EL GENOCIDIO COMO POLITICA DE ESTADO
Por: Lcdo. Sergio
Ramos
Una de las características
de los regímenes comunistas es su indolencia hacia la vida de las personas, sobre
todo, respecto a aquellos que disienten o se les oponen. Una crueldad que ocultan
tras la máscara de supuestos defensores de los pobres y reivindicadores del
proletariado, cuando en realidad solo sirven a sus intereses y ambiciones desmedidas
de poder y riqueza de una nueva clase que se apropia de los derechos y el poder
que le corresponde al pueblo. Para ellos, no hay moral ni principios, sino que
“el fin justifica los medios”, como sentenciara Vladimir Lenin. El fin supremo del
comunista es el poder absoluto, y para conseguirlo todo está justificado: Mentir,
usurpar, robar, esclavizar, matar….
Hace
treinta años el pueblo chino se concentró masivamente en la Plaza de Tianamen
para reclamar libertad y el respeto a los derechos humanos. La respuesta no se
hizo esperar. La dictadura china envío los tanques para dispersar a los manifestantes,
sin embargo, los primeros en llegar se paralizaron ante el valor de los
manifestantes. A lo cual el régimen entonces envío otras tropas las cuales
masacraron a los manifestantes. Se calcula en unas 10,000 personas asesinadas
por las fuerzas de seguridad del régimen chino durante aquellas protestas.
Nada nuevo
en la historia de la China comunista. Al fundador de ese régimen, el dictador
Mao Tse Tung, se le calcula haber asesinado unos 45 millones de chinos.
Se trata de
una macabra política de estado aplicada por los dictadores totalitarios
siguiendo la perversa metodología para el sometimiento y esclavización de los
pueblos diseñada por Vladimir Lenin y perfeccionada por Josef Stalin en la
URSS. A este último se le estima haber matado unos 23 millones de seres
humanos.
En Corea
del Norte, el fundador de régimen comunista en ese país, Kim il Sung, se le
calculan un total de 1.6 millones de asesinatos. Otro tanto asesinó su hijo y sucesor Kim
Jong-il y otros más, su nieto y actual dictador Kim Jong-il.
En Camboya,
el régimen del sanguinario Soloth Sar, más conocido como, Pol Pot se le estima
haber asesinado unos 2 millones de personas.
En Rumanía
el dictador comunista Nicolás Ceaucescu se le calcula haber asesinado unas
80,000 personas.
Las dictaduras
totalitarias, más allá de su corte político, se caracterizan por la total
inclemencia ante la vida, sobre todo de quieres se les oponen o molestan a sus
ambiciosos fines de apoderarse del poder absoluto. Así también vimos como
Hitler asesinó 6 millones de judíos en lo que históricamente se le conoce como
el Holocausto. Sin embargo, los regímenes comunistas de Stalin y de Mao Tese
Tung, por si solos, cada uno de ellos por separado, mataron muchas más
personas.
Hoy en la
América Latina tenemos tres dictaduras comunistas que están aplicando las
políticas de exterminio contra opositores: La dictadura castrista en Cuba, la
dictadura de Ortega en Nicaragua, y la dictadura de Maduro en Venezuela.
Al presente
la dictadura comunista de Cuba se le calcula haber asesinado 7,365 personas.
Por su parte, el régimen de Nicaragua se le estima unos 561 opositores
asesinados durante las recientes protestas. Y al dictador Nicolás Maduro en
Venezuela se le estiman unos 726 asesinatos de opositores.
Todas estas
dictaduras comunistas tienen algo en común: El total menosprecio por la vida de
los seres humanos. Un macabro reflejo del carácter inhumano y despiadado los
sistemas comunistas. No en balde el papa Pío XII definió al sistema comunista
como “Intrínsecamente perverso”
Se trata de
regímenes que tienen como política de estado el genocidio contra sus
adversarios, y que usan indiscriminadamente la violencia para perpetuarse en el
poder. Tales gobiernos no deben tener cabida en el concierto de las naciones
civilizadas. Son regímenes que no salen por las buenas.
San Juan,
Puerto Rico, 9 de junio de 2019.