domingo, 12 de julio de 2015
EL CARDENAL SIRVE A LA BESTIA
EL CARDENAL SIRVE A LA BESTIA
Por: Lcdo. Sergio Ramos
El Cardenal Jaime Ortega y Alamino demostró su verdadera faz, cuando en soberbio desprecio rechazó y amenazó a dos opositores durante la recepción por el día de la independencia americana en la legación de los Estados Unidos en La Habana.
Los opositores Egberto Escobedo y José Díaz Silva abordaron al prelado con el fin de entregarle una carta relacionada con los presos políticos en Cuba y hacerle saber sus preocupaciones al respecto.
Este hecho irritó al purpurado, amenazándolos con llamar a la policía política del régimen, la Seguridad del Estado, al tiempo que los increpaba porque escuchaban “noticias contrarrevolucionarias de Miami.”… nada más con el testigo, se le cayó la máscara.
Su frase destaca su lealtad y compromiso para con la tiranía castrista, lo que equivale a decir, que en el fondo respalda las detenciones arbitrarias, las persecuciones políticas, las golpizas y las torturas a los opositores. Su gesto fue de solidaridad, no para con los oprimidos, sino para con los opresores del pueblo cubano, avalando el apuntalamiento de la corrupta casta en el poder, sus lujos, sus turbios negocios, sus mal habidos dineros depositados en multimillonarias cuentas en paraísos fiscales, sus mansiones robadas, sus lujosos yates y riquezas adquiridas a costa de la explotación de los trabajadores cubanos.
Su amenaza manifiesta su alianza con los represores del pueblo cubano, condonando sus crímenes y repudiando a los que luchan por la libertad… y deja claro que para el Cardenal Ortega, es pecado escuchar “noticias contrarrevolucionarias”. Su irracional reacción ante el “sacrílego” acto expresarle una preocupación por los presos políticos, destaca su claro desprecio por aquellos que se oponen a la tiranía de los hermanos Castro.
Su Eminencia olvidó que la bestia a la cual ahora sirve, cerró las iglesias, los conventos y las escuelas católicas. Encarceló a sacerdotes como fue el caso del Padre Loredo. Expulsó del país a las monjas, seminaristas y sacerdotes como al Monseñor Eduardo Boza Masvidal. Persiguió a los feligreses católicos y de otras religiones, y los asesinó en al paredón a miles mientras gritaban en un valiente acto de fe “Viva Cristo Rey” como Virgilio Campanería y Alberto Tapia Ruano.
Su memoria, premeditadamente borró como este mefístofeles caribeño, al que ahora da pleitesía, convirtió en pecado el bautismo y la comunión, so pena de ser repudiado, discriminado y hasta encarcelado, retrotrayendo a los católicos al escondido culto del tiempo de las catacumbas.
Su memoria parece que hizo intencional amnesia de cuando los sacerdotes, seminaristas y feligreses fueron llevados – incluyéndolo a él--- a los campos de concentración de la UMAP (Unidades Militares de Apoyo a la Producción ) donde fueron obligados a trabajos forzados al igual que en los Gulag soviéticos o los campos de exterminio Nazis.
Al darle la espalda a los opositores, se la dio también a todo un pueblo sufrido, oprimido, fraccionado y esclavizado, tal como hace veintiún siglos atrás, Judas Iscariote le dio la espalda Jesús por treinta monedas… Y nos preguntamos, Su Eminencia, ¿Cuáles son las prebendas recibidas por la dictadura, para merecer tal desprecio? ¿Acaso valen más los campanarios que la dignidad de los hombres? ¿Es que preservar la existencia física de iglesias, conventos y ceremonias, es más importante que el respeto a los derechos humanos de un pueblo? ¿O acaso a Cristo le importó más el bien del prójimo que servir a los poderosos y prefirió morir en la cruz antes que doblegarse al Sanedrín y a Poncio Pilatos, representantes de la opresión de aquellos tiempos?
Sepa señor Cardenal que hay templo mayor, intangible, real y superior que existe en cada ser humano oprimido que se levanta para clamar por su libertad y la de su prójimo. Esos valen más que las piedras donde se asientan las catedrales.
San Juan, PR 5 de julio de 2015
LA CUMBRE DE LOS ABISMOS
LA CUMBRE DE LOS ABISMOS
Por: Lcdo. Sergio Ramos
La VII Cumbre de Las Américas concluyó dejando tras sí una estela de contradicciones, desaciertos y perversidades, cuyas nefastas secuelas se verán en el corto y mediano plazo.
