domingo, 1 de abril de 2012
UN GRITO DE DIGNIDAD
UN GRITO DE DIGNIDAD
Mientras se desarrollaba el espectáculo religioso con la visita del Papa, los saludos protocolares de Obispos , Cardenales y el Papa con el dictador Raúl Castro y mas tarde la visita papal con su apretón de manos al tirano en jefe Fidel Castro, un cubano , hasta ahora desconocido , un simple trabajador , un hombre de pueblo , se adentró entre la multitud que asistía a la misa en la Plaza Antonio Maceo en Santiago de Cuba, y del fondo de sus fuerzas, tratando de sobrepasar por su voz por encima del audio gritó ¡Abajo el Comunismo! ¡Abajo la Dictadura!
La reacción de los agentes de la policía política de la Seguridad del Estado no se hizo esperar. Se le abalanzaron, lo arrestaron y lo sacaron del área. No contento con ello, uno los esbirros de la tiranía, encubierto tras la mascara de enfermero o para-medico de la Cruz Roja le dio un galletazo y luego lo golpeo con la camilla. El que vestía el uniforme internacional de ayuda al necesitado, deshonró el prestigioso símbolo, que se respeta hasta en los más cruentos combates y batallas, para agredir a un ciudadano que ejercía el derecho humano de expresar su opinión públicamente.
Es repudiable y bochornoso que un gobierno esconda sus policías bajo el signo de la Cruz Roja para agredir y reprimir a los ciudadanos pacíficos.
Pero mas allá del incidente, el grito de Andrés Carrión Álvarez representaba algo más que un simple ciudadano disgustado; su grito representaba la dignidad de un pueblo burlado por los intereses político-internacionales. Su gesto era el acto de rebeldía de un pueblo sojuzgado por una feroz tiranía totalitaria. Era la expresión de protesta que los oídos del prelado máximo se negaba ha escuchar no en pese las peticiones de audiencia de las Damas de Blanco, de Oscar Elías Bisset, de los 13 de la Iglesia de la Caridad en La Habana y hasta del mismo Lech Walesa. Representaba el clamor de pueblo por ser oído ante la sordera cómplice de los confabulados.
Con él estaba el sentir todo el pueblo, que junto a él, en sus corazones también gritaba
¡Abajo la Dictadura! ¡Abajo el Comunismo! ¡Libertad!
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