EL CAMINO HACIA
LA PROSPERIDAD DE TODO UN PUEBLO
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Tras seis décadas de dictadura castro-comunista, el
régimen no ha podido desarrollar una economía productiva y autosuficiente capaz
de levantar el nivel de vida de los ciudadanos cubanos y garantizar su
prosperidad y bienestar.
De hecho, todavía hoy día la economía de Cuba no cesa de
hundirse en su constante estado involutivo y, de hecho, actualmente, a 60 años
del advenimiento de la tiranía castrista, el país atraviesa por una seria
crisis alimentaria. Escases de productos y alimentos que, en mayor o menor
grado, nunca ha dejado de existir y prueba irrefutable de ello, es que el
régimen no ha podido eliminar la libreta de racionamiento y mantiene un restrictivo
control de acceso a los productos para los ciudadanos. La pobreza es una
constante en la sociedad cubana. Un
hecho que demuestra de forma irrebatible la total ineficiencia y fracaso del
sistema económico estatizado imperante en Cuba.
Agudiza este mal el hecho innegable de la privilegiación
en cuanto a la adquisición de los productos en favor de la alta cúpula
gobernante, compuesta por una minoría, agrupada bajo el Partido Comunista de
Cuba (PCC), que controla absolutamente el poder, conformando una casta
inamovible y hermética con poderes omnímodos sobre toda la sociedad.
En Cuba impera un modelo bi-clasista compuesto por la
minoritaria clase alta del políticamente monopólico Partido Comunista de Cuba y
una mayoritaria clase baja integrada por el empobrecido, explotado y oprimido
pueblo trabajador.
Históricamente está probado que el sistema
marxista-leninista de control económico estatal solo genera pobreza,
injusticias sociales y desigualdades. Los ejemplos pululan. En China vivió
décadas de empobrecimiento, hasta que el partido comunista tuvo que desechar el
modelo de estatización y abrirse a un formato más apegado a la economía de
mercado, en una mutación que se asemeja más al modelo de estado corporativo del
fascismo. En Rusia, de igual manera, tras
décadas de fracasos económicos, se despojaron de la economía estatizada y
adoptaron el modelo de la economía de libre mercado. Ninguno de los países de
la Europa del Este, tras desplomarse la URSS, continuó con el modelo
centralizado de la economía comunista, sino que abrieron sus economías al libre
mercado y todos, en mayor o menor grado, florecieron desde el punto de vista
económico.
En el reverso de esa historia, hoy día estamos observando
como Venezuela, un país bendecido por extraordinarios recursos naturales,
además de poseer grandes reservas de petróleo, se hunde en la pobreza, la
miseria y las escaseces crónicas de alimentos y medicinas, por pretender buscar
el control estatizado de la economía.
Está probado: El comunismo económicamente NO funciona,
pues solo empobrece a los pueblos hundiéndolos en la más atroz miseria, a costa de generar
severas injusticias, tales como la privilegiacion económica en favor de las
minorías que ostentan el poder.
El pueblo de Cuba tiene que sacudirse el modelo comunista
y abrir el país a una economía de mercado libre, amplia y participativa de todo
el pueblo, con plena libertad para la generación y tenencia de libertad
empresarial, con plenas garantías a la propiedad privada, tanto de los bienes
de consumo, como los de producción.
En otras palabras, se requiere que el campesino sea
propietario en pleno y total derecho de la tierra y que tenga garantizado su
derecho a producir y acceder libremente a los mercados para vender sus
productos y recibir las ganancias de su gestión agrícola y disponer de ella
según el disponga.
Se requiere que se les garantice a todos los ciudadanos
el derecho a invertir, a emprender y poseer en pleno derecho la propiedad de su
negocio o industria, sin asfixiantes impuestos onerosos y excesivos, con total
libertad para acceder plenamente al mercado y a percibir y disfrutar libremente
del fruto de sus ganancias.
El estado no debe estrangular a las empresas, sean
agrícolas, industriales, de comercio o de servicio imponiendo impuestos
onerosos y extrangulantes que coartan el desarrollo de la economía de mercado.
Así como tampoco, deben estar sometidas a regulaciones en extremo limitantes
que coartan el desarrollo y la operación de las empresas. Por el contrario,
debe estimularlas e incentivarlas.
Del mismo modo, el pueblo debe tener derecho a acceder
libremente a los mercados de bienes y servicios para satisfacer sus
necesidades, adquiriendo los productos y servicios que entienda necesita y desee,
y cuyos productos sean vendidos en la única moneda nacional; la misma en que
gana su salario y a precios accesibles a su bolsillo.
Más aun, los trabajadores no deben estar sujetos a
salarios de miseria, sino han tener un salario razonable y digno que verdaderamente
les sirva para su sustento y el de su familia y para poseer una vida de
bienestar y prosperidad.
Empero, como condición ‘sine qua non’ para
lograr esa libertad de mercado, que abra las puertas del progreso y el
bienestar de todo el pueblo cubano, se requiere primero sacar radicalmente del
poder a la anti-popular casta gobernante del Partido Comunista de Cuba y
establecer bajo un nuevo estado de derecho, un sistema social, económico y
políticamente pluralista, democrático y de respeto pleno a los derechos humanos
ya las libertades ciudadanas. Porque de ese modo, abriendo el país a la
democratización, al respeto de los derechos humanos y al libre acceso a la
economía de mercado, es la forma de forjar una economía prospera y
participativa, donde nunca falte el pan en la mesa de ningún cubano y estén
cubiertas todas sus necesidades dentro de un sano y amplio marco de libertad
política, social y económica.
Esto nos abrirá
las puertas para poder forjar un país como nos lo planteó José Martí: “Con
todos y para el bien de todos”.
San Juan, Puerto Rico a 23 de marzo de 2019