domingo, 6 de noviembre de 2011
EL DESTINO DE LOS TIRANOS
EL DESTINO DE LOS TIRANOS
Por: Lcdo. Sergio Ramos
Las calles de Trípoli, Bengasi y otras ciudades de Libia se llenaron de júbilo. Incrédulos, alegres, esperanzados el pueblo libio observaba las imágenes de aquel feroz tirano que por cuatro décadas los oprimió con puño de hierro. Veían con espanto las imágenes dantescas de las fosas comunes atiborradas de miles de huesos de las víctimas de Moamar Ghadafi. Otros mas curiosos, se acercaron a ver el cadáver del dictador para cerciorarse de que por fin se había hecho justicia al pueblo. Libia retornaba a la libertad.
Hace unos años atrás, aquel mismo pueblo circulaba por las calles atemorizado, cuidándose de los esbirros del despiadado tirano. Nadie hablaba, nadie protestaba, todos obedecían. La radio, la televisión y la prensa solo publicaba los “logros” del régimen y daba loas al omnipresente tirano. El pueblo dormía inoculado con la droga del miedo y la propaganda. Ghadafi parecía invencible, omnipotente, omnipresente…eterno.
Nadie pensaba que aquel pueblo dormido y amedrentado un buen día dijera ¡basta! Y se levantara reclamando la libertad conculcada. Los ojos del mundo, asombrado, vieron como aquel pueblo, --- hombres, mujeres y niños ---, se lanzaba a las calles, para luego ver espantados, la cruel represión del dictador y sus allegados, aferrados a toda costa a su poder y sus riquezas; pero para mayor asombro, también los vio como aquellos ciudadanos, sin adiestramiento ni preparación militar, respondían a la violencia del tirano tomando las armas y se enfrentaban al poderoso ejército del dictador, y como los derrotaba ganando día a día mas terreno libio para la libertad.
No es la primera vez que tales hechos ocurren en la historia de la humanidad. Los reyes absolutos de Francia del Siglo XVIII lucían eternos e inexpugnables, y un buen día el pueblo francés cansado de tanta injusticia se alzó contra ellos, los derrocó y estableció un nuevo orden de libertad, fraternidad e igualdad.
Cuba no es, ni será la excepción. Ningún tirano es eterno, ni su régimen invencible. El país lleva más de cincuenta años regido por la tiranía implacable de los hermanos Castro. Ellos han convertido al país en su finca privada y al pueblo en sus esclavos, a base de propaganda y miedo.
Pero dentro de ese pueblo cautivo, esta la chispa de la libertad, que será esparcida el día menos pensado, de súbito y sorpresa como ocurrió en Libia y en Francia, cada cual en su tiempo. Ese mismo pueblo será el que dará al traste con los tiranos Castro y su pandilla. Y un día, el menos pensado, ese mismo pueblo, envuelto en júbilo e incredulidad verá la imagen de sus opresores como los libios vieron la imagen última de su ex-tirano.
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