sábado, 23 de abril de 2011

EL CONCLAVE DEL MIEDO



EL CONCLAVE DEL MIEDO
Por: Lcdo. Sergio Ramos

Sin penas ni gloria ha concluido el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba donde un grupo de unas 1,000 personas que representan una minoría de 800 mil personas han decidido por todo el pueblo. El 7.2 por ciento decide por una población de 11 millones y medios de habitantes, por virtud del artículo cinco de la impuesta Constitución Socialista. El resto de la población no cuenta, porque todas las demás opiniones quedan preteridas por la “fuerza superior” con que esta constitucionalmente envestido el minoritario Partido Comunista de Cuba.

Como es de suponerse, la minoría privilegiada y todopoderosa tiene un interés primordial que no estuvo ausente en este crítico congreso: Preservar el poder y sus jugosos privilegios por encima de todo.

En vano trato el recién nombrado dictador de justificar la amplitud de la discusión de los llamados “ Lineamientos” con una numerología estadística de dudosa procedencia e imposible verificación, que enmarcadas en el miedo a la libre expresión infundida por el terror policiaco del estado, invalidan la sinceridad de la mayoría de las propuestas alegadamente vertidas por la población.

Así, de este modo, el Comité Central del PCC quedó formado por los mismos, por virtud de una selección matizada por el reciclaje de los personajes de siempre. El único cambio fue que el tirano mayor, Fidel Castro, no formó parte de esa cúspide. El seguirá gobernando tras las bambalinas. Su hermano Raúl, siguiendo una tradición faraónica, lo sucede en la cumbre del poder.

Por su parte, el Buró Político aumenta su militarización con doce generales y muchos amigos del que fuera su jefe inmediato por 48 años en las Fuerzas Armadas, aumentado el nivel de influencia y control del dictador sustituto Raúl Castro sobre el PCC.

La nueva composición denota la falta de valor para cambiar y delata una contradicción con el discurso demagógico que Raúl Castro hiciera ante el Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) el 4 de abril del 2010 cuando dijo que “la juventud cubana esta llamada a tomar el relevo de la generación fundadora de la Revolución”, mas aun, el hecho contradice su discurso inaugural del 6to. Congreso cuando dijo que había que
“promover jóvenes a cargos principales”…

Definitivamente, la gerontocracia aspira a morirse en el poder sin dar espacio a las nuevas generaciones de cubanos. Las razones son obvias: Los jóvenes no piensan como ellos y ven como errado y absurdo el camino que tomó desde sus comienzos esa generación terca y obtusa que se aferra a sus ideas obsoletas, nocivas e irreales con las que han sido obligados a vivir. Los oligarcas lo saben, por eso el dictador entrante se quejó en esa parte de su discurso de “no contar con una reserva de sustitutos debidamente preparados”…

Saben los gerentocratas que abrir espacios a la juventud es auto condenarse a desaparecer, y con ellos, sus mal adquiridas riquezas y privilegios.

La norma de dos periodos de cinco años es académica. La mayoría de los reciclados integrantes del recién seleccionado Comité Central tienen 70 años o más. En diez años estarán o muertos o totalmente seniles.

Pero los problemas económicos que aquejan al pueblo, siguen después del cierre del Congreso del PCC, sin perspectivas de solución, porque lejos de que sean salvados , continuarán agravándose con el transcurso del tiempo, en una simultanea espiral de alza en los precios con falta de liquidez, lo que conduce a una caída libre y en barrera de la economía cubana. Y todo, por la falta de valor de los todopoderosos jerarcas para tomar las medidas profundas y radicales que hay que tomar.

Se anuncian medidas tibias, como el darles la tierra en usufructo a los campesinos, lo que equivale a privarles de la adquisición de la propiedad y dejar abierta la puerta para que el estado totalitario se las arrebate de un manotazo cuando no les convenga el crecimiento económico del campesinado. Y lo hará, con la misma tranquilidad con que se la presta hoy día. Un hecho nada nuevo. En la década de los ochenta, se establecieron los Mercados Libre Campesinos para resolver el problema alimentario, permitiendo a los agricultores poner sus productos libremente en el mercado, provocando que estos florecieran económicamente. Pero como la riqueza es un poder alternativo al poder político, los decapitaron de un plumazo.

Raúl hablo en el Congreso de la “liberalización’ del cuenta-propismo. Pero esa supuesta permisividad lleva adherida el pesado lastre de onerosos altos impuestos, que impiden el desarrollo de los incipientes pequeños negocios privados.