El primer desacierto fue invitar a Cuba, un país caracterizado por poseer un régimen dictatorial y totalitario de más de cinco décadas duración, el cual es contumaz violador de los más elementales derechos humanos de sus ciudadanos. Las más prestigiosas organizaciones internacionales de derechos humanos, incluyendo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA) ha denunciado y documentado los horrores cometidos por el régimen cubano, como la masacre del Remolcador 13 de marzo, las golpizas a los opositores, las torturas a los presos de conciencia, los asesinatos de presos políticos y opositores como fueron los casos de Pedro Luis Boitel, Orlando Zapata u Osvaldo Paya entre otros miles.
Tal invitación constituyó una violación de la Carta Democrática Interamericana que en su artículo 1 señala que “Los pueblos tienen derecho a la democracia…” y en su artículo 2 establece que “El ejercicio efectivo de la democracia representativa es la base del estado de derecho y los regímenes constitucionales de los estados miembros de la Organización de Estados Americanos.”
Una violación duplicada exprofeso, al haberse permitido la presencia del dictador Nicolás Maduro, quien emitió un decreto para autorizar a la policía a disparar contra las manifestaciones pacíficas de los opositores venezolanos, causando el asesinato de muchos estudiantes y opositores venezolanos y quien tiene injustamente preso a los líderes opositores Leopoldo López y Antonio Ledezma, entre otros muchos.
Del mismo modo, resulta en una contradicción con los principios de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos, el haber invitado y permitido la presencia del dictador General Raúl Castro, quien en su aval tiene crímines que caen en la categoría de genocidio, como lo fue el asesinato masivo por fusilamiento de más de setenta personas en Santiago de Cuba tan cerca de la toma del poder, como entre 6 y 10 de enero de 1959.
Al convocar la cumbre, sus organizadores anunciaron con bombos y platillos que se abriría el foro a las sociedades civiles de los países asistentes, para que allí se expresaran y dialogaran en un ambiente de paz y tolerancia. Pero para asombro del mundo, se le permitió y toleró a Cuba que, en supuesta representación de la sociedad civil, se admitieran organismos controlados y financiados por el estado cubano y cuyo propósito, según demostraron los hechos, fue de servir de turbas facistoides para acallar con agresiones y actos de repudios a los opositores y exiliados cubanos que pretendían exponer sus demandas, visiones y posiciones ante la dictadura castrista.
Para mayor perversidad, con la complicidad y anuencia del gobierno anfitrión de Panamá, se permitió que agentes de la policía política del Departamento de la Seguridad del Estado de Cuba, agredieran a un grupo de hombres y mujeres cubanas, opositores y exiliados, mientras pacíficamente colocaban unas flores en el busto de José Martí en el Parque Porras de Ciudad Panamá. Una complicidad que quedó demostrada por la conducta de los agentes policiacos panameños, quienes detuvieron a las víctimas, mientras los agresores, los agentes policiacos cubanos, siguieron libres e impunes. Cabe destacar que entre ellos estaba el coronel de la Seguridad del Estado de Cuba, Alexis Frutus, asesor de seguridad e inteligencia del presidente Nicolás Maduro con despacho en el Palacio de Miraflores y quien ha coordinado operaciones de represión contra los opositores venezolanos y además, es jefe de los agentes de la inteligencia cubana en Venezuela.
Estos agentes del Departamento de la Seguridad del Estado de Cuba son los que tienen la misión de perseguir, reprimir, encarcelar y torturar a los opositores cubanos.
En Panamá, un país democrático, contradictoriamente, hubo una consentida muestra ante el mundo de lo que es la represión de la dictadura contra el pueblo cubano bajo los hermanos Castro. Tal hecho constituyó una extra-polación del terrorismo de estado imperante en Cuba, a las calles panameñas.
Durante esa cumbre de los mandatarios del Continente Americano, se produjo una reunión entre el dictador Raúl Castro y el presidente Barak Obama. Secuela de unas oscuras negociaciones que desde hace más de año y medio comenzaron en secreto en Canadá y el pasado 17 de diciembre de 2014 se informó a la luz pública. Un apretón de manos que implica avalar una tiranía y sus condonar sus crímenes de lesa humanidad.
Hecho que constituye una total preterición de los derechos humanos del pueblo cubano en aras de los intereses económicos y políticos de los Estados Unidos. Algo inconsistente con los principios democráticos sobre los que se sustenta esta última. Dicho de otro modo, a Obama le importó un bledo que al pueblo cubano lo golpeen, lo torturen, lo encarcelen, lo asesinen, lo exploten y lo esclavicen; lo cual deja mucho que desear de rectitud de principios del señor presidente.
