines al único partido político permitido: El Partido Comunista de Cuba.
Está claro, que esa minoría usurpadora agrupada bajo el único partido político permitido, el Partido Comunista de Cuba, que representa escasamente el 7% de la población, pretende a través de esta nueva constitución, perpetuar su ilegitima supremacía por sobre la del estado cubano, desconociendo totalmente a la voluntad soberana y mayoritaria del pueblo, o sea del 93% del pueblo cubano, que fue excluido del proceso de selección de los representantes constituyentes, así como de la discusión y redacción de dicho proyecto constitucional.
El objetivo de la casta gobernante es claro: Buscar nuevas formas jurídicas que les permitan continuar indefinidamente lucrándose ilícita y desmedidamente de las riquezas del país a costa de la explotación de los empobrecidos trabajadores cubanos y la malversación de las arcas del país. O lo que es lo mismo: Robarse la patria para servirse de ella.
El otro objetivo es simular ante el mundo un nuevo ordenamiento jurídico con el cual disfrazar de “democracia” lo que en la realidad es una despiadada dictadura totalitaria.
Las disposiciones contenidas en el llamado “Proyecto de Constitución” están plagadas de trampas jurídicas en donde, por un lado, alegan garantizar unos derechos al pueblo, mientras por el otro, sutilmente, abren la puerta a su limitación y conculcación a través de dejar que esa minoritaria casta gobernante que se auto-enviste como fuerza superior al estado cubano, determine mediante arbitrarias leyes y/o decretos como se otorgan, limitan, conceden, conculcan y excluyen tales derechos, haciéndolos inoficiosos. 
En resumen, todo el articulado del nuevo proyecto de constitución, tiene el avieso propósito de imponerle al país un sistema social, político y económico totalmente contrario al que anhela el pueblo cubano y a aquella Cuba soñada y aspirada por el Apóstol de la Independencia José Martí: “Con todos y para el bien de todos”.
El pueblo de cubano necesita y aspira a una Cuba muy distinta a la que en el presente se nos impone por la fuerza y que verdaderamente este acorde con la visión martiana de país. Y para lograrlo se requiere producir un cambio radical que elimine el actual excluyente, nocivo, empobrecedor y opresivo sistema político, social, y económico.
Un país fundado sobre un estado de derecho democrático, que sea el producto de la voluntad soberana y libre de todos los nacionales cubanos. Una nueva nación donde el ciudadano este plenamente investido de todas sus libertades civiles y derechos fundamentales del ser humano y sea el beneficiario de las bondades que ha de tener un país diseñado para el progreso, el bienestar y la felicidad de todos y cada uno de sus ciudadanos.
Una República con un sistema político pluralista, basado en el respeto a la diversidad del libre pensamiento y edificado a base del consenso de sus ciudadanos todos. Con una sociedad incluyente de todos los nacionales cubanos sin distención de su posición social, origen, raza, sexo, religión o ideas políticas. Con un sistema económico libre y eficiente que genere riqueza para el país y para sus ciudadanos todos.
Pero para ello, se requiere la previa erradicación total del régimen opresor. Y una vez erradicado  el actual régimen dictatorial y totalitario, se ha de proceder a forjar un nuevo orden político, social y económico. Un nuevo estado de derecho democrático asentado en una verdadera y legítima Constitución cuyos constituyentes emanen del voto libre, secreto y plural de los nacionales cubanos, en elecciones libres y transparentes. Una constitución nueva donde en su asamblea constituyente estén representadas todas las tendencias del pensamiento político del país, así como también, todos los sectores sociales y económicos. Una constituyente transparente, donde el debate sea abierto, ampliamente participativo del pueblo y de conocimiento público. Donde las determinaciones sean el resultado del libre consenso de los constituyentes todos. Y en donde el texto final sea refrendado por todos los ciudadanos cubanos a través de las urnas, en un proceso honesto, limpio y transparente, por el voto universal y secreto supervisado por organismos internacionales imparciales.
Definitivamente, la actual constitución comunista de Cuba, así como la farsa del proyecto constitucional pretendido por la dictadura castrista, en nada satisfacen con esos requisitos básicos para aprobar y legitimar una nueva constitución. Por lo tanto, es ilegítima ‘ab initio’.
Ya es hora de empezar a producir el gran cambio hacia la libertad y la democracia. Hacia la patria libre de todos, con todos y para el bien todos. Es hora de despojarse del sumiso miedo y dejar de callar y mentir para adoptar la rebeldía que nos conduzca al pleno logro de nuestras aspiraciones de forjar un país mejor para todos. Es hora de gritar las verdades y exigir nuestros derechos.
Recientemente, el distinguido opositor y colega abogado Dr. Rene Gómez Manzano ha propuesto decirle un rotundo NO a la imposición del actual régimen opresivo y su ilegítima constitución comunista y sus pretendidas disposiciones nocivas a la libertad y los derechos humanos del pueblo cubano, cuando estas sean llevadas a votación en un referéndum, de dudosa transparencia y legitimidad, con la que pretende la dictadura enmascarar su ilegalidad.
La campaña por el Voto NO, que está avalada por el Encuentro Nacional Cubano, coalición que agrupa a decenas de organizaciones opositoras de dentro y fuera del país, constituye un llamado al pueblo a manifestar su inconformidad, descontento y malestar con un sistema que solo le ha traído luto, miserias e injusticias a granel.
Un voto por el NO es el comienzo de la expresión del repudio del pueblo a la dictadura. Un contundente NO que debe manifestarse más allá de las urnas, sino también en la expresión del grafiti pintado en las calles como exhortación popular de rechazo --- de retundo NO--- a los despóticos y corruptos jerarcas del régimen que nos han desgobernados por casi seis décadas.
El voto por el NO es una exigencia que debe abarcar también expresión de la rebeldía y el descontento popular, tales como  el grito del NO del oprimido pueblo en el silencio de las noches, en medio del tumulto de las calles, en las largas esperas de las colas por los escases provocada por el régimen, como una manifestación de protesta contra la opresión y la pobreza que padece el pueblo a causa de la explotación de parte de los privilegiados oligarcas que se enriquecen desde las cumbres del poder que usurpan.
Un voto por el NO para protestar por la separación de la familia cubana, dispersa por el mundo a causa de la falta de libertades y futuro en su suelo patrio. Un voto por el NO para repudiar la exclusión, el discrimen y la persecución contra los que disienten del gobierno.
Un voto por NO para condenar las injusticias, los asesinatos del régimen, el presidio político, las golpizas y torturas. Para reclamar se respeten los derechos humanos y decir las verdades.  Un voto por el NO para condenar los crímenes de lesa humanidad y las muertes de nuestros hijos en guerras ajenas a los cuales fueron llevados para satisfacer las ambiciones expansionistas de potencias foráneas.
Un voto NO para empezar abrir las puertas del cambio hacia la libertad.
San Juan, Puerto Rico a 3 de septiembre de 2018