Lejos de incentivar ampliamente el desarrollo de la libre empresa y de privatizar las industrias para colocarlas en propiedad verdadera a quienes las trabajan, el Estado las retiene para si, tomando como medida anunciada por Raúl con bombos y platillos, que dejará mayor espacio para la toma de decisiones a los dirigentes de las empresas estatales, pero --- siempre los ‘peros’ --- sujeto a controles, lineamientos y directrices que vienen desde arriba. O sea, es una medida que se contradice en si misma al oponer frente la independencia gerencial que dice promover, el control planificador del Estado, cayendo al final, en mas de lo mismo.

La tímida “liberalización” económica no podrá zanjar el abismo de pobreza y desesperanza en que caerán más de un millón de cubanos que serán desempleados por un gobierno que choca ahora con la verdad de su incompetencia e ineficiencia.

En sus discursos ante el Congreso del PCC, el general Raúl Castro habla de promover la inversión extranjera, sin mencionar que la primera inversión que debe promoverse y dejarse totalmente libre es la de los propios cubanos, que también tienen derecho a salir de la pobreza y alcanzar la riqueza y el bienestar.

Pero en este tema, también el hecho contradice al verbo. Resulta que los inversionistas extranjeros fueron traicionados cuando la dictadura congeló la retirada de sus ganancias obtenidas de sus negocios en el país, debido a que el gobierno estaba falto de liquidez. Un acto donde nuevamente el capricho del autoritarismo despótico vuelve a hacerle perder la confianza a los inversionistas extranjeros para exponer sus riquezas donde hay un gobierno que no le otorga seguridad para con sus dineros.

Los que ingenuamente esperaban grandes cambios quedaron decepcionados.

La seria crisis económica y social por la que atraviesa el país demanda medidas audaces, innovadoras y radicales. Se trata de un país en el borde de la quiebra y la iliquidez. El pueblo ya no cree en las teorías y los discursos “revolucionarios”. El pueblo quiere tener futuro.

Por el otro lado, el régimen, gobernado por la misma oligarquía por más de cincuenta años, no ha logrado levantar al país del retraso. Cuba lejos de progresar, se hunde cada día que pasa más en el sub-desarrollo y la pobreza. Y es que el sistema no funciona, pero persiste en el sistema por la terquedad de quienes lo rigen con mano de hierro.

Cuando Raúl Castro abrió el Congreso lanzo una letanía de quejas, lamentos y fracasos. Reconoció que fueron tercos en sostener un modelo socio económico insostenible por espacio de cincuenta años. En realidad, fue un capricho de oídos sordos, cuando el Primer Ministro Sovietico Mikjail Gorbachev, durante su visita a Cuba, les aconsejó adoptar su política del Glasnot y la Perestrioka. Entonces estaban a tiempo para cambiar, pero la terquedad caprichosa del dictador en jefe, se opuso a todo cambio. Hoy las medidas llegan tarde para adoptar un modelo a lo China o a lo Vietnam, pues el deterioro moral, social y económico, y la total falta de credibilidad en sus incumplidas promesas, son obstáculos insalvables para que los mismos auto-entronizados puedan realizar los cambios necesarios por falta de respaldo sincero del decepcionado pueblo

Al final, después de reconocer la inviabilidad del modelo impuesto al pueblo por cincuenta años, ofende la inteligencia de los hombres al achacar los males presentes del país al embargo económico de los Estados Unidos. Un embargo que por cierto,
----aunque es otra historia---- empezó por la negativa de Fidel Castro de honrar las cuotas de azúcar en 1960, compradas y pagadas por Estados Unidos a Cuba y revendérselas a la Unión Soviética, porque él era quien quería separar a Cuba de toda relación con los americanos.

Como siempre, la culpa del fracaso es toda de esa cúpula que persiste en el poder, pero mas fácil el echársela al toti.

En el campo internacional, luego de las cursis baboserías para con sus aliados del ALBA, el discurso del nuevo dictador entronizado, adula a la Iglesia Católica y al anterior canciller español por su intervención en la liberación de los presos políticos, haciendo alardes de una inexistente libertad religiosa, sin recordar cuando ellos mismos cerraban iglesias, enviaban a los religiosos a los campos de concentración de la UMAP o los encarcelaban o los expulsaban del país; o cuando a los Testigos de Jehová los atropellaban porque se negaban, por convicción religiosa, a servir u honrar símbolos patrios o revolucionarios.

