domingo, 31 de marzo de 2013
LO QUE TIENE QUE MORIR
LO QUE TIENE QUE MORIR
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Ha muerto Hugo Chávez. Un militar que gobernó a Venezuela a base de de irregularidades y arbitrariedades, al margen de los preceptos legales del país petrolero mas importante de América del Sur; su objetivo de servir a su principal aliado y mentor, Cuba, mancillando la soberanía venezolana y construir un sistema similar al totalitarismo que impera en la isla mayor de las Antillas.
Para garantizar la implantación de su proyecto, cambió de modo caprichoso las leyes; creo su propia constitución, hecha a la medida de sus intenciones, para luego violar sus articulados a su antojo, cuando estos no se acomodaban a sus deseos y planes; persiguió a sus opositores y los encarceló; cerró estaciones de radio y televisión opositoras; controló el poder judicial haciéndolo su marioneta e hizo lo mismo con la Asamblea Legislativa, concentrando en su persona todos lo poderes del estado, y para que nadie rebatiese su poder, hizo de la Consejo Nacional Electoral un apéndice de sus intereses políticos, eliminando la imparcialidad y transparencia de ese organismo; propinó a los altos mandos de las fuerzas armadas y vejó la soberanía venezolana al permitir que tropas extranjeras ( Cubanas) pisaran armados, a modo de guardia pretoriana, a su país y dejó que los funcionarios cubanos dictaran pautas e instrucciones a los empleados públicos venezolanos, al igual que los generales y altos oficiales cubanos impartieran ordenes a los generales y demás mandos y tropas de las Fuerzas Armadas de Venezuela.
Permitió que la bandera cubana se izara en las astas donde debía esta la bandera venezolana.
Su gestión estuvo marcada por la corrupción; creando un sistema donde sus partidarios y allegados se enriquecían, acumulando grandes riquezas ilícitas, mientras empobrecía a sus contrarios expropiándoles sus propiedades y mermando sus fuentes de ingresos, incluso hasta con la devaluación su moneda. Al tiempo que compraba la población con demagógicas dádivas para quienes le aplaudieran sus caprichos y sus largos discursos emitidos a través de la monopolización de los espacios mediáticos; corrompiendo a la población con la compra del voto a cambio de prebendas y concesiones, mientras empujaba al país hacia el improductivo sistema de centralización y control desmedido de los medios de producción por el estado.
En el ámbito internacional, se alió con países propiciadores del terrorismo y violadores de los derechos humanos de sus ciudadanos, como lo fue en los casos de Irán y Cuba. Sobornó la voluntad internacional de otros gobiernos, despilfarrando los ingresos del país, al punto de que tuvo que endeudarlo por cifras astronómicas con China, Rusia e Irán. Despilfarró la riqueza nacional al regalarles el petróleo a Cuba y demás países del ALBA, y pagarle con dineros del estado venezolano, las deudas externas de terceros países, además de financiar las campañas electorales de los candidatos afines a sus ideas.
Y para colmo, distorsionó las ideas de Simón Bolívar, acomodándolas a sus perversos propósitos políticos, al tal punto, que llegó a profanar burda y descaradamente, la tumba del Libertador, para hacerse publicidad personal para sus fines políticos, llegando a publicar un rostro de Bolívar, dizque que digitalizado, distinto y diferente al del prócer de América Latina.
Su gestión estuvo marcada por la más absoluta autocracia, que lo distancian abismalmente de lo que constituye un gobernante democrático, con lo cual nos lleva a concluir que el comandante Hugo Chávez, no fue más que un vulgar dictador, que escondía su dictadura bajo un disfraz de legitimidad y democracia.
Un dictador, que absorbió para si tal poder, que como los reyes absolutos, designó en vida a su sucesor, por encima de la ley. La misma trayectoria sucesoria de los entronizados tiranos como los Castro, los Duvalier, los Kim Il Sung, los Somoza, los Trujillo, etc.