Pero Obama fue más allá, faltó al deber de defender la dignidad de su país. El dictador Raúl Castro durante su discurso, humilló a los Estados Unidos imputándolo de terrorista y de agresiones contra Cuba, remontándose desde los tiempos de la independencia hasta la presente fecha, para luego caer en el cinismo de decirle que Obama era una buena persona, sin culpa de lo hecho por los anteriores presidentes. Tras ese discurso cargado de improperios y mentiras, el Sr. Obama hizo silencio, cuando su deber era ripostar. Le falló al pueblo norteamericano.
Argumentos y hechos para defenderse le sobraban. ¿Porque no expresó que como tan lejos como el 18 de abril de 1959 integrantes del Ejército Rebelde de Cuba desembarcaron en Panamá junto con panameños comunistas para crear un frente guerrillero? Ni tan siquiera denunció, que tan reciente como el 2013, bajo el mandato de Raul Castro, éste envío armas de carácter ofensivo de Cuba a Corea del Norte ( país declarado patrocinador del terrorismo ), a través del Canal de Panamá, en violación a las leyes panameñas y de las resoluciones de las Naciones Unidas.
Tampoco dijo nada sobre el derribo en 1996 de las avionetas civiles, de matrícula americana, de los Hermanos al Rescate por Migs de la Fuerza Aérea de Cuba en espacio internacional asesinando ciudadanos americanos y cuya orden de disparar la dio en propio Raúl Castro y cuya grabación está en manos de la inteligencia norteamericana.
La participación del régimen castrista en el terrorismo internacional está harto documentada. La dictadura de los hermanos Castro, desde sus comienzos, ha apoyado, financiado, abastecido, armado y participado en acciones terroristas en otros países.
A modo de ejemplo: El 14 de junio de 1959 salió de Cuba una fuerza expedicionaria para invadir a Republica Dominicana. En 1964 entrenó elementos terroristas del Ejército Guerrillero del Pueblo (Montoneros) de Argentina y lo mismo hizo con el movimiento Tupac Amaru de Uruguay. Cuba tuvo un importante papel en la creación, entrenamiento y avituallamiento de las guerrillas de las FARC y del ELN en Colombia desde principio de la década de los 60 hasta hoy día. En 1967 envió una expedición militar a Venezuela donde participaron los generales cubanos Arnaldo Ochoa, Menéndez Tomasevich y Ulises Rosado del Toro con un contingente de guerrilleros en la zona de Machurucutu.
Es también de público conocimiento los entrenamientos y el refugio brindado a los terroristas de ETA, IRA, Hamas, etc. Tan recién como enero de 2014, el régimen de Cuba reconoció que custodiaba fondos pertenecientes a Al Qaida, luego de alegar que “los congelaría”, los cual evidencia la vinculación de los Castro con esta organización terrorista.
Valga insistir que es un hecho comprobado hasta la saciedad, que Raúl Castro y Fidel Castro son terroristas y su gobierno apoya, estimula y fomenta el terrorismo.
No obstante, y para mayor escarnio, al regresar a Washington, el señor presidente Obama acaba de emitir una orden ejecutiva para sacar a Cuba de la lista de países terrorista, condonando así al castrismo, de una interminable lista de muertos a lo largo y ancho de Norte, Centro y Sur América.
Al final de todo, lo que el mundo observó de aquella reunión de mandatarios del Continente Americano, no fue una Cumbre, sino un abismo de indignidades, permeado de contradicciones, desaciertos y perversidades.
EN LA LISTA O SIN LA LISTA, CUBA ES PAIS TERRORISTA
EN LA LISTA O SIN LA LISTA, CUBA ES PAIS TERRORISTA
Por: Lcdo. Sergio Ramos
El gobierno de los Estados Unidos acaba de sacar al régimen totalitario de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo. Una contradicción inexplicable cuando se compara con la realidad que avalan los hechos a lo largo de más de cinco décadas.
La dictadura castrista ha fomentado por décadas y continúa estimulando el terrorismo en dos ámbitos: El externo y el interno.
