DISCRIMEN ALIMENTARIO
EN CUBA
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Cuba sufre una contradictoria dualidad alimentaria que separa de modo
discriminatorio a la mayoría de la población de la minoritaria oligarquía que
usurpa el poder desde hace más de seis décadas. Se trata de una de las mayores
injusticias que sufren los cubanos de a pie, para quienes, el sistema de
escases y carencia de productos alimentarios, medicinas y de primera necesidad
les genera un dificultoso acceso a la alimentación adecuada, a las medicinas y
a los productos de primera necesidad, ya que el estado totalitario los controla
y raciona de su antojo desde hace 60 años, y mantiene el discriminatorio
racionamiento como un mecanismo de control y subyugación social.
En otras palabras, al estado totalitario controlar la alimentación y los
medicamentos para el pueblo, crea un efecto de dependencia del ciudadano para
con el estado y este último puede a su antojo controlarlo y/o castigarlo
privándole o limitándole el acceso a esos productos alimenticios y medicamentos,
creando así un mecanismo de coacción contra la población.
Son frecuentes las largas y tediosas colas que el ciudadano común tiene que
hacer para abastecerse de la escasa comida, de algún medicamento o algún
producto básico, a causa de que la dictadura los distribuye a su antojo y
conveniencia.
Ante este bloqueo alimentario que el régimen castrista le impone al pueblo,
el cubano de a pie no le queda más remedio que acudir a la ilegal bolsa negra o
mercado clandestino para obtener algunos productos a precios exorbitantes.
Suelen escapara duras penas de este encierro, aquellos cubanos que tienen
familiares en el exterior y que reciben ayuda a través de los envíos de remesas
en divisas.
Hay que tener presente que el sueldo medio del trabajador cubano al día de
hoy es de 3,838 pesos nacionales, lo que equivale a un salario mensual de
US$33.67 dólares. Con lo cual tiene que adquirir sus alimentos, cuya canasta
básica tiene un valor medio de 3,250 pesos nacionales, lo que equivale a US
$28.15 dólares, quedándole un sobrante de 588 pesos nacionales que equivalen a
US $5.16 dólares. Eso significa que el 84.37% de su sueldo lo tiene que gastar
en alimentación racionada por el estado.
A esto añádase que para finales de este año 2022 la inflación en el país
proyecta un aumento del 51.8%, lo que cada vez más reduce el poder adquisitivo
del consumidor cubano y aumenta gravemente los altos niveles de pobreza en el
país.
Una situación que muy probablemente se agravará a raíz del daño que sufrirá
la economía del país a causa de los incendios que destruyeron los depósitos de
combustible de Matanzas. La pérdida de grandes cantidades de gasolina y diésel
a causa del incendio, tendrá el efecto de aumentar la escases de combustible
con lo cual se afectará seriamente la ya deteriorada producción de energía
eléctrica, lo que a su vez, inevitablemente, tendrá un impacto negativo en la
producción y distribución alimentaria en el país.
Pero más allá del efecto negativo que pueda generar el reciente incendio de
los tanques de combustibles de Matanzas, la gran responsabilidad y génesis de
esta crisis y su consecuente incremento en los niveles de pobreza y la escases
alimentos, de medicinas y productos de primera necesidad que sufre el pueblo se
debe, en gran medida, al carácter intrínsecamente improductivo del sistema
económico centralizado y controlado por el estado comunista.
Sin embargo, en Cuba existen unos minoritarios sectores de la población que
disfrutan de una abundancia insospechable. Se trata en primer término de la
alta cúpula dirigente del régimen, quienes, tras la mampara de su privacidad,
están abundantemente abastecidos de los más apetitosos manjares y disponen de todo
tipo de medicamento y los servicios médicos de calidad, así como todo tipo
productos de diversa índole y residen en lujosas mansiones inalcanzables para
el ciudadano común.
El otro sector es el de los extranjeros, quienes viajan de turistas a Cuba
hospedándose los hoteles y hospedajes turísticos, los cuales tienen acceso a
una variedad de alimentos inaccesibles para el pueblo. Algo que es cónsono con
la política de atraer divisas al país a través de la industria del turismo,
cuyos réditos se reparten entre el estado, los inversionistas dueños de hoteles
extranjeros y la alta cúpula regente de la dictadura.
Mientras, en dramático contraste, la mayoría del pueblo cubano recibe tan
solo migajas con la libreta de racionamiento que le impone el régimen, los
altos jerarcas celebran y se nutren con suculentas comelatas. Mientras el
pueblo carece de medicinas y se les atiende en hospitales que carecen de asepsia
y los pacientes tienen que llevar su propias sabanas y comidas cuando son
hospitalizados, los altos jerarcas son atendidos en hospitales como el CIMEC
que cuenta con los más modernos y avanzados equipos y están surtidos de todo
tipo de medicamentos. Mientras los cubanos de a pie se les están cayendo sus
viviendas encima y son comunes los derrumben de edificaciones en el país por la
imposibilidad de darles mantenimiento y/o por el estado ruinoso en que se
encuentran sus maltrechos hogares, los minoritarios altos dirigentes de la
dictadura viven en suntuosas y lujosas mansiones en barrios exclusivos del
país.
De hecho, en Cuba hay fábricas de enlatados de alimentos cuyos productos
nunca los puede adquirir el pueblo, pues están vedados para este, y hasta
muchos cubanos desconocen que existen, porque son solo para exportación y cuyos
ingresos son distribuidos entre el estado totalitario, la cúpula gobernante y
los inversionistas dueños de esas industrias.
Tal discrimen alimentario, en medicinas y servicios médicos-hospitalarios y
en productos de primera necesidad constituyen una violación de los derechos
humanos de los ciudadanos cubanos por parte de la alta cúpula dictatorial que
controla el poder en Cuba, ya que el artículo 25 inciso 1 de la carta de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas expresamente establece que: “1. Toda persona tiene derecho a un
nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el
bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la
asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a
los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros
casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias
independientes de su voluntad”.
La solución de la crisis alimentaria en Cuba está condicionada a que se
produzca un radical cambio político en el país, cuando una vez erradicado de
raíz el régimen totalitario, bloqueador de las libertades y del verdadero
bienestar del pueblo, se edifique en el país una sociedad justa, “con
todos y para el bien de todos” los cubanos como nos enseñara el Apóstol
José Martí, bajo un sistema democrático pluripartidista, participativo e
inclusivo de todas las corrientes del pensamiento político, social y económico
del país, dentro del marco de un estado de derecho basado en el respeto a las
libertades y los derechos humanos, implementándose una política de desarrollo
económico sostenido basado en una economía de libre mercado y libre empresa y desarrollándose
además, una política de bienestar social para todo el pueblo y en donde los
trabajadores cubanos reciban salarios dignos y justos que garanticen plenamente
su mantenimiento y el de sus familias. O sea, una patria con vida digna y
libertad para todos los cubanos.
San Juan, Puerto Rico 12 de agosto de 2022