DISCRIMEN Y
EXCLUSION: UNA POLITICA DE ESTADO
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Con bombos y platillos el canciller del régimen cubano
Bruno Rodríguez anunció la eliminación de la habilitación del pasaporte cubano
para los cubanos de la diáspora que deseen entrar en su propio país, Cuba.
Es obvio que los intereses primarios que mueven al
régimen son económicos, toda vez que, bajo la nueva administración en la Casa
Blanca, se han tomado medidas que afectan el turismo de ciudadanos americanos a
Cuba, lo cual representa una seria baja de ingresos en un momento donde los
subsidios de Venezuela están a la merma. De hecho, Cuba está tratando de que
Rusia retome el papel de estado subsidiante de la economía cubana a cambio,
obviamente, de la cesión de la soberanía nacional dejándole a dicho país retomar
los privilegios y posiciones estratégicas militares que Moscú tenía en Cuba durante
la guerra fría.
Quizás otro factor contribuyente para tomar dichas
medidas, no tan conocido, es que la judicatura del régimen fue emplazada con
una demanda y un amparo radicado por abogados cubanos opositores y exiliados
ante el Tribunal Supremo de ese país, impugnando la constitucionalidad y
planteando la violación de los derechos humanos, no solo de la habilitación del
pasaporte para entrar a Cuba sus ciudadanos residentes en el exterior ( lo que
equivale a una visa de visita solapada con el alias de “permiso de viaje”) ,
sino por la forma discriminatoria en que se otorgan estos. Además, dicho
recurso incluye otros aspectos como la impugnación de la discriminación contra
ciertos cubanos del exterior por sus posturas antigubernamentales a los cuales
no solo se les niega el derecho de entrada a su país, sino que, aun teniendo el
permiso, al llegar a Cuba, Migracion (MININT) le niega el derecho a entrar a su
propia patria violándoles sus derechos humanos.
Este aspecto lo vimos recientemente cuando se le negó la entrada a la
Sra. Ofelia Acevedo, viuda del mártir de la libertad y la democracia de Cuba,
Osvaldo Paya Sardinas.
La conducta discriminatoria y excluyente se dejó ver
claramente en el anuncio que hizo el canciller Bruno Rodríguez al dejar claro
que no podrán entrar al país los que salieron a través de la base naval de Guantánamo,
ni tampoco los cubanos en el exterior que haya adoptado actividades en contra
la dictadura castrista. Eso es exclusión y discrimen, puesto que son tan
cubanos como los demás y por ende son víctimas de la violación de sus derechos
humanos. Específicamente, La Carta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en su Artículo 13
establece que : “1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su
residencia en el territorio de un Estado. 2.
Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a
regresar a su país.”
El carácter discriminatorio y excluyente del régimen ha
sido una constante en casi todos los aspectos del cotidiano vivir del ciudadano
cubano, residan dentro o fuera del país. Forma parte de la propia naturaleza de
la dictadura totalitaria entronizada a punta de bayonetas en la República de
Cuba desde el 1959. Es parte de la aberración jurídica en la misma constitución
castrista en su artículo 62 cuando excluye a los que no piensan dentro de los
parámetros establecidos por los gobernantes absolutistas que controlan el poder
de modo omnímodo en Cuba. Y es que la política del estado cubano de exclusión y
discrimen forma parte del adueñamiento del país por un grupo de personas que se
han transformados en casta inamovible y despótica.
Las puertas del país han de estar abiertas
irrestrictamente para todos sus nacionales, para todos los nacidos en Cuba, y
diría más, para los hijos de los nacionales cubanos nacidos en el exterior,
puesto que nacieron fuera por causa ajenas a la voluntad de sus progenitores
que tuvieron que exiliarse a causa de las persecuciones, discrímenes y
exclusiones del régimen dictatorial castrista.
Abiertas de par en par para todos los cubanos, sin mirar
ideas políticas, credos religiosos, raza, sexo, condición social, porque Cuba,
nuestra Patria, es la casa de Todos
San Juan, Puerto Rico a 3 de noviembre de 2017
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