También calló, los atropellos a los opositores y las andanadas represivas contra la oposición, los cuales todavía continúan como parte de una política de terror del Estado. Todo ello mientras se daba golpes de pecho en sus alocuciones diciendo lo “respetuoso” que era el gobierno cubano de los derechos humanos. Es ese mismo gobierno que aplica el terrorismo de estado hundiendo barcos cargados de niños, mujeres y ancianos, para luego premiar a sus ejecutores como ocurrió con el remolcador “13 de Marzo” o cometer genocidio tras juicios simulados, faltos de toda legalidad, fusilando 462 personas en un solo día el 30 de agosto de 1962.

En este tema, se destaca su hipocresía cuando respalda el derrocamiento de los dictadores de derecha de Túnez y Egipto pero destaca y defiende a brazo partido a su aliado y también genocida Muamar Kadafi de Libia. ¿Será que estarán viendo sus imágenes en el espejo por similitud con el caso libio?

Ellos saben muy bien que las alegadas 311 medidas tomadas y no publicadas de inmediato, no resuelven en nada los problemas sociales, políticos y económicos del pueblo cubano. Y para no variar, tratando de evitar que la desesperación del frustrado pueblo los arrope como en Libia, dicen que las medidas se tomarán sin prisa, “a lo largo del quinquenio, sin precipitaciones, ni improvisaciones “. ¿A quien engañan?

Quizás también pretendan engañar a la administración Obama para que les abra al régimen una tubería de salvadores dólares, mientras que simultáneamente, hace alarde del poderío militar y la disposición combativa de sus tropas, previo haber lanzado en su discurso inaugural una desesperada “disposición al dialogo”, expresando su deseo de una “relación normal con los Estados Unidos” pero “respetando sus diferencias”, léase su dictadura totalitaria seudo vietnamizada. El ramo de olivo que tendió a los yankis, visto en su conjunto circunstancial, parece mas el grito del naufrago por un salvavidas.

El miedo los paraliza. Todo cambio real les aterra. Mientras, en Cuba, luego del Congreso, todo sigue igual o como dijera Alejandro Magno al asumir el trono tras la muerte de su padre Filipo de Macedonia: “Nada ha cambiado, solo el nombre del Rey”… el Conclave del Miedo ha concluido.

sábado, 9 de abril de 2011

Carter y los Intereses en la Agenda de un Mensajero



CARTER Y LOS INTERESES EN LA AGENDA DE UN MENSAJERO
Por: Lcdo. Sergio Ramos

Tras la liberación de algunos presos políticos, las medidas liberalizando ciertos trabajos por cuenta propia y anunciar una propuesta de cambios económicos en la Isla, mientras que La Habana y Washington mantienen un conflicto por el encarcelamiento del contratista Alan Gross, aparece súbitamente en la escena cubana el ex-presidente americano Jimmy Carter.

Esto sucede cuando del otro lado del Estrecho de La Florida hay preocupación por la prisión de Gross y los Estados Unidos continúan con una recesión de su economía de la cual no acaba de salir, la que se complica con el impacto de la dramática subida del crudo a causa de las revueltas en el Medio Oriente y en Libia.

Cuba, por su parte, también atraviesa por una seria crisis económica, que obligó al régimen a anunciar el despido de medio millón de trabajadores, según cifras oficiales. Hecho que ocurre en un momento de fuerte desgaste ideológico del castrismo y ante una corriente de revueltas libertarias, cuyo efecto dominó podría llegar a Cuba. Estas son situaciones que tienen muy nerviosa a la oligarquía en el poder.

La llegada del ex-mandatario norteamericano tuvo un recibimiento que va mas allá de lo común para un visitante que declara haber viajado por su propia cuenta para saciar la curiosidad de enterarse de los cambios propuestos por el régimen de Cuba. Carter fue recibido por el Canciller Bruno Rodríguez; cuando visita el Consejo de Estado, lo reciben con una alfombra roja y en el lugar de la reunión estan presentes las banderas de los dos países; y al irse Carter del país, lo despide eufóricamente en el aereopuerto el presidente del Consejo de Estado, el general Raul Castro.

La visita de Carter denota un itinerario cuidadosamente planificado. Se reúne primero con el Cardenal Jaime Ortega y Alamino, ( Quien ya sirvió de mensajero del régimen y de España habiendo sostenido una reunión meses pasados en Washington con la Secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton, a raíz de las negociaciones para la liberación de los presos politicos). Luego se reúne con Raul Castro en el Consejo de Estado y visita en su casa al dictador Fidel Castro. Visita, luego, al prisionero americano Alan Gross y finalmente se reúne con un grupo reducido de opositores.

Lo bien protocolarmente estructurado de las reuniones destacan un tratamiento de importante funcionario de un gobierno extranjero. La visita estuvo muy bien organizada y lleno de simbolismos protocolares como para creer que fue un acto espontaneo del Sr. Carter.