Desde tan temprano como a principios de 1959 los hermanos Castro apoyaron, entrenaron, financiaron, armaron y hasta dirigieron operaciones terroristas y dieron refugio a cientos de terroristas de América, África, Asia y Europa. Es harto conocido los estrechos vínculos de la dictadura cubana con connotados grupos terroristas de Latinoamérica como los Tupamaros en Uruguay, Montoneros en Argentina, Sendero Luminoso en Perú, las FARC y el ELN en Colombia, el MIR en Venezuela, las operaciones guerrilleras de Ernesto ‘Che’ Guevara en Bolivia, el EGP en Guatemala, los Macheteros en Puerto Rico, los Zapatistas en México, el Frente Farabundo Martí en El Salvador, por solo citar algunos.
En África, para 1965 Cuba envió al ‘Che’ Guevara al Congo y a lo largo de los años entrenó, financió, armó y apoyó grupos terroristas y guerrilleros en Ghana, Kenia, Mali, Nigeria, Zanzíbar, entre otros países. Patrocinó también, al Frente POLISARIO en Argelia y Libia. Además, envió tropas a invadir a Angola, Namibia, Somalia, Eritrea, y Etiopia. En muchos de estos lugares, las llamadas Tropas Especiales del Ministerio del Interior de Cuba cometieron horrendos desmanes y genocidios a los pobladores de dichos países.
En Asia, Cuba envió a Viet Nam del Norte efectivos del Ministerio del Interior que fueron usados por Hanói para torturar a los pilotos estadounidenses capturados por el Viet Cong.
En el Medio Oriente, el régimen castrista ha apoyado a grupos terroristas como HAMAS, FATAH, y recientemente, reconocido por el mismo gobierno cubano, sirvió de custodio de fondos de la organización terrorista Al Qaida.
En Europa, la dictadura castrista dio entrenamiento y refugio al tenebroso terrorista Ilich Ramírez, alias “El Chacal”. También apoyó y entrenó a miembros de la ETA de España y del IRA de Irlanda del Norte.
En los Estados Unidos, Cuba ha apoyado y ha dado refugio a elementos de las Panteras Negras. Derribó aviones civiles matricula Estadounidense y tripulados por ciudadanos americanos en espacio aéreo internacional el 24 de febrero de 1996, gracias a la información proporcionada por los espías cubanos de la llamada Red Avispa, infiltrados en Miami.
Tan cerca como en el 2013 Cuba, violando las resoluciones de la ONU y las leyes de Panamá, envió a través del Canal de Panamá, un cargamento de armas a Corea del Norte ocultas bajo sacos de azúcar.
Hoy día el régimen cubano da albergue y refugio a decenas de terroristas de distintas partes del mundo tales como miembros de la ETA y las FARC, así como lo es el caso de la norteamericana Joan Chesimard, también conocida como Assata Shakur, miembro del Black Liberation Army y quien es una de las personas más buscadas por el FBI.
Y todos estos hechos, están más que documentado por las agencias de inteligencia y el Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Aun así, Washington ha sacado al gobierno de los hermanos Castro de la lista de países que patrocinan organizaciones terroristas.
Pero es que además, el régimen castrista patrocina y ejecuta otro terrorismo: El del gobierno de Cuba contra el pueblo, que existe desde los mismos inicios de 1959 y persiste ininterrumpidamente hasta nuestros días. Es el terrorismo de estado que la dictadura castrista realiza contra la contra los opositores. Van desde las masacres por fusilamiento de miles de cubanos en la Cabaña en los ’60 y ‘70, hasta el hundimiento de embarcaciones cargadas de niños (El remolcador “13 de Marzo” en 1995, por ejemplo) y el asesinato de presos políticos y de opositores como el caso de Orlando Zapata y Osvaldo Paya en esta década. Y así sucesivamente hasta llegar al presente, tan cerca como la semana pasada, donde decenas de opositores fueron arrestados y golpeados en distintas partes del país. La lista de los actos de terror del actual gobierno cubano sería tan larga como para escribir varios voluminosos tomos. Este terrorismo, ausente en las definiciones para estar en la mencionada lista, existe y es real, en Cuba y otros países como Corea del Norte.
Y la Casa Blanca, dice que el gobierno cubano no es terrorista…
Según el gobierno de los Estados Unidos, un país patrocinador del terrorismo es aquel que propicia, fomenta, protege, organizaciones terroristas y/o lo realiza. Entonces, tendríamos que concluir que patrocinar, legalizando y apuntalando, a un gobierno que comete actos de terrorismo contra sus ciudadanos y que ampara organizaciones terroristas, es también patrocinador del terrorismo… La Casa Blanca que se ponga el sayo… pues por los hechos se demuestra, en la lista o sin la lista, Cuba es un régimen terrorista.
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