Como todo dictador populista, optó por el uso y abuso de los medios de comunicación y prensa, con el fin de distorsionar y acomodar la verdad a sus propósitos e infundir una aberrante hipnosis política en la población, obnubilando la razón de los ciudadanos, y la cual acompañó de la infusión del miedo entre los que se resistieron a serle serviles seguidores. Fidel Castro, Mao Tse Tung, y Adolfo Hitler son ejemplos de tiranos populistas, al cual ahora se suma a la lista Hugo Chávez.
Lejos de ser un héroe, con lo que la masiva campaña mediática de sus herederos pretende hacer ver, Chávez es fue déspota. Un dictador populista, cuyo el balance final de su nociva obra, le ha hecho mas daño que bien a Venezuela.
Ahora su designado sucesor y heredero, Nicolás Maduro, explota el sentimiento de lástima para lograr el voto popular en unas elecciones precipitadas e improvisadas, bajo inadecuada festinación, antes de que al pueblo se le pase la hipnosis mediática de la propaganda chavista; porque el propósito del nuevo regente, es la continuación de ese sistema de privilegios, corrupción, y despotismo, dentro de un sistema económico estatizante, ineficiente y empobrecedor.
La actual contienda electoral, pone claramente al candidato opositor , Henrique Capriles Randoski en franca desventaja, tosa vez que el nuevo déspota que usurpa la presidencia de Venezuela hace uso desmedido de la maquinaria del estado para promocionar su candidatura e infundir miedo, al grito de perseguir a los contrarios, con la confianza de que tiene en su mano el control del Consejo Nacional Electoral para alterar cualquier resultado adverso, sin la mas mínima fiscalización de los opositores.
El dictador ha muerto, pero no necesariamente su sistema, por el cual sus sucesores tratan de salvar y a la vez que salvar ellos junto a sus jugosas prebendas.
La experiencia nos dicta que si bien la muerte de un dictador puede crear debilitamiento del sistema, no necesariamente implica el fin del mismo. Así por ejemplo, en Nicaragua, murió Anastasio Somoza García y siguió el somocismo con su hijo Luís Anastasio Somoza Debayle (Tachito), en Haití, murió Francois Duvalier (“ Papa” Doc) y siguió la dictadura con Jean Claude Duvalier, en Corea del Norte, murió
Kim il Sung, le siguió Kim Jong-Il y ahora su nieto Kim Jong-Un, en la URSS murió Stalin y siguió la misma nomenclatura de la alta cúpula del comunismo rigiendo desde el Kremlin, y en Cuba, se “retira” Fidel Castro Ruz y sigue la misma tiranía con su hermano Raúl Castro Ruz. Ahora en Venezuela, muere Hugo Chávez y sigue el mismo régimen con Nicolás Maduro.
Así pues, mas allá de la muerte de un tirano lo que tiene que morir es el Comunismo, el Kim Jungsismo, el Castrismo, el Chavismo, demás ‘ismos’ nocivos y opresivos a los pueblos del mundo.
Moraleja, la muerte del dictador puede ayudar a cambiar, pero para lograr el cambio real, lo que tiene que morir es el sistema opresivo.
sábado, 9 de marzo de 2013
CAMBIOS SIN CAMBIAR
CAMBIOS SIN CAMBIAR
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Nuevas caras aparecen en el escenario de la dirección de la dictadura, acompañada del reciclaje de otras viejas y la continuidad de otros tantos veteranos de la gerontocracia cubana.
Al tiempo que se acompañan de nuevas medidas, supuestamente liberalizadoras, como la nueva Ley Migratoria, eliminando los permisos de salida e inclusive dejando salir al exterior a varios opositores connotados. Sin embargo, a otros se les ha negado la salida y esta por verse cual es la reacción del régimen al regreso al país de estos.
Las modificaciones para “actualizar el modelo socialista”, vienen sucediéndose desde hace algún un tiempo. En el ámbito económico, empezó por legalizar el 'cuentapropismo' o mas bien, el pequeño negocio y el trabajo por cuenta propia, bajo términos, condiciones e impuestos extremadamente onerosos para los que optan por lanzarse a trabajar para si mismos e iniciar pequeños negocio. Luego continuó por entregar en un usufructo tierras del estado a los campesinos, bajo duras exigencias y limitaciones. También abrió la banca estatal para el otorgamiento de prestamos a los ciudadanos para la reparación de casas, pero bajo términos e intereses usureros.
Sin embargo, el régimen no ha tomado las medidas liberalizadoras fundamentales para propiciar un cambio real en el país; las cuales que han de estar enmarcadas en el cese total de la represión, total tolerancia a las opiniones contrarias, lo que conlleva el respeto pleno a la libertad de expresión, permitir la libertad de prensa y por tanto, aceptar medios privados de prensa, radio y televisión. Respetar y dar participación a las organizaciones y partidos de oposición para forjar un verdadero pluralismo político, y como parte de ello, realizar un cambio de la ley electoral para que este regulada por un organismo autónomo e imparcial y se permita la concurrencia de partidos opositores a los procesos electorales. Esto implicaría una enmienda constitucional para derogar el artículo 5 que da el monopolio político al Partido Comunista de Cuba y el artículo 62 que prohíbe todo acto fuera de los cánones del oficialismo. Y en consecuencia, convocar a nuevas elecciones extraordinarias, supervisadas por organismos internacionales imparciales, luego de aprobada dichas enmiendas.
Lamentablemente, nada de eso se ha hecho, y no se perfila ninguna voluntad de hacerlo.
Tan solo ha habido un lavado cara con el propósito de proyectarle al mundo la falsa imagen de que se están haciendo cambios con el fin de que les suavicen las presiones y restricciones económicas internacionales y así, atraer mayores ayudas financieras al régimen, cuya crisis económica es severa y estando en precario el subsidio venezolano con la posibilidad del fallecimiento o la salida del poder de su aliado Hugo Chávez.
Desde el punto de vista interno, estas reformas cosméticas buscan crear falsas expectativas de cambio al pueblo cubano cautivo, para mantener al nivel más bajo posible, la presión del subterráneo descontento popular, evitando así una erupción popular como ocurrió en los países árabes.
En esencia, la dictadura sigue igual. El hecho de que seleccionen a un gerentocrata Ernesto Lazo para presidente del seudo parlamento cubano, en sustitución del veterano Ricardo Alarcón y que entren al seno del selecto conclave castrista, figuras como la hija del mandatario, Mariela Castro y se designe un nuevo segundo al mando en la figura mas joven de Miguel Díaz Canet, pero todos continuando bajo el mando del dictador y general de ejercito Raúl Castro y su hermano Fidel, no altera en absoluto la realidad de que el país gobiernan los mismos componentes de la rancia oligarquía usurpadora del poder.
Parte del juego del régimen, ha sido proyectar la idea de que están seleccionando un sustituto con la figura de Díaz Canet. La experiencia nos ha enseñado que los segundos más jóvenes que le han antecedido, también crearon en la población la expectativa de una figura distinta para sustituir a los hermanos Castro en el poder, pero que al final sus cabezas han rodado por el piso, siendo relegados a la oscuridad y la marginación del llamado plan pijama. Una probabilidad latente que también le suceda al nuevo vice.
El tan cacareado anuncio de que el dictador de turno asume su último periodo, no es más que el reconocimiento al peso inexorable de los años en su etapa natural de conclusión y además, forma parte de la mediática proyección de la apariencia de cambio en el país.
Para el pueblo cubano hay un fatulo cambio, donde todo sigue igual, enmarcado en las mismas realidades, matizadas por la continuidad de la pobreza, de la escasez de alimentos y productos; viviendo en un economía improductiva que tiene que seguir dependiendo del subsidio de otros países para sobrevivir; de seguir viviendo la ausencia de futuro en el país para las nuevas generaciones, que siguen buscando sus aspiraciones de progreso en suelos ajenos, lejos de la patria; donde el gobierno inventa otra vez salidas masivas para sacudirse los descontentos; en donde se sigue viviendo en un país donde hay total menosprecio por los derechos humanos y libertades ciudadanas.
Por ende, el cacareado cambio existe solo en la imaginación de la propaganda y el discurso mendaz del régimen, pues la realidad es que en Cuba hay un ‘sui generi’ cambio sin cambiar.
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