lunes, 24 de junio de 2019

EL GENOCIDIO COMO POLITICA DE ESTADO






EL GENOCIDIO COMO POLITICA DE ESTADO
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Una de las características de los regímenes comunistas es su indolencia hacia la vida de las personas, sobre todo, respecto a aquellos que disienten o se les oponen. Una crueldad que ocultan tras la máscara de supuestos defensores de los pobres y reivindicadores del proletariado, cuando en realidad solo sirven a sus intereses y ambiciones desmedidas de poder y riqueza de una nueva clase que se apropia de los derechos y el poder que le corresponde al pueblo. Para ellos, no hay moral ni principios, sino que “el fin justifica los medios”, como sentenciara Vladimir Lenin. El fin supremo del comunista es el poder absoluto, y para conseguirlo todo está justificado: Mentir, usurpar, robar, esclavizar, matar….
Hace treinta años el pueblo chino se concentró masivamente en la Plaza de Tianamen para reclamar libertad y el respeto a los derechos humanos. La respuesta no se hizo esperar. La dictadura china envío los tanques para dispersar a los manifestantes, sin embargo, los primeros en llegar se paralizaron ante el valor de los manifestantes. A lo cual el régimen entonces envío otras tropas las cuales masacraron a los manifestantes. Se calcula en unas 10,000 personas asesinadas por las fuerzas de seguridad del régimen chino durante aquellas protestas.
Nada nuevo en la historia de la China comunista. Al fundador de ese régimen, el dictador Mao Tse Tung, se le calcula haber asesinado unos 45 millones de chinos.
Se trata de una macabra política de estado aplicada por los dictadores totalitarios siguiendo la perversa metodología para el sometimiento y esclavización de los pueblos diseñada por Vladimir Lenin y perfeccionada por Josef Stalin en la URSS. A este último se le estima haber matado unos 23 millones de seres humanos.
En Corea del Norte, el fundador de régimen comunista en ese país, Kim il Sung, se le calculan un total de 1.6 millones de asesinatos.  Otro tanto asesinó su hijo y sucesor Kim Jong-il y otros más, su nieto y actual dictador Kim Jong-il.
En Camboya, el régimen del sanguinario Soloth Sar, más conocido como, Pol Pot se le estima haber asesinado unos 2 millones de personas.
En Rumanía el dictador comunista Nicolás Ceaucescu se le calcula haber asesinado unas 80,000 personas.
Las dictaduras totalitarias, más allá de su corte político, se caracterizan por la total inclemencia ante la vida, sobre todo de quieres se les oponen o molestan a sus ambiciosos fines de apoderarse del poder absoluto. Así también vimos como Hitler asesinó 6 millones de judíos en lo que históricamente se le conoce como el Holocausto. Sin embargo, los regímenes comunistas de Stalin y de Mao Tese Tung, por si solos, cada uno de ellos por separado, mataron muchas más personas.
Hoy en la América Latina tenemos tres dictaduras comunistas que están aplicando las políticas de exterminio contra opositores: La dictadura castrista en Cuba, la dictadura de Ortega en Nicaragua, y la dictadura de Maduro en Venezuela.
Al presente la dictadura comunista de Cuba se le calcula haber asesinado 7,365 personas. Por su parte, el régimen de Nicaragua se le estima unos 561 opositores asesinados durante las recientes protestas. Y al dictador Nicolás Maduro en Venezuela se le estiman unos 726 asesinatos de opositores.
Todas estas dictaduras comunistas tienen algo en común: El total menosprecio por la vida de los seres humanos. Un macabro reflejo del carácter inhumano y despiadado los sistemas comunistas. No en balde el papa Pío XII definió al sistema comunista como “Intrínsecamente perverso”
Se trata de regímenes que tienen como política de estado el genocidio contra sus adversarios, y que usan indiscriminadamente la violencia para perpetuarse en el poder. Tales gobiernos no deben tener cabida en el concierto de las naciones civilizadas. Son regímenes que no salen por las buenas.
San Juan, Puerto Rico, 9 de junio de 2019.