Indiscutiblemente, Carter fue un enviado de Washington, como lo fue el Cardenal Ortega de Cuba y España cuando estuvo en Washington. Tras él hubo oculta una agenda oficialista de la Casa Blanca. Pero ¿Que pretenden ambas partes?

Indiscutiblemente, este es el preludio de coversaciones hacia la normalización de las relaciones entre los Estados Unidos. Unas conversaciones que estan basadas en la búsqueda de los intereses particulares de ambos gobiernos.

El interés del régimen cubano es buscar una salida para que la oligarquía gobernante pueda continuar indefinidamente en el poder. La dictadura necesita estabilizar su economía y evitar que la esparcida ola libertaria que comenzó en Tunez, arrope a Cuba. La dictadura esta sin liquidez, defalcada, y requiere urgentemente de capital, por eso necesita del aval de Washington para sus cambios, y desea venderle a la administración de Barak Obama una transformación de las estructuras económicas hacia una comprable versión criolla del modelo vietnamita.

Por otra parte, el interés de la Casa Blanca es abrir un nuevo mercado para los inversionistas estadounidenses en medio de una prolongada crisis económica que no acaba de solucionarse y que amenaza con agravarse con la alarmente subida del crudo. Una subida que provocará un preocupante incremento en los costos de transportación de los productos de Asia a America... y Cuba esta a 90 millas.

Entre los escollos de estas conversaciones está la cuestión de Alan Gross y los cinco espías terroritas presos en Estados Unidos. Sin embargo, para que estas puedan progresar, indiscutiblemente se deberá producir un intercambio de presos.

En el medio y marginado de las negociaciones, esta el pueblo esclavizado de Cuba, cuyos intereses distan drásticamente de los dos negociadores y que no tiene ninguna participación en estas conversaciones que pueden afectar negativamente el destino de las libertades del pueblo de Cuba. El interés del pueblo cubano es ser libres totalmente, para instaurar una democracia pluralista, donde se respeten todos los derechos humanos y lograr la salida definitiva del poder de la oligarquía castrista.

El hecho que Carter se reuniera con algunos opositores fue un show mediático para simular que la administración Obama esta interesado en los derechos humanos y las libertades del pueblo cubano y así tranquilizar a esos “poderosos elementos del exilio” como los llamó Carter.

Las simulaciones del Sr. Carter no son nuevas. Recordemos que en Venezuela, se hizo de la vista larga cuando las computadoras de votación, manipuladas por los chavistas, se paraban en una misma cantidad los votos para la oposición y continuaban contando ilimitadamente para Chavez… y luego dijo que “no hubo fraude…”

De nuevo, como sucedió en París en 1898 y en la Crisis de los Cohetes en 1968, se nos quiere dejar fuera de juego, y teceros ajenos y contrarios a los verdaderos intereses del pueblo cubano quieren decidir nuestro destino para sus particulares beneficios.

Todos sabemos que en China y en Viet Nam no hay libertades, ni respeto por los derechos humanos. Y que a los Estados Unidos le ha importado un bledo los derechos humanos del pueblo chino o del vietnamita, como en el pasado no le importó, los derechos humanos del pueblo dominicano bajo el sanguinario Rafael Leonidas Trujillo o los del pueblo egipcio bajo Hosni Mubarak. Bien dejó claro el prsidente Obama, esta postura de prevalencia del interés sobre los principios, en su reciente disurso anunciando el retiro del control nortemericano de las operaciones aliadas en Libia, haciéndo incapié sobre la importancia de protección y procuración de los intereses americanos….

Con esto, tenemos que dar la voz de alerta, de que una vez mas los otros quieren decidir sobre nuestros asuntos para sus respectivos beneficios, sin importar el sufrimiento y la falta de libertades del pueblo cubano.

El estado presente de cosas, nos lleva de entonces, a denunciar esta puñala a las libertades de nuestro pueblo y a exhortar a todos los cubanos a levantar la voz contra esta nueva vendetta cocinándose tras bastidores entre la Administración Obama y la dictadura de los hermanos Castro.

Ratifiquemos y defendamos el interés del esclavizado pueblo cubano, que son: La salida del poder de la oligarquía castrista es el inicio del verdadero cambio y condicion ‘sine qua non’. Que los hermanos Castro no representan al pueblo de Cuba, sino son sus enemigos y su gobierno es ilegítimo. Y que es un principio fundamental e irrenunciable que la soberanía nacional, la democracia y las libertades y derechos humanos del pueblo de Cuba no son negociables.