URGENCIA DE
PROTECCION MIGRATORIA PARA LOS CUBANOS, NICARAGUENSES Y VENEZOLANOS QUE BUSCAN
REFUGIO EN ESTADOS UNIDOS
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Actualmente en la América Latina hay tres países que
están gobernados por cruentas dictaduras de izquierda: Cuba, Nicaragua y
Venezuela. La represión en estos regímenes ha sido repetidamente evidenciada
por los informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Comisión
de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y diversas organizaciones (ONG.) de
Derechos Humanos, así como también en los Informes sobre Derecho Humanos para
dichos países publicados por el Departamento de Estados de los Estados Unidos.
(Country Reports on Human Rights). El discrimen y Las persecuciones por razones
políticas y religiosas, las detenciones arbitrarias, torturas, y el presidio
político es el sufrimiento constante para los pueblos de estos países.
Como consecuencia de la represión cientos de miles de
ciudadanos de Cuba, Nicaragua y Venezuela han escapado buscando refugio en
otros países alrededor del mundo, pero principalmente en los Estados Unidos.
Se calcula que entre el 2022 y 2023 han entrado por la
frontera a los Estados Unidos un total de 424,894 cubanos, 297,567
nicaragüenses y 524,434 venezolanos.
Son seres humanos que escapan de la opresión, sin
embargo, una vez en Estados Unidos las políticas migratorias que se les aplican
resultan preocupantes, pues en vez de garantizar el refugio estable y seguro, o
quedan en estatus impreciso e inestable o son deportados a sus países, es
decir, devueltos a la opresión quedando privados de la libertad y las garantías
para el respeto de sus derechos humanos.
Así vemos que a los cubanos que entraron por la frontera
solo a una minoría les dieron el ‘parole’ con el cual podrían al año y un día
de su entrada, solicitar una ajuste de su estatus migratorio para adquirir una
residencia permanente bajo la Ley de Ajuste Cubano de 1966, según enmendada.
Sin embargo, a la gran mayoría de los cubanos se les otorga la llamada i-200-A
que es una liberación bajo su responsabilidad (Order of Release on
Recongnizance) la cual no da derecho a acogerse eventualmente a la Ley de
Ajuste Cubano, ni otorga derecho para adquirir un permiso de trabajo para
trabajar legalmente en los Estados Unidos. O sea, que la inmensa mayoría de los
cubanos que han entrado por frontera están en un inseguro limbo migratorio, al
tiempo que existen negociaciones sobre migración con el gobierno cubano para
acordar que el régimen reciba devuelta a los cubanos deportados. También ha
habido, con el mismo propósito, semejantes intentos de negociaciones con los
regímenes de los dictadores Daniel Ortega y Nicolás Maduro
En el caso de los nicaragüenses, nada se ha producido
para garantizar que los nacionales de ese país que entraron por la frontera
tengan un status de protección que garantice su refugio en los Estados Unidos.
El ultimo Estatus Protección Temporal (Temporary Protected Status (TPS)) data
la década de los noventa y se ha venido extendiendo desde esa fecha para
quienes lo poseen; pero no se le ha otorgado a los que hayan entrado
posteriormente y tengan una presencia física ininterrumpida en los Estados
Unidos posterior al 30 de diciembre de 1998.
En cuanto a los venezolanos, la actual administración
otorgó el TPS para aquellos nacionales de Venezuela que tengan una presencia
física en territorio estadounidense con anterioridad a Octubre 3, del 2023. Sin
embargo, la fuga de venezolanos ha continuado y continuará debido a la opresión
de la dictadura de Nicolás Maduro contra el pueblo, luego dicho TPS debió
haberse otorgado como un remedio que les garantice un refugio estable en los
Estados Unidos a todos los que entren posterior a esa fecha, pues la dictadura
de Maduro continúa reprimiendo y por ende el pueblo venezolano seguirá
escapando de la opresión.
Si bien esta administración ha tomado la medida de
otorgar la petición de ‘parole
humanitario’ para los nacionales de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Haití (
este último país porque padece de una seria crisis debido al caos político y
social) como medio para desestimular la entrada ilegal a los Estados Unidos.
Pero la realidad es que el perseguido político o
religioso que se ve en peligro solo tiene la opción de salir huyendo por donde
primero se le abra la oportunidad, so pena de caer en las garras de los
esbirros de la dictadura.
Los que llegan a los Estados Unidos pueden solicitar el
asilo, bien por razones de persecución política, religiosa, por discrimen por
sexo, raza o por ser parte de un grupo social perseguido. Sin embargo, lograr
el miedo creíble o que le otorguen el asilo es cuestión de prueba, no de contar
sus anécdotas e historias. La persecución sufrida hay que probarla, así como
que el regresar a su país de origen conllevaría ser víctima de dicha
persecución. Una realidad que se convierte en barrera para los perseguidos que
solicitan asilo, debido a que cuando una persona huye de un régimen dictatorial
porque es perseguido, escapa por la primera vía que se le posibilita y con lo
que tiene puesto. El que huye no puede volver atrás a buscar sus evidencias de
persecución porque corre el riesgo de caer en las garras de sus represores, ni
tampoco puede exponer a sus amigos y familiares que quedaron en su país para
que les procuren las evidencias porque los exponen al riesgo de ser reprimidos
por los esbirros de la dictadura. Y los testigos, si alguno tuvo, o están
presos, o están escondidos en su tierra o han salido huyendo y están en algún
desconocido lugar del planeta. Luego al requirente de asilo se le dificulta
contar con evidencias y testigos para probar su caso, lo que lo expone a ser
penalizado con una orden de deportación y terminar devuelto a los esbirros de la
dictadura.
La realidad es que cuando un pueblo emigra masivamente,
la raíz del problema no está en el país receptor de los migrantes, sino en el
lugar donde se origina la migración masiva, sea esta por razón de pobreza
extrema, guerras, hambre, represión, catástrofe natural, etc. Por cuanto es
allí, en el lugar de origen, a donde hay que enfocar medidas, esfuerzos y
recursos para mitigar y resolver el mal que aqueja.
Como también las naciones libres deben diferenciar lo que
es la migración por causas económicas, de aquella que arriba al país buscando
refugio por razón de persecución política o religiosa o por persecución étnica.
Por tanto, acorde al derecho internacional, a los pueblos que escapan de la
opresión de un tirano debe dársele refugio seguro y estable. Así lo establece
la Declaración de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en su Artículo 14
inciso 1, que establece que: “1. En caso de persecución, toda persona
tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.”
Los Estados Unidos se ha caracterizado por ser una nación
de inmigrantes. Es un país que se formó desde sus comienzos por perseguidos,
como lo fueron los primeros migrantes cuando llegaron a Norteamérica: Los
pelegrinos del Mayflower en 1620. Y a lo largo de su historia, ha acogido a los
perseguidos que buscan libertad. Una gran estatua a la entrada del puerto de
Nueva York resalta esa tradición y vocación. Esa es una tradición de justicia
que jamás debe mancillarse.
Sin embargo, tristemente estamos observando en los
últimos tiempos las deportaciones personas hacia países cuyos pueblos sufren
una fuerte opresión por estar regidos por crueles tiranos. Ese es el caso de
Cuba, Nicaragua y Venezuela. Por lo que devolver deportados a los cubanos,
nicaragüenses y venezolanos constituye una cooperación con los represores que
viola el artículo 14 inciso 1 de la Carta de Derechos Humanos de la ONU y una
seria falta a la tradición de libertad de esta gran nación.
Se trata de políticas migratorias tomadas más por el
pánico causado por la masiva entrada irregular a través de la frontera de más
de un millón de personas, que por el espíritu de la razón y la justicia que
deben siempre tenerse en cuenta para no cometer serias injusticias.
En el caso de los nacionales de esos tres países,
Washington debe rectificar su política paralizando las deportaciones y
concediendo un estatus legal de protección y refugio estable y seguro a todos
los cubanos, nicaragüenses y venezolanos que han arribado o arriben a los
Estados Unidos, al tiempo que endurezca las medidas y sanciones contra los
regímenes dictatoriales que oprimen a dichos pueblos.
San Juan, Puerto Rico a 8 de marzo de 2024