DOS HURACANES
SOBRE DOS ISLAS
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Durante el mes de septiembre pasado dos huracanes, Irma y
María, impactaron a Puerto Rico y a Cuba, dos islas de las Antillas Mayores en
el Caribe. Ambos huracanes fueron de gran intensidad y poder destructivo. Ambos
tuvieron la máxima categoría de 5, con ráfagas de vientos de sobre 180 millas
por hora (288 Km/hora).
El Huracán Irma azotó la parte noreste de Puerto Rico y
en Cuba afectó a La Habana, sobre todo con fuerte oleaje que inundó la zona
costera de la capital cubana. A pocos días del paso de aquel, pasó con mayor
poder destructivo el Huracán María, el cual atravesó diagonalmente, de extremo
a extremo, la isla de Puerto Rico. Una isla casi rectangular de 100 millas de
largo (160 Km) por 35 millas de ancho (56 Km). Mientras que, en Cuba, este
último azotó con toda su furia la costa norte central de la isla desde los
cayos del norte de Camagüey pasando por Caibarién, Isabela de Sagua y saliendo
por cerca de Varadero y Cárdenas. En ambas islas hizo serios destrozos.
Luego del paso de estos catastróficos fenómenos
atmosféricos, podemos observar las abismales diferencias en el proceso de
recuperación entre estos dos países habitados por pueblos similares, pero con
sistemas de gobierno diametralmente distintos.
En Puerto Rico, a pesar de los destrozos, el pueblo
estuvo constantemente enterado de los efectos causados por dichos huracanes,
aun a pesar de que solo quedaron en pie y operando tres o cuatro estaciones de
radio; aunque en muy corto tiempo, varias más recuperaron su capacidad de
transmisión. Allí se difundieron noticias y se abrieron micrófonos para que el
pueblo se comunicara e informara sobre los efectos causados en su área. Los
periódicos empezaron a circular y su distribución fue gratuita, dando imágenes
y reportajes de lo acontecido.
En Cuba, sin embargo, donde los medios de comunicación
están monopolizados por el estado, las noticias fueron parcas y ocultaron a la
población los reales daños causados. Mas aun, varios periodistas independientes
que informaron a medios internacionales y del exilio los estragos de dichos huracanes
fueron encarcelados.
Como todo lo humano, nada es perfecto y siempre adolecen
de fallos, errores e imperfecciones. Por eso, en Puerto Rico, a pesar de los
trabajos y ayudas para la recuperación, a medida que pasó el tiempo luego de
los huracanes, los medios de comunicación las quejas de la población por
defectos en las ayudas en ciertas zonas; información dada, tanto por parte de
los periodistas, como de opositores al gobierno, o de la misma población en
micrófonos abiertos al público donde estos expresaban sus quejas y reclamos. Y,
de igual forma, los funcionarios del gobierno daban respuestas, informaciones y
explicaciones a la población sobre las distintas situaciones planteadas.
Sin embargo, en Cuba los opositores, al igual que otros muchos
ciudadanos, protestaron ante la ineficiencia e indiferencia del gobierno frente
a la reparación de daños y ayuda a los damnificados, pero en lugar de los
gobernantes y funcionarios escucharlos y atender sus demandas, fueron reprimidos
y detenidos por la policía, y hasta acusados de delitos políticos ante los
tribunales.
En Puerto Rico, posterior al paso del huracán, se
distribuyeron ayudas por el gobierno federal y el estatal. Se enviaron tropas y
personal del gobierno, a las zonas de desastres, las cuales removieron
escombros, reabrieron caminos y carreteras, tiraron puentes provisionales, y
distribuyeron comidas, medicinas y carpas a los damnificados. También las
Fuerzas Armadas de los Estados Unidos enviaron un Buque Hospital del Navy para
atender heridos y enfermos, y Plantas Eléctricas para electrificar los
hospitales de la Isla.
En Cuba muchas áreas fueron olvidadas y abandonadas por
las autoridades gubernamentales. La policía y las tropas de ejercito salieron a
las calles, más que con la intención de ayudar al pueblo, con el objetivo de
reprimir cualquier amago de protesta ante la desesperación de los ciudadanos.
De hecho, cabe señalar que en Santiago de Cuba todavía hoy quedan refugiados
del huracán Sandy que pasó por esa ciudad en el 2012 y en Baracoa siguen muchos
ciudadanos afectado sin poder reparar los daños los afectados por el Huracán
Matthew que pasó el año pasado.
Como en toda sociedad, cuando suceden estos daños
catastróficos ocurren luego, discrepancias sobre la forma en que se brega con
la recuperación o con la distribución de las ayudas. En Puerto Rico como
sociedad democrática, los políticos de oposición, incluyendo los más radicales
e izquierdistas, como en caso de la alcaldesa de San Juan, Sra. Carmen Yulin Cruz,
--- quien inclusive recibió con honores oficiales del municipio capitalino al
miembro del grupo terrorista Machetero, Oscar López, cuando fue excarcelado por
el gobierno federal, --- fue recibida y escuchada sus quejas en Washington DC
por legisladores de la Cámara y del Senado Federal.
En Cuba, los opositores, no han sido escuchado por las
autoridades oficialistas, sino por el contrario, han sido víctimas de la
represión y hasta el encarcelamiento por parte de los aparatos represivos de la
dictadura castrista. Es más, recordemos que, en febrero de este año, por
intentar cubrir la noticia y rendir tributo a un opositor asesinado por la
dictadura, Osvaldo Paya Sardinas, fueron reprimidos los periodistas
independientes Henry Constantin y Sol García Basulto.
Durante el tiempo que toma para que el país pueda tener
algún nivel de normalización de la vida cotidiana tras una catástrofe de
envergadura, en Puerto Rico, el pueblo pudo adquirir artículos que le ayudaron
a paliar la difícil situación, como, por ejemplo, plantas eléctricas de gas,
diésel o gasolina. Lonas para cubrir las roturas de los techos de sus casas.
Planchas de zinc para reparar los techos, alimentos enlatados, medicinas, etc.
Si bien es cierto que, al principio, se creó una escasez de productos y
gasolina, y que se racionaron estos, en el curso del tiempo (al momento a dos
meses de Irma y mes y medio de María), los abastos están retornando a su nivel
habitual, y las escaseces, junto a las colas, van desapareciendo.
Hoy el pueblo puertorriqueño, en medio de su tragedia,
mira adelante, esperanzado en el futuro, afanado en recuperarse entonando un
¡Puerto Rico se levanta!! Mientras que el pueblo de Cuba se hunde en su
desesperanza ante la falta de futuro que le bloquea boyante la casta gobernante;
y solo ve con tristeza y dolor que la esperanza esta en tierras foráneas, aun a
costa de enfrentar al mar bravío o las selvas tenebrosas de un país extraño.
La realidad es que, en Cuba, mucho antes de que pasaran
los citados huracanes (hace cinco décadas) había escasez y racionamiento de
productos, y largas colas para adquirir los mismos.
Las escaseces y colas seguirán, pues van más allá del
efecto causado por dichos fenómenos atmosféricos, porque son producto de la
ineficiencia intrínseca de un sistema económico que no funciona y un régimen
político que no desea el progreso y bienestar del pueblo porque fomentan la
pobreza y dependencia de los ciudadanos en las migajas que les da del estado, como
parte de una política de control social, para garantizar la perpetuidad en el
poder y la fortuna mal habida de la inamovible de la casta gobernante.
Y es que por Cuba pasó, hace más de cinco décadas, un
huracán político que ha permanecido estacionario en el país, sembrando miseria
y destrucción entre un pueblo oprimido. El daño en Cuba no es tanto el de los
Huracanes Irma y María o de cualquier otro que anteriormente haya pasado por
dicha isla. El verdadero daño en Cuba se debe al huracán político ‘Castro’ que
se apropió del país, destrozándolo y esclavizándolo.
El día que se saque de Cuba al perverso y destructivo régimen
político de los Castro, entonces renacerá la esperanza del cubano en un futuro
mejor en su propio suelo, y el país, ya libre, volverá a reverdecer y prosperar
como nunca en su historia se había visto.
San Juan, Puerto Rico a 11 de noviembre